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El Betis y Europa, la ilusión torna en incertidumbre

Análisis

El retorno al Viejo Continente empieza a complicarse para un Betis que refleja en el campo el bajón de Pellegrini y las carencias tan evidentes que tiene el plantel

Betis: Sigue la fragilidad defensiva

Manu Fajardo, sobre el mercado de verano

Pellegrini, en un momento del partido en Montilivi. / Siu Wu / Efe

Sevilla/La cuarta derrota seguida del Betis dejó una desazón importante en el aficionado. Sobre todo, porque los síntomas de mejoría no aparecen por ningún lado. El problema de fútbol, de juego, es evidente. Pero no de ahora, sino de mucho tiempo atrás. De aquel equipo Betis que arrasaba a los rivales a comienzos del año de la conquista de la Copa se pasó al de la portería a cero y a enchufar alguna ocasión arriba fruto de la calidad existente, pero hasta la fragilidad defensiva se ha perdido.

El Betis de Pellegrini ha dejado de ser un equipo fiable. No domina las áreas. En Gerona encajó otros tres goles y arriba tuvo efectividad aprovechando dos regalos del rival, pero apenas generó nada y lo que generó salió todo de las botas de un Isco cuya diferencia de nivel con respecto a la media del equipo es abismal –no se aburra, mago–.

PELLEGRINI Y EL CLUB

Pellegrini anda bastante perdido en la toma de decisiones. Sigue insistiendo en la titularidad de Fekir, en minutos para William Carvalho, en Abner, en Rodri, Guido sólo para sostener un medio campo como el del Girona tan creativo, las lecturas y cambios durante los partidos... Hasta en su discurso en sala de prensa se echa en falta más hambre, más exigencia. Pero, ¿dónde está esa figura de club que lo aconseje a gestionar momentos como el de ahora? ¿Quién baja el vestuario? ¿Quién le pone las cartas sobre la mesa? ¿Hay miedo a plantearse un cambio de entrenador? ¿Hay club? Y es que el chileno sigue siendo un buen paraguas para la dirigencia y más viendo los precedentes en los banquillos antes de su llegada... Pellegrini o la nada, ésa es la sensación ahora mismo.

LA PLANIFICACIÓN

Pero como en todo trabajo en equipo –¿o en las malas ya no es trabajo en equipo?– no sólo se analiza al entrenador, sino también la planificación, la de verano y la de invierno, el trabajo del club. Quitando algunos buenos ratos de Fornals, del Chimy se ha visto ya sus dos versiones y Bakambu sigue aún en la enfermería, a donde ha entrado precisamente el argentino. La planificación de la próxima temporada requiere de cambios y muy profundos: jugadores en fin de ciclo, cuatro laterales, otros tantos centrales... Pero eso es hablar del futuro. El presente ahora es el Celta y mirar antes de reojo a esa final de Copa para que esas opciones europeas que tiene el Betis alivie algo una campaña que ha transcurrido de decepción en decepción. Decepción en la Copa, en la Europa League y ridículo histórico en la Conference League.

Isco protege el balón ante Eric García. / David Borrat / Efe

LA IDIOSINCRASIA

Parecía que aquellas victorias de Cádiz y en Heliópolis ante el Athletic habían eliminado tales borrones. De nuevo, felicidad desbordada. Todo olvidado ya, como si esos borrones europeos y en la Copa no hubieran existido. Pero eso merece un capítulo aparte. Esa mentalidad e idiosincrasia tan dañina sigue aún bien apegada al Betis. Da igual que sea el año 2024, es cíclica. Tan cíclica como esa sensación de que los buenos ciclos del Betis siempre son cortos. No hay continuidad en el tiempo. Un título cada un montón de años y vuelta a lo mismo de siempre. Y así una vez, otra y otra...

ECONOMÍA Y SABER ESTAR

Ya veremos cómo acaba esta campaña. Una campaña para cuya conclusión faltan ocho encuentros. Ocho partidos para intentar conseguir el objetivo de conseguir una plaza europea. Objetivo que se ve difícil en estos momentos, pero de una importancia vital. Ya no sólo deportivamente, sino a nivel económico. Esa economía que llevó a una ampliación de capital que ya veremos si se acaba produciendo o al final no es necesaria fruto de ese poder establecido que se alimenta de la compra de acciones. Más y más acciones, más y más poder y eso, a la misma vez, menos y menos Betis de los béticos, por no decir que ni rastro de éste queda ya. Tan poco rastro como a nivel institucional por parte del club de Heliópolis en el responso y último adiós al ex presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera. Guste su figura o no, una institución deportiva como la de Heliópolis debe estar siempre por encima de todo y de todos (feo detalle no lucir brazaletes negros en Girona), pues el camino del rencor no es el correcto. Al igual que el del acomodamiento volviendo al plano deportivo. Y es que mal asunto sería volver a los tiempos de la paciencia y el dejen trabajar. El Celta ya está aquí.

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