Hugo Galera, presidente y opositor

Betis | Obituario

Fallece en Sevilla Galera Davidson, presidente del Betis entre 1989 y 1992

Fue el más crítico contra Manuel Ruiz de Lopera

Hugo Galera frente al pacto

Hugo Galera Davidson.
Hugo Galera Davidson. / Juan Carlos Muñoz
Samuel Silva

24 de abril 2020 - 21:53

Sevilla/Con la honestidad por bandera. Así llegó a su final Hugo Galera Davidson, que dirigió al Betis desde el 11 de julio de 1989 a junio de 1992, y falleció ayer en Sevilla a los 82 años tras pelear contra una larga enfermedad. Hugo Galera nació en Tenerife, a donde su padre se había trasladado tras ser desterrado por la dictadura de Primo de Rivera, aunque la mayor parte de su carrera profesional la desarrolló en la capital hispalense. Catedrático de Anatomía Patológica, tras formarse en Granada, Madrid, Boston o Londres, o presidente de la Real Academia de Medicina de Sevilla, Galera fue un hombre inquieto y que estuvo al pie del cañón de su querido microscopio hasta casi el final de sus días.

Vinculado al Betis desde finales de los años 70 como miembro de su directiva y con un papel muy relevante en la Comisión Organizadora de los actos de su 75 aniversario, Hugo Galera accedió a la presidencia, para la que había sido candidato en 1987, en julio de 1989, después de que Gerardo Martínez Retamero tuviera que renunciar a la misma tras aquel descenso ante el Tenerife.

Galera, que recogió un Betis en plena economía de guerra, se rodeó de una Junta Directiva de fieles, entre los que se encontraban algunos de los que después lo acompañarían años después en la plataforma Béticos por el Villamarín (BxV).

Hugo Galera habla por teléfono, con Emilio Soto justo detrás.
Hugo Galera habla por teléfono, con Emilio Soto justo detrás. / Juan Carlos Muñoz

"Se ha actuado con sentido común, sensatez y honradez en todo momento", indicó Galera en una entrevista realizada en aquellos primeros meses de mandato, en los que conseguiría el ansiado ascenso a Primera. Poco duró la alegría de ese Betis que debía solventar acuciantes problemas económicos y que regresó a Segunda al año siguiente. En 1991, y por esas dificultades que atravesaba la entidad verdiblanca, Hugo Galera accedió a la entrada de Manuel Ruiz de Lopera en su Junta Directiva, una decisión de la que se arrepentiría hasta el final y que lo llevó a convertirse en el principal opositor de Lopera incluso cuando éste gozaba aún del favor de los béticos.

Conocidas son las malas artes que Galera recibió en aquellos tiempos, con descalificaciones en público o aquella encerrona en el Hotel Los Lebreros, pero eso sólo sirvió para que el catedrático redoblara sus esfuerzos en pos de desenmascarar el verdadero rostro de Lopera.

Hugo Galera junto a Juan Salas Tirado.
Hugo Galera junto a Juan Salas Tirado. / Juan Carlos Vázquez

Para esa batalla, Galera, su principal referente, y otros ex directivos y accionistas del Betis crearon BxV en 2006, aunque la plataforma ya se había venido gestando desde 2004, para denunciar tanto el proceso de adquisición de acciones que llevó a cabo Lopera como su posterior gestión en el Betis.

Inteligente y apasionado en la defensa de sus ideas, con esa elegancia inglesa heredada de su madre, Hugo Galera se mostró siempre firme en sus convicciones y en sus lealtades. Defendió a los suyos hasta cuando no estaba del todo de acuerdo en sus conductas como ocurrió con Rafael Salas y su candidatura a presidir el Betis.

Su indesmayable esfuerzo, una cualidad que demostró tanto en su trayectoria profesional como en los avatares del Betis, fueron parte activa para el adiós de Lopera a la entidad heliopolitana, aunque a él no le bastó con esa cuestión. Su rechazo al pacto con Lopera y Luis Oliver en julio de 2017 lo llevó a mantener las acciones judiciales contra ambos y a un distanciamiento con los actuales dirigentes, por más que en los últimos tiempos se hubieran limado asperezas. "Estamos en un escenario semejante al del 92, con pequeñas diferencias. Es quedarse con el Betis", dijo en una conversación con este periódico en julio de 2017 en la que se mostró en contra de ese pacto. "No es una pugna personal. Yo no quiero ser gallo de pelea, a mí lo que me queda es el cajón de madera. No voy a sacrificar el Betis por una guerra de Galera y Lopera", añadió antes de mostrarse desconfiado ante el reparto de poder que se venía preparando en el Betis, esa obra inacabada de su vida y del que se implicó hasta el final como uno de sus principales accionistas.

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