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Joaquín hace magia para el Betis (3-2)

Betis-Athletic

El capitán del Betis firma tres goles en apenas 20 minutos a sus 38 años

Cada definición del portuense fue aún más precisa que la anterior

Un infantil penalti de Álex Moreno condujo a un sufrimiento inesperado

Sigue el minuto a minuto del Betis-Athletic

Joaquín festeja uno de sus tres goles ante el Athletic. / Antonio Pizarro

Mediodía de magia en el Benito Villamarín. Joaquín se puso la chistera a sus 38 años y protagonizó una exhibición digna de ser firmada por los más grandes del balompié universal. Pero es que el futbolista nacido en El Puerto de Santa María, ya no un extremo sino un jugador total, está dentro de ese elenco de elegidos por la gracia divina para tener actuaciones tan estelares como ésta. Tres goles en apenas 20 minutos, cada uno de ellos con una ejecución superior en maestría a la anterior, con toques tan precisos como sutiles, imposibles hasta para una pantera como Unai Simón.

La tercera edad futbolística de Joaquín no lo ha conducido a un estrado inferior. Es justo lo contrario, el portuense ha sabido mantener su físico intacto para sacarle todo el jugo y encima ese poso de veteranía le ha servido para mejorar en un aspecto en el que, sin ser un dejado, ni muchísimo menos, siempre tuvo algunos problemas más, como es la definición.

El capitán verdiblanco ha subido varios puntos en ese sentido y frente al Athletic se encargó de corroborarlo con una exhibición de diferentes registros, todos con la pierna derecha, por supuesto que sí. En el primero de los goles, después de un control con el pecho, se puso la capa del delantero centro puro y empaló la pelota muy arriba para ponérsela imposible tanto al guardameta como a Unai López, que intentaba tapar el máximo de portería. Nada que hacer, el uno a cero se contabilizaba en el minuto dos por esa tranquilidad que demostraba el luego trigoleador de los anfitriones para abrir el camino.

La segunda de las dianas del estelar Joaquín no tuvo nada que ver con la primera. Es una exhibición a la contra de su equipo, que parte con un fenomenal pase de Guardado para Álex Moreno, éste aprovecha su zancada para llegar al área y ahí observa que el capitán lo ha acompañado en la carrera, lo que no era fácil. Pase atrás y ya Joaquín se encarga de convertirlo en una asistencia, ahora lo llaman así en el término importado del baloncesto, maravillosa. Su golpeo con el interior a la base del poste contrario es sencillamente impresionante. Dos a cero para el Betis y el cronómetro apenas se situaba en el minuto 11.

Y no se quedaría aquí la cosa. Minuto 20, Guardado, menos protagonista porque no fue el autor material de ninguno de los goles pero igual de omnipresente en el triunfo bético, le roba un balón a Unai López por detrás para que Loren lo convierta en otra salida a la contra fulgurante. El marbellí observa la llegada de Joaquín por el costado izquierdo y lo pone de gol para que el toque del portuense sea aún más sutil que los dos anteriores. Imposible para Unai Simón, una vez más, y el Betis se colocaba con un tres a cero en apenas 20 minutos. Era para pellizcarse incluso para creerlo, pero era tan verdad como que lo reflejaba el electrónico del Benito Villamarín.

Rubi, lejos de alterar su planes por la lesión de Fekir, siguió con la misma idea y sólo realizó un cambio de pieza por pieza con Diego Lainez

Era un Betis excelentemente posicionado en el campo a pesar de la ausencia de última hora de su gran estrella, de un Fekir que se había visto afectado en la víspera por un problema muscular en los isquiotibiales. La decisión de Rubi, desde la serenidad que le otorgan los triunfos, fue no alterar para nada el plan previsto y sí tratar de colocar una pieza más o menos semejante al francés. Nada de apelar, pues, a Borja Iglesias, tal vez lo que hubiera sido lo más lógico en la teoría, y sí una oportunidad para el mexicano Diego Lainez en la búsqueda de más movilidad en la zona de arriba.

El Betis tuvo mucha movilidad en los tres hombres de arriba, tanto que Loren partía muchas veces desde la izquierda y Joaquín ejercía de ‘9’

Rubi, con el joven Édgar cubriendo campo por delante de los dos defensas centrales, apostaba por un híbrido entre el 1-4-2-3-1 y el 1-4-3-3. Todo dependía de la situación en la que se ubicara Canales, echándole una mano a Guardado en la salida de la pelota desde atrás o, por el contrario, cerca de Loren. Fue más bien lo primero, ya que eran Lainez y Joaquín quienes se alternaban en sus posicionamientos con el delantero centro para quitarles todas las referencias a los centrales del Athletic.

Fue un Betis, pues, muy dinámico y también tremendamente acertado, capaz de noquear al rival con cada llegada arriba. Pero le faltó en ese instante ese plus para haberlo liquidado todo, sobre todo cuando Guardado lo tuvo todo a su favor para haber firmado el cuatro a cero y, de paso, darle aún más lustre a su actuación personal. El mexicano no pudo superar a Unai Simón y posteriormente se invalidaría el gol por la posición de fuera de juego de Loren.

Tal vez el Betis, en ese instante, con tres a cero y una ocasión tan diáfana para finiquitarlo todo por la vía de urgencia, no podría ni imaginar que luego debería sufrir. Pero así es el fútbol y bastó con una ingenuidad de Álex Moreno para que el Athletic se metiera en el partido poco antes del intermedio. Penalti transformado por Iñaki Williams.

Gaizka Garitano no tenía más que jugárselo al todo por el todo y salió del vestuario con tres centrales y dos interiores en lugar de laterales. Esto alteró las circunstancias del Betis, que comenzó a verse más acosado de la cuenta en el arranque del segundo periodo, aunque la realidad es que tampoco las llegadas hasta Joel Robles registraban un peligro real.

La idea de no sobar la pelota está cada vez más metida en la mente de los futbolistas béticos, nada de tocar y sí salir como diablos tras los robos; goles

Pero el juego ya estaba volcado y un simple disparo desde más allá de 30 metros de Yuri puso a todos los béticos con el corazón en un puño. Cabe insistir, de cualquier manera, que fue más deseo que realidad, que el Betis tampoco concedió opciones reales de gol al rival y que fueron tanto Borja Iglesias como Joaquín, en la parada final de Unai Simón, quienes debieron rubricar el 4-2. Le hubiera añadido aún más literatura al relato, pero qué más da, Joaquín ya había protagonizado una de esas tardes que quedarán inmortalizadas en la historia del Betis. ¡Tres goles en 20 minutos a los 38 años! Las cosas de un mago llamado Joaquín y que aún viste de verdiblanco a esa edad.

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