Eduardo del Campo | Periodista
“Alfonso Rojo me prestó el dinero para poder seguir en Afganistán”
Pilar Manchón | X Premio Manuel Clavero
LA alta ejecutiva de Google y flamante premio Manuel Clavero, Pilar Manchón, contesta nuestras preguntas por internet, sorteando la diferencia horaria entre California y Sevilla, y tomándose un tiempo del que, desde luego, no debe estar sobrada.
–Realizó estudios en Física y se licenció en Filología. Una mezcla curiosa, ¿no?
–Sí, efectivamente. De hecho hablo mucho de esas circunstancias en mis charlas, especialmente cuando me dirijo a los jóvenes que están ahora decidiendo en qué carrera invertir. Siempre me apasionaron las ciencias, pero también las lenguas y las humanidades. Un accidente deportivo me frenó en mis estudios en Física, y tras un año en el Reino Unido replanteándome el futuro y aprendiendo inglés, me decidí por la Filología. Esto me permitió una formación más multidisciplinar de lo habitual, lo que se ha ido convirtiendo en el leitmotiv de mi carrera. Más tarde volví a las ciencias y acabé haciendo un máster en Ciencia Cognitiva y un doctorado en Lingüística Computacional.
–¿Qué recuerdos guarda de la Hispalense? ¿Los alumnos salen bien preparados? Más allá de los rankings, ¿está la universidad española a un buen nivel?
–La Universidad de Sevilla ha jugado un papel fundamental en mi carrera y por supuesto estoy orgullosa y agradecida. A día de hoy mantengo una muy buena y estrecha relación con mi alma máter. Creo que la universidad española en general tiene buen nivel, aunque bien es cierto que debemos modernizar la oferta curricular, hacerla más flexible y adaptarla a las necesidades del mañana. A veces se confunde tradición con obsolescencia: actualizamos las materias pero no necesariamente la metodología de aprendizaje o el valor de la experiencia práctica frente a la teoría. Tenemos una cantera excelente, un profesorado que en muchos casos es reconocido internacionalmente, y aún así, no facilitamos la participación del mismo en la industria y el emprendimiento. Se está avanzando mucho en esa dirección pero aún nos queda mucho camino por recorrer.
–Vive en Silicon Valley... Hubo un tiempo en que alguien dijo que quería hacer de Andalucía la California de Europa. Me imagino que aún estamos muy lejos.
–Andalucía tiene mucho que ofrecer y nuestra estrategia tiene que centrarse en aprovechar lo que nos hace especiales, diferentes, y las oportunidades que ofrece el contexto actual. No podemos replicar de manera exacta un proceso cuando los ingredientes con los que contamos son diferentes. Tenemos que buscar nuestra propia receta. En mi opinión es un error pensar que podemos reproducir un ecosistema productivo, sin tener en cuenta las diferencias culturales y contextuales que permitieron su desarrollo. Si estudiamos el nacimiento del Silicon Valley, podemos ver una confluencia de factores que incluye la Universidad de Stanford, la invención de los primeros ordenadores, el desarrollo de los chips y las inversiones por parte del Departamento de Defensa de los EEUU, que a su vez atrajo a muchos inversores privados. Andalucía no solo tiene el clima, el talento y la cultura del esfuerzo, sino arte, tradición y una cultura milenaria de la que podemos estar orgullosos. Cualquier receta para competir en el mercado global debe tener en cuenta el valor de la tierra y sus gentes, además de una cultura de inversión, ambición y riesgo que tenemos que reaprender.
–¿Viene a Sevilla con asiduidad? ¿Qué le parece la ciudad? Hay una opinión bastante general de que está estancada, ¿cómo lo ve?
–Vuelvo a Sevilla al menos dos veces al año, pero normalmente incluso más. La pandemia me ha impedido volver con la asiduidad que tengo acostumbrada. En cuanto a la ciudad, me consta que hay esfuerzos por parte de las instituciones además de la sociedad civil de crear oportunidades y reeducar a nuestra juventud para aspirar a más, competir en ligas superiores y buscar la receta del éxito. Sí es cierto que aún estamos en fase de exploración, pero iniciativas como el programa Sputnik, liderado por Juan Martínez Barea, son prueba irrefutable de que Sevilla está cambiando, y que nuestra juventud puede aspirar a lo más alto. Hay que apostar fuerte.
–Sea sincera, ¿nos ha adelantado Málaga como capital tecnológica?
Málaga está haciendo un trabajo excelente y marcando una línea de liderazgo tecnológico muy interesante. Soy sevillana, andaluza y española, por lo que siempre me enorgullece ver como avanzamos en la dirección correcta, ya sea Sevilla, Málaga, Granada, Madrid, Valencia... Últimamente hemos tenido noticias estupendas de gran impacto para Andalucía. La expansión en Málaga de VirusTotal, una empresa de ciberseguridad fundada por Bernardo Quintero y ahora parte de Google es un gran ejemplo. El crecimiento, la competitividad y el talento que Bernardo ha generado en la zona, ha propiciado una inversión de más de 500 millones de Euros por parte de Google. Esto está ya generando un efecto llamada y atrayendo inversión adicional. En Granada, el programa de Inteligencia Artificial de la Universidad y líderes en la materia como Francisco Herrera, han propiciado el lanzamiento de un centro de excelencia en Inteligencia Artificial liderado por Indra y Google. La postulación de Sevilla como sede de la futura Agencia Espacial Española es otro ejemplo del tipo de grandes apuestas que tenemos que hacer.
–Está usted entre los 20 latinos más influyentes en el campo tecnológico. ¿Ha perdido el idioma español la batalla de las nuevas tecnologías? ¿Podremos reengancharnos de alguna manera?
–No hemos perdido la batalla ni mucho menos, pero la perderemos si no nos ponemos las pilas. Este es el momento de apostar y aprovechar el liderazgo natural que nuestra situación nos proporciona. La riqueza de nuestro idioma y su prevalencia geográfica en medio mundo nos brinda una oportunidad espectacular para aprovechar el desarrollo de las nuevas tecnologías. Se está trabajando en iniciativas a nivel nacional que van en esa dirección. Lo más importante es que apoyemos estas iniciativas centrándonos en el objetivo común, y dejando a un lado posibles diferencias.
–¿Qué les diría a las víctimas de la digitalización, a aquellas personas que han perdido su puesto de trabajo por las nuevas tecnologías?
–Cada revolución industrial ha traído consigo cambios significativos en los modelos productivos y sociales. A corto plazo y durante la transición al nuevo modelo, algunos de esos cambios pueden resultar más impactantes en algunas comunidades. Como sociedad tenemos que trabajar juntos para paliar los posibles efectos colaterales y temporales del avance social y tecnológico, pero sin dejar de avanzar. Es responsabilidad de todos proteger a las comunidades más vulnerables en cualquier caso. En mi opinión, las nuevas tecnologías nos dan la oportunidad de avanzar hacia una sociedad más humana y productiva, donde uno de nuestros activos más preciados, el tiempo libre, cobra más protagonismo: tiempo para crecer y aprender, disfrutar de tu familia y amigos, de tus aficiones, etc. Las nuevas tecnologías nos permitirán ser más productivos con menos esfuerzo, si gestionamos bien su acceso y democratización.
–¿Llegará el día en que podremos vivir de las máquinas, tirarnos a la bartola mientras ellas trabajan?
–Bueno, en el círculo tecnológico, el concepto social de Star Trek es bastante popular: la tecnología hace el trabajo pesado y los humanos tenemos tiempo para dedicarnos a nuestro crecimiento personal y centrarnos en tareas que den sentido a nuestras vidas. No sé si tirarse a la bartola permanentemente es la misión de vida de algunos pero, al menos, si gestionamos bien nuestro futuro, podremos aspirar a elegir el estilo de vida que queramos, con nuestras necesidades básicas cubiertas y un elenco de oportunidades para crecer y tener impacto.
–La literatura de ciencia ficción está llena de máquinas que se enamoran, que odian... que tienen sentimientos. ¿Llegaremos a ese extremo? Y, sobre todo, ¿lo cree conveniente?
–En mi opinión, a día de hoy aún estamos muy lejos de que las máquinas puedan “pensar” y “sentir” por sí mismas. Hablamos de conceptos como la conciencia y la sintiencia desde un punto de vista humano y filosófico, y es fácil confundir la capacidad de una entidad artificial de reaccionar ante un estímulo, con su capacidad de “sentir” ese estímulo y que eso genere un sentimiento positivo o negativo. A veces la terminología que utilizamos facilita su entendimiento por parte de personas no especializadas, pero también genera confusión elevando a casi la misma categoría conceptos que son muy distintos. Uno de los ejemplos que me viene a la mente en relación al aprendizaje automático es el Aprendizaje por Refuerzo (Reinforcement Learning). Utilizamos conceptos como recompensas y penalizaciones en función de si el impacto de una acción por parte del sistema refleja el comportamiento deseado o no. Esta recompensa es un concepto matemático dentro de un algoritmo para optimizar una función. Sin embargo, la gente se imagina con frecuencia un escenario parecido al entrenamiento de una mascota, donde el animal “quiere” recibir la recompensa (por ejemplo una chuchería) porque le hace “sentir” bien. El sistema ni siente, ni padece, ni desea un resultado en particular: simplemente aprende el comportamiento deseado. El proceso es análogo, pero las implicaciones filosóficas son muy distintas.
–A los que nos cuesta media vida aprender idiomas nos interesa mucho esta pregunta: ¿falta mucho para tener una tecnología que nos permita comunicarnos con fluidez en idiomas que no hemos estudiado?
–Hemos avanzado a pasos agigantados en esa dirección. Existen ya tecnologías que nos ayudan de varias maneras. Un ejemplo interesante son las aplicaciones que nos ayudan a aprender de una forma más flexible, personalizada y eficiente un idioma. En cuestión de semanas puedes alcanzar una fluidez limitada pero espectacular con la ayuda de las nuevas tecnologías. Otro ejemplo son las tecnologías que nos permiten la traducción simultánea de un idioma a otro en tiempo real. La traducción automática todavía es imperfecta pero ha mejorado sustancialmente y alcanzado un nivel de rendimiento práctico muy interesante. Google anunció tan solo hace un par de días el lanzamiento de 24 nuevos idiomas en Translate, incluyendo algunos idiomas indígenas en América. Zero-shot Machine Translation es la tecnología que ha permitido desarrollar modelos funcionales con idiomas cuyos recursos lingüísticos son limitados.
–Su hermana es la deportista olímpica Beatriz Manchón. ¿Tenía algo de especial su casa? ¿Cómo los educaron?
–Mi hermana Beatriz es la benjamina de la familia y con diferencia la campeona entre los hermanos. El orgullo de ser hermana de una de las mejores deportistas españolas de todos los tiempos es indescriptible. No solo ha conseguido casi todas las metas que se ha propuesto, sino que aun retirada de la alta competición, sigue luchando por la igualdad de la mujer en el deporte y abriendo puertas a las generaciones que vienen. Aprovecho para mencionar la lucha legal y ética que mantiene durante años con los organizadores del Descenso Internacional del Sella, en Asturias. La postura de la vieja guardia es que “todo hombre es más rápido que toda mujer”. En consecuencia, solo se permiten hombres en la contrarreloj que determina tu posición de salida. Todas las mujeres tienen que ir a la cola, tras varios cientos de participantes. Ahora bien, eso cuéntaselo a una mujer que ha sido tres veces campeona del mundo y que le da 10 vueltas a un 80% o 90% de los participantes masculinos. El conformismo no es común en mi familia, así que seguiremos en la lucha hasta que triunfe la igualdad de oportunidades. También es cierto que tener una hermana así pone el listón muy alto. Algo tengo yo que hacer para merecer estar en la foto de familia.
–Imagine que soy un joven estudiante de Humanidades a punto de terminar la carrera. ¿Qué puedo hacer que no sea preparar unas oposiciones?
–Hay muchísimas oportunidades para trabajar con nuevas tecnologías desde el punto de vista de las Humanidades. No obstante, es importante invertir en una formación multidisciplinar que nos permita entender los fundamentos de dichas tecnologías. Yo diría incluso, que el papel de las Humanidades en ese futuro más humano al que he apuntado con anterioridad es fundamental. Las Humanidades definen y analizan las necesidades y características del ser humano: ¿Cómo vamos a desarrollar tecnologías más humanas sin tener un entendimiento profundo de lo que “ser más humano” implica?
–Del barrio de Nervión. ¿Buenos recuerdos? Dígame qué cosas le gustan de la ciudad. ¿Es sevillista?
–Claro, toda una vida en Nervión deja huella. Echo de menos salir de paseo y tomar unas tapas o cervecitas por el barrio con los amigos. Aparte por supuesto de la familia y los amigos, la comida se echa mucho de menos. Mi hermana es sevillista y mi padre bético. Yo soy menos futbolera (excepto cuando juega la selección), pero siempre me pongo del lado del Sevilla para chinchar a mi padre, que es una de las responsabilidades familiares más divertidas que mi hermana y yo nos tomamos muy en serio.
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