El Betis custodia un valioso punto en Villarreal (1-1)
Villarreal-Betis | La crónica
El equipo de Pellegrini valora el empate, que eleva a cinco su ventaja sobre el postulante Villarreal al sumar el ‘average’
Borja Iglesias aprovechó un fallo de Pepe Reina y luego el VAR validó un ajustidísimo gol local
Pellegrini: "Este punto es casi como una victoria"
Así jugaron los jugadores del Betis
El Betis arrancó un empate de Villarreal muy cotizado, de un gran peso específico, pues no sólo evita que el sexto clasificado se le acerque a un punto, sino que eleva a cinco su ventaja sobre ese submarino amarillo que, de la mano de Quique Setién, parece fabricado de puro plomo, tal es la pesadez que inspira su juego.
Pudieron ser tres puntos de oro molido si el VAR no sorprende como sorprendió y anula el gol del empate del Villarreal, que llegó tras un ajustadísimo fuera de juego que, viendo la captura del monitor, lo pareció. Jaime Latre, siempre controvertido cuando arbitra desde la sala, sacó la escuadra y el cartabón y, tras unos minutos de suspense, concedió el empate en el minuto 55, después de un centro del joven Ramón Terrats que desvió a la red, a bote pronto, Yeremi Pino. El canario, en una foto finish de una final de los 100 metros, hubiera parecido la medalla de oro. Pero el videoarbitraje decidió darle la presea dorada a él y al último defensor bético. Cosas veredes.
En la recta final, Manuel Pellegrini, zorro viejo, insistía a los suyos en enfriar el juego, dejar que se desgranaran los últimos minutos. Vio que el tren del partido se le fue al Betis en la segunda parte tras una primera de superioridad, dentro de un choque que voló a menos altura de la que sugería en las vísperas.
No tuvo mucho tiempo el entrenador chileno para preparar esta importante cita ante un rival directo que pretendía meterse de lleno en la lucha por las plazas de Liga de Campeones. Poco más de 48 horas antes de que Ortiz Arias ordenara que la pelota eche a rodar, la expedición verdiblanca había aterrizado en San Pablo procedente de Manchester. Y el crecimiento y la madurez de un equipo de rango europeo se refleja en su capacidad para ir alternando el frente continental con el doméstico. Para mantener un nivel competitivo y asimilar la acumulación de esfuerzos. Y este Betis de Pellegrini, también ahí muestra que va cogiendo cochura. Y tamaño.
El sagaz entrenador bético le da cada vez más cancha al canario Ayoze, cuya chispa, astucia y verticalidad ya le está dando cosas al frente del ataque verdiblanco. Y lo alineó bajo un 4-4-2 junto a Borja Iglesias para apretar lo más arriba, hostigar a Pau Torres y a los veteranos Albiol y Parejo, quien asumía muchos riesgos en el inicio del juego desde muy atrás.
Por detrás de la pareja de delanteros, Canales por dentro junto a Guido, Guardado como interior izquierdo invitando a Miranda a tirar para arriba, y por la derecha, Rodri con su proverbial vocación para tirar hacia dentro por su condición de zurdo, abriendo a su vez la vía a las subidas de Aitor Ruibal.
El dibujo verdiblanco se le atragantó al Villarreal de Setién, en el que los extremos, Chukwueze y Yeremi Pino, apenas ganaron alguna pelea a Miranda y Aitor Ruibal. De hecho, los laterales béticos fueron más atacantes que defensores en ese primer tiempo de superioridad verdiblanca, donde sólo faltó que Borja Iglesias se adelantara a Raúl Albiol en un envenenado centro de Miranda (16’). Con meter la punta del pie, hubiera sido gol.
La noticia más inquietante para el Betis hasta el descanso sobrevino en esa zancadilla de Guido a los seis minutos que lo llevó a ver una amonestación muy peligrosa. Pero la mayor intensidad del equipo que esta vez vistió de azul y blanco lo llevó a quitarle la pelota al Villarreal. Guido, Guardado y Canales amasaron el juego ante un enemigo plano, en el que sólo la frescura del joven y recién llegado Terrats sacaba de la atonía a los suyos.
Faltaba que le cayera alguna clara a Borja o Ayoze. O que Canales y Rodri irrumpieran. Y fue el extremeño quien se atrevió a probar suerte en una de sus características maniobras cuando arranca desde la derecha: recorte hacia dentro y centro con la rosca hacia dentro o tiro. Eligió chutar y Pepe Reina lo cargó de razón a pesar de que su lanzamiento iba muy centrado y sin aparente peligro. El veterano portero no blocó, dejó una pelota suelta muy cerca de la línea de gol y Borja Iglesias alargó la pierna. Llegó antes que Foyth, que tocó también el cuero, aunque sólo para desviar levemente su camino hacia el fondo de la red (38’).
Al filo del descanso, Aitor Ruibal y Rodri arrancaron la moto por la banda derecha y sólo Terrats evitó que el Betis se fuera al intermedio con un 0-2 que, visto el decorado, hubiera sido concluyente aun con la mejoría, relativa, de los amarillos tras el descanso.
El Villarreal dio el forzado paso adelante y si otras veces el Betis de Pellegrini se ha resistido al sometimiento y se ha cuidado de ceder metros, en esta ocasión, ya conPaul por Guido, no fue así. Se encastilló demasiado cerca de Rui Silva. Y aunque Pezzella siguió sin temblar, cortando todo lo que le llegaba, y Víctor Ruiz también se hacía dueño de su zona, que el balón circulara tanto por el balcón del área sólo podía llevar malas noticias al nido bético.
De hecho, el controvertido empate de Yeremi Pino llegó pronto. Y aunque Pellegrini buscó más salida con Luiz Henrique, Juanmi y Willian José, el Villarreal lo llegó a someter con más gente que ideas. Rui Silva atajó ante Terrats, luego salió ante Chukwueze, mientras Pezzella y Víctor Ruiz permacieron firmes, enhiestos. Morales acertó muy al final (88’), pero en la jugada hubieron dos fueras de juego a falta de uno. Ahí, Jaime Latre se tuvo que guardar su escuadra y su cartabón.
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