Betis: Chimy Ávila, menos revoluciones y el tatuaje de la Macarena
Real Betis
El argentino confía en bajar sus revoluciones sobre el campo para evitar tarjetas y adaptarse "al buen juego" del equipo
Chimy Ávila cree que puede aportar las revoluciones de su juego al Betis, porque "siempre" va "al máximo" por su manera de entender el fútbol como "esa hermosa locura", aunque es consciente de que tiene que bajarlas "un poco" y adaptarse "al buen juego" del conjunto de Manuel Pellegrini.
El argentino reflexionó en los medios del club bético sobre sus primeras impresiones en un club con el que ha firmado en el pasado mercado de invierno hasta el 30 de junio de 2027 y al que ha llegado procedente de Osasuna, por una cantidad cercana a los seis millones de euros. El punta rosarino, de 30 años, reconoció que pronto se ha sentido identificado con una afición que ya ha coreado su nombre tras el gol que marcó la pasada jornada al Athletic, lo que, según dijo, le puso "los pelos de pollo".
El Comandante, apodo que le puso su hija por analogía con los del ejército argentino en la Guerra de las Malvinas contra Inglaterra, dijo que los béticos ya saben que está "un poco como una cabra" y que va "siempre al máximo", aunque matizó que la madurez le servirá para medir y evitar tarjetas. "Con la calidad de jugadores que tenemos, sé que tengo bajar un poco la revolución y adaptarme al buen juego que tenemos dentro del campo. Podré aportar un poco de locura, que es lo importante y dejar en cada balón lo que identificó siempre al Chimy Ávila. Yo por perdida no doy ninguna pelota y a quien toca un compañero mío, ahí estaré", afirmó. Ilustró su afirmación de que "jugar con esta clase de jugadores te facilita mucho las cosas", con el pase que recibió de William José para anotar su tanto ante el Athletic, que "fue el 95% del gol", o con Fekir, "que tú piensas que no te ha mirado y él ya te ha visto antes de que tú te des cuenta".
Chimy Ávila se ha encontrado en Sevilla con devociones religiosas que ya traía, como la de Jesús Cautivo de Málaga, que lleva en sus espinilleras y que le llegó por medio de su representante, Jorge Bilich, desde los años en los que el punta jugaba en el Huesca. Además de Jesús Cautivo, devoción también de la Semana Santa de Sevilla en el barrio del Tiro de Línea, el Chimy se confesó asimismo devoto de la Virgen de la Esperanza Macarena, como el segundo de Manuel Pellegrini y compatriota del rosarino, Rubén Cousillas. Conocido por los muchos tatuajes que tiene, el Chimy Ávila señaló que lo próximo que se va a tatuar "es la Macarena y el Cautivo", que ya tiene "el lugar elegido" y que el momento lo elegirá él.
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