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El Betis se enreda en los empates (1-1)

Valladolid-Betis | La crónica

Los verdiblancos enlazan su sexta igualada seguida al perdonarle la vida a un tembloroso Valladolid y desaprovechan la ocasión de cazar a la Real Sociedad, quinta en la tabla

Marcaron Aitor Ruibal y Weissman

Canales centra raso ante dos jugadores del Valladolid. / R. García (Efe)

Como en una final mundial entre Grandes Maestros del ajedrez, el Betis no para de encadenar tablas. Una tras otra. Hasta seis lleva con la igualada que firmó en el Nuevo Zorrilla ante un tembloroso y descompuesto Valladolid que deambula al borde del desfiladero. Aitor Ruibal convirtió un contragolpe al inicio de la segunda parte y ahí, en el tramo posterior a ese gol, los verdiblancos debieron finiquitar el pleito, cortar su gris dinámica y situarse a la altura de la Real Sociedad, quinta en la tabla. Pero falló con la puntilla el Betis y le dio al enemigo la suficiente vida para empatarle.

Ese punto, que pesa mucho menos que los que arrancó ante Athletic o Real Madrid, lo lleva a mirar de reojo a los que lo persiguen, Villarreal y ese Granada que se presentará dentro de dos lunes en el Benito Villamarín con los colmillos afilados. Y sin Mandi ni Fekir en la hierba. Aún queda que remar en este mayo para llegar a ese puerto de la Liga Europa.

El Betis, definitivamente, no vuela ya con la soltura y el peligro que lo llevó a tomar altura desde aquel derbi de principios de año en Heliópolis. Los jugadores béticos no paran de recordar ante los micrófonos y grabadoras aquel partido de rivalidad como punto de inflexión, pero mientras se regocijan en esa incuestionable mejoría, no reparan en que el grupo va perdiendo altura, poco a poco, enredado en esa ensalada de empates.

Los motivos están en el propio desempeño de muchos de los actores principales. Fekir, Canales, Guido y Borja Iglesias, puntales en este 2021 trufado de momentos felices para el bético, han bajado sus prestaciones en la recta final. Cuando el margen de error se estrecha.

La línea descendente de sus puntales se reflejó en una decepcionante primera parte en la que apenas pasó algo sonoro en ataque. Hasta el descanso, el Betis jugó con ese ritmo cansino que tanto lastró su trayectoria liguera en la primera vuelta. Sin capacidad de desborde y sin exigir a un Valladolid cogidito con alfileres, con dos centrales dubitativos como Javi Sánchez y Al-Yamiq más otro, Joaquín, oficiando, o tratándolo, de medio centro.

Con Guardado de nuevo junto a Guido, Canales volvió a jugar más arriba, intercambiando su posición con Aitor Ruibal o con Fekir. Pero no halló el cántabro socios dinámicos para engarzar el juego hasta el portero Roberto. Emerson y Miranda se dejaron ver poco arriba, Fekir no batió esta vez líneas con sus conducciones y arriba, Borja recordó a ese jugador de espaldas a todo que tanto desesperó. Sólo apareció en una incursión de Canales por la izquierda, a la contra, que resolvió el ariete gallego con un tiro alto (36’), dos minutos antes de que le anularan un gol por claro fuera de juego de Miranda en su arrancada por la siniestra (38’).

El Valladolid tampoco es que fuera el Brasil del 70, pero ya avisó a los 11 minutos con un gol que sólo la aguda visión del VAR invalidó. Al tocar Roque Mesa de espaldas, antes de la apertura de Míchel a Óscar Plano y el remate de Weissman, un tacón del canario estaba ligeramente más adelantado que el último defensor bético. Pero ni siquiera esa dulce corrección espoleó a los béticos.

Manuel Pellegrini no movió ficha en el intermedio para dinamizar el juego verdiblanco. Tello siguió en la grada con la mascarilla. De hecho no ingresó en la hierba hasta el minuto 79. Se está habituando el extremo catalán a salir con un margen muy angosto para cambiar el signo de los partidos.

La apuesta de Pellegrini por la continuidad la hicieron buena Miranda y Aitor Ruibal poco después de la reanudación, en el 48. El central Javi Sánchez salió de su zona para intentar cortar el inicio de un contragolpe, el pivote Joaquín debió relevarle atrás y en ese reajuste, con todo el Valladolid basculado hacia la izquierda, el Betis se encontró con una autopista. Miranda avanzó y con una serenidad impropia de su juventud sirvió un balón que al portero Roberto le pareció más inocuo de lo que realmente era, pues el lateral vio la incorporación desde atrás de Ruibal, que alargó su pierna derecha para anticiparse al arquero cuando éste se disponía a embolsar la pelota.

Ese gol le dio la llave del partido al Betis. Pero el equipo la perdió en algún rincón del Nuevo Zorrilla. Su impericia para aprovechar varios contragolpes nítidos fue la clave para no traerse de vuelta a Sevilla tres puntos que le hubieran dado mucha confianza en la lucha por la quinta plaza y serenidad para recibir al Granada.

Al minuto del 0-1, los béticos no acertaron a resolver un peligro barullo en el área pucelana. Estaba grogui el Valladolid. También Canales malogró la suya tras otra galopada impetuosa de Aitor Ruibal (58’) y en la siguiente acometida, Fekir, acaso en su única acción realmente peligrosa del partido, ganó la línea de fondo y colgó un balón atrás que a punto estuvo de embocar a gol Emerson, un lateral que, aparte de muy profundo por su banda, cada vez asoma más y mejor en zona de remate para los centros laterales.

Tras el gol de Ruibal, el entrenador local, Sergio González, cambió casi a medio equipo. Entraron Janko por el lateral Luis Pérez, Kiko Olivas por el central Javi Sánchez, Fede San Emeterio por el medio Joaquín y Jota por el medio Míchel. Mientras, Pellegrini daba entrada a Joaquín por Guardado y retrasaba a Canales.

Más por ímpetu y ganas en los balones divididos que por fútbol, el Valladolid fue volcando el juego hacia el área de Claudio Bravo y el rudimentario acoso era una evidencia pasada la hora de encuentro. Janko y Olaza se asomaron ya por las esquinas y en una acción del último con Orellana, el ex céltico colgó un centro al corazón del área en el que volvió a aparecer Weissman. Como en el gol anulado, el israelí se adelantó a Miranda (68’).

Y ahí se le fue la victoria al Betis. De nada le sirvió a Joaquín asumir su liderazgo y trenzar el corto en su rincón predilecto junto a Emerson y Fekir. Sólo hubo ocasión para el 1-2 en un buen balón de Mandi a la testa de Loren, que cabeceó alto (87’).

Todo acabó en dos torpes amonestaciones, la primera al central argelino por protestar y la segunda a Fekir por sacar en corto una falta tras la petición de barrera, que les impedirá jugar en el partido ante el Granada. La ristra de empates, hasta seis, ha cargado de tensión esa cita. Necesita salir el Betis de ese enredo de igualadas para acercarse con paso decidido a Europa.

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