Un borrón en el Metropolitano

El otro partido del Betis en el Metropolitano dejó varias lecturas, la propia del juego y una más general. Llegaban los verdiblancos a este atractivo choque en el Metropolitano ante el Atlético –qué mejor encuentro tras la colocación esta semana de una estatua de Luis Aragonés en los aledaños del feudo rojiblanco– con la ilusión de sacar un triunfo.

Otra ocasión para intentar salir victorioso de un estadio del que los de Heliópolis se fueron dando unas sensaciones muy malas, siendo muy inferior a su rival en todas las facetas del juego y mostrando una imagen opuesta a la habitual (muy parecida a la de Villarreal).

Ya el bético empezó a torcer el rostro cuando vio el once inicial, con esa suplencia de Guido y, sobre todo, de Fekir, la cual da lugar a muchas interpretaciones teniendo en cuenta la semana por delante que tiene el Betis con el partido en Leverkusen y el derbi. Pero como el Betis compite y a Pellegrini las rotaciones le vienen saliendo bien, por ahí el chileno merecía un margen de confianza.

Sin embargo, salvo en los primeros minutos de la primera y de la segunda, el Betis no existió. Ni rastro de Canales –cosa que empieza a ser bastante preocupante–, el centro del campo perdido con un Guardado desbordado –Pellegrini metió luego a Guido para frenar la sangría, en otro ejemplo de que a la planificación del verano le faltan piezas importantes como otro pivote defensivo–, sin apenas llegadas a la portería de Oblak y desbordado por dentro fruto del excelente juego interior del cuadro de Simeone (De Paul, Correa, Carrasco, Griezmann...). Tampoco esta vez le funcionaron los cambios al Betis. Y es que en el fútbol hay formas y formas de perder, y la de ayer del equipo bético recordó a la de otras épocas.

Otra conclusión de la derrota justa del Betis ante el Atlético es el listón que parece tener el cuadro de Pellegrini ante los equipos poderosos de arriba en la clasificación, donde los heliopolitanos no dan un paso adelante ante tan exigentes compromisos. Ya se vio el pasado curso y por ahora, en éste, también. Le cuesta al Betis, de momento, hincarle el colmillo a equipos de gran nivel que pelean por la Liga en la zona de Champions.

El baño de realidad del Betis en el Metropolitano dejó también una cuestión importante para el mercado de invierno: para competir en campos así hay que tener otros mimbres (más físico en el centro del campo, más velocidad en las bandas, más jerarquía en el centro de la defensa...). Por eso, pese a que ayer Pellegrini no estuvo muy inspirado, el chileno sigue siendo lo más fiable que tiene este Betis.

Y es aquí donde aparece el análisis más general del momento que vive el cuadro bético, donde el Ingeniero está exprimiendo al máximo los mimbres que tiene. Pese a la derrota, ni rastro de pérdida de fe e ilusión en el técnico chileno y en un grupo de jugadores por parte de una parroquia verdiblanca que ya ha visto cómo este Betis de Pellegrini ha sido capaz de levantarse en las adversidades. Le toca ahora al equipo bético hacer autocrítica para recuperar la senda de la victoria en los dos próximos partidos. Primero, en un duelo clave en el BayArena, y luego, en el derbi. Lo de ayer fue un borrón en el plan de Manuel, pero el plan sigue vivo, muy vivo.