La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El rey brilla al defender lo obvio
Betis
Sevilla/Joaquín Sánchez, capitán del Betis para siempre, vivió ayer una noche que nunca olvidará. Un cúmulo de sensaciones en un domingo 4 de junio para la historia del club de Heliópolis, pues el portuense, mito infinito, disputó su último partido oficial.
Así, nada más saltar al terreno de juego, las lágrimas inundaron sus ojos al ver un tifo y escuchar el himno. "Gracias, capitán. Joaquín Sánchez, un mito con arte. 14 temporadas", se pudo leer en la gran pancarta en Fondo. Y mientras saludaba a los jugadores del Valencia, Joaquín siguió con los ojos llorosos, aunque ya antes del comienzo del choque, a la salida del hotel habitual de concentración, a la llegada al estadio y al saltar al entrar al campo a calentar, el 17 recibió el cariño del beticismo y de los 600 aficionados del Valencia desplazados a La Palmera.
Antes del partido, Joaquín pudo saludar a Marcos Assunçao y Denilson –junto con Edu estarán los tres en el partido de despedida–, abrazando a ambos en la banda. Ya con el partido avanzando se llegó al minuto 17 y la afición coreó el nombre de su ídolo: "¡Joaqui, Joaqui!". Además, con la titularidad, Joaquín alcanzó ya a Zubizarreta como jugador con más partidos disputados en la máxima categoría del fútbol español (622).
Las lágrimas volvieron a aparecer en Joaquín antes de que comenzara la segunda mitad. Mientras los equipos esperaban el pitido de Alberola Rojas, la hinchada bética volvió a emocionar a su capitán con sus cánticos. "¡Oh, capitán!", se pudo escuchar mientras su ídolo se secaba los ojos. El 17 agradecía a la grada, con los brazos en alto, el cariño mostrado. Lágrimas y más lágrimas...
Del minuto 17... al 55, momento en el que se escuchó lo siguiente por parte del speaker del Betis: "Eterno capitán, hoy han venido a verte en tu último partido oficial 54.087 espectadores. Muchas gracias a la mejor afición del mundo". De nuevo, otra vez el "¡Joaqui, Joaqui!" por parte de la parroquia local. Y del 55 al 60, el momento del adiós, o más bien del hasta luego, porque Joaquín nunca se irá. En ese minuto, ovación espectacular y de nuevo otra vez el nombre del portuense coreado por la grada antes de dejar su sitio a Rodri, aunque antes se despidió de sus compañeros, uno por uno, y besó el césped del Villamarín en un momento espectacular.
"Y después del partido no nos vamos", anunció el videomarcador del Villamarín antes del final del encuentro. Ni un alma se movió del feudo heliopolitano, al que Joaquín dio la vuelta de honor, la vuelta al ruedo como los grandes toreros, casi como queriendo agradecer una a una a todas las personas el apoyo y el cariño brindados en sus 14 temporadas vistiendo de verdiblanco. No se cortó la coleta, pero sí colgó las botas. Y como los buenos toreros, en el centro del campo, hizo un saludo al tendido antes de posar con sus compañeros con esa marca de los 622 encuentros.
Rafael Gordillo, el otro gran mito en verdiblanco, bajó al césped para fundirse en un sentido abrazo con Joaquín, al que casi no le quedaban lágrimas ya cuando pasaba por un pasillo de honor que sus compañeros le prepararon antes de ser manteado. Las lágrimas del césped pasaron a la grada también, donde su hinchada despedía por penúltima vez a su gran capitán bajo una gran luna llena. Gracias, Joaquín, mito infinito.
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