Manuel tiene un duro trabajo por delante (1-1)
Real Betis - Cádiz | La crónica
El Betis repite el mismo resultado contra el Cádiz que en su arranque ante el Mallorca y refleja en el campo las mismas virtudes y también los defectos
Fekir tiró de los suyos en el ataque, pero la defensa fue feble
Segundo partido del Betis 2021-22, idéntico resultado y unas sensaciones muy similares por mucho que la escuadra de Manuel Pellegrini trazara un camino diametralmente diferente. Guiados por un Fekir tremendamente comprometido, los verdiblancos debieron sumar los tres puntos, pero a nadie de los casi 24.000 presentes y de los que lo vieron por la televisión le hubiera extrañado absolutamente nada que hubiera sido el Cádiz quien se hiciera con todo el botín. Así que las tablas no pudieron ser más justas en el cómputo global de todo.
Porque este Betis tiene un problema, al menos en sus dos primeras comparecencias ligueras y es que es tan fuerte arriba como endeble en las zonas más traseras. Fekir, sobre todo, y compañía son capaces de coquetear con el gol en todo momento, trazan jugadas, tienen movilidad, no les falta, para nada, la calidad en los remates… Hasta ahí todo bien, lo ideal para un entrenador, pero atrás todo se complica.
Este equipo que trata de ahormar Manuel para solaz de los béticos no sólo sufre sobremanera en todos los empellones del rival, ya sea el Mallorca o el Cádiz, que no son precisamente los dos más fuertes de la máxima categoría en el aspecto atacante, sino que, además, se empeña en facilitarles los caminos al adversario. Fue así en el penalti que puso por delante a los gaditanos, pero la sensación de inseguridad fue una constante hasta el minuto 95 cuando arrancó Espino y fue capaz de poner un centro cargado de peligro en la apariencia. Nadie fue capaz de seguir al lateral uruguayo, ni los que estaban ya cansados en esa fase del juego con razón ni los que habían entrado de refresco, paradójicamente todos los que ocupaban esa banda en ese minuto 95.
El Betis es una máquina de despejar incógnitas, sin embargo, y lo es por la sencilla razón de que se empieza a acostumbrar a algo peligroso, a regalarle un gol a sus rivales en cada partido. Si en Mallorca, al menos, el equipo local necesitaba protagonizar una buena acción ofensiva, al Cádiz ni siquiera le iba a hacer falta eso. Le bastó con presionar una salida del balón de Víctor Ruiz para ponerse por delante en el marcador.
Choco Lozano estuvo listo, fue con fe y el defensa zurdo del Betis, el único que tiene la vitola de titular indiscutible en este arranque del curso, se complicó de manera innecesaria. Pérdida siendo el último hombre, el hondureño dribla a Rui Silva y éste lo derriba de forma clara en su salida. Suerte para los béticos que Pizarro Gómez entendió, con buen criterio, que difícilmente el cadista iba a llegar al balón con la curva que tenía que hacer, pues al menos todo se saldó con amarilla y penalti. Mucho peor hubiera sido una expulsión del portero con tanto tiempo por delante.
Negredo transformaba en el segundo intento y al Betis se le ponía otra vez la cosa más o menos complicada. El guión iba a ser el mismo, de cualquier manera, un dominio incesante sobre un equipo al que Álvaro Cervera le inculca básicamente conceptos defensivos. Los hombres de Pellegrini, con Guardado en el eje central junto a un Canales que trataba de que la escalera se subiera escalón a escalón, no se descompusieron y trataron de buscar a Rodri, Fekir y Juanmi para quitarle las referencias a los forasteros.
Y no tardaría en llegar la igualada. Acababa de avisar Juanmi, al que Ledesma le evitaba el empate, y en esa misma jugada, en el córner, lanzamiento perfecto de Fekir, un Édgar que va mucho mejor por arriba en ataque que en defensa, devuelve el balón a la zona caliente para que Juanmi, una vez más, demuestre que es el más listo de la clase. El Betis estaba como al principio en el ecuador de este primer acto.
Era cuestión, a partir de ahí, de tener paciencia, de no descomponerse, de no regalar ocasiones de gol. ¿Dicho y hecho? Para nada, Tomás Alarcón, el eje de cierre, se iba a plantar solo delante de Rui Silva y por suerte su disparo se iba al poste. Como también se le iría con posterioridad a Fekir otra al mismo sitio, en la portería contraria, después de una prometedora jugada del francés.
Todo acababa con igualada en el tiempo de reponer las fuerzas, algo muy necesario a la vista del calor, que 30 grados son 30 grados para jugar al fútbol a esa hora, y también del fuerte ritmo de unos futbolistas contagiados, sin duda, por el ruido que les llegaba desde la grada, en forma de apoyo para los locales y de intimidación para los visitantes.
La segunda mitad iba a arrancar con toda la mecha encendida. Canales debió marcar el gol que lo desnivelara todo tras un jugadón espectacular de Fekir, pero el cántabro, con todo a favor tras el rechazo de Ledesma, le pegó arriba cuando lo más fácil parecía celebrar el 2-1.
El Betis había salido con fuerza, Miranda rozaría un tanto en un libre directo que le dio la razón a sus galones en el lanzamiento y todo parecía a conducir a un triunfo cómodo de los anfitriones. En absoluto, desde ese momento comenzaron los avisos cadistas. Primero, el Choco, después Salvi desde la frontal, un centro raso de Espino que provocaba también inquietud. Era evidente ya que la propuesta bética está cargada de pólvora arriba, pero también es un bizcocho para el rival, al menos de momento, sin Guido y sin otras piezas que deben otorgar un mayor equilibrio.
La segunda mitad, por tanto, fue una continua montaña rusa, en la que el Betis lo mismo estaba arriba coqueteando con el 2-1 que sufría las llegadas fáciles de un Cádiz que jamás habrá tenido tantas llegadas a domicilio con Álvaro Cervera en la Liga Santander. Lo último fue un taconazo de Loren repelido por Ledesma antes de la incursión de Espino en el epílogo. Balance, 1-1, como ante el Mallorca y el Betis de Pellegrini deja tantas buenas sensaciones arriba como debilidades detrás. Manuel tiene mucho trabajo, sin duda.
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