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“Debemos entender a Sevilla como una ciudad policéntrica”

indalecio de la lastra. Ingeniero de caminos, canales y puertos

Llegó de la Montaña para quedarse en Sevilla, participó en la elaboración del PGOU y, sobre todo, es un incansable activista en la mejora de una ciudad que es mucho más que su casco antiguo

Indalecio de la Lastra, en su domicilio, durante la entrevista. / Juan Carlos Vázquez

Indalecio de la Lastra (Santander, 1958) llegó a Sevilla a mediados de los ochenta con su flamante título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos para trabajar en una consultoría de urbanismo y transporte. Desde entonces vive en una ciudad a la que ha dedicado lo mejor de su vida y talento. Como afirma, “uno es de donde se siente, y yo me siento andaluz”. De la montaña conserva su presencia rotunda y un acento de fundador de ultramarinos; del sur se le ha pegado el gusto por la conversación. Funcionario en excedencia de la Gerencia Municipal de Urbanismo, fue uno de los redactores del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 2006. Hoy cree que ha llegado el momento de revisarlo. Ecologista urbano y combatiente en mil batallas ciudadanas. Presume de ser un “ingeniero que se lleva bien con los arquitectos, profesión a la que perteneció su padre”, cuyo retrato está presente en el salón-estudio de su vivienda en los pisos de la Estrella. “Ya no se hacen edificios como este”, dice refiriéndose al que fuese uno de los grandes proyectos de Otaisa. En la actualidad es consejero de Emasesa por designación de IU y trabaja, con su empresa Infraestructuras y Territorio, en un plan para el centro histórico de Priego de Córdoba y en un sendero para ir andando de San Fernando a Chiclana. Por supuesto, no pierde de vista a Sevilla.

-Usted forma parte, junto a arquitectos como Gonzalo Díaz-Recaséns o Antonio Barrionuevo, del proyecto ‘20 ideas para andar por Sevilla’. Entre otras cosas, inciden en la recuperación de los caminos históricos de acceso a la ciudad. ¿Cuáles son?

–Son ocho caminos.

–Hablemos de los más importantes.

–La famosa Vía Augusta romana, que venía de Córdoba e iba a Cádiz. Entraba por Torreblanca, seguía por Luis Montoto y salía hacia el sur, por la Puerta de Jerez, en dirección de Dos Hermanas. Hoy en día, las barreras impiden que alguien pueda venir andando al centro desde Torreblanca.

–Interesante, diga alguno más.

–La Ruta de la Plata, que entraba por Santiponce, donde en época de Itálica había un puerto fluvial. El camino está perfectamente identificado y nosotros lo hemos hecho a pie. Su recorrido pasaba por la puerta de Gambogaz, el cortijo de Queipo de Llano, y entraba a la Cartuja, desde donde se dirigía al Puente de Barcas, el que hoy es el Puente de Triana. Después están los caminos que venían de La Vega, como el de la Algaba. Es el llamado Camino de Castilla, por el que accedían a Sevilla los reyes. Paraban en el monasterio de San Jerónimo, dónde se acicalaban antes de su entrada en la ciudad por la Puerta de la Macarena, seguir por la calle San Luis y llegar hasta al Alcázar... Todo estos viales están documentados, por lo que habría que señalarlos y promocionarlos.

La Vía Augusta entraba en Sevilla por Torreblanca. Hoy no se puede ir andando de este barrio al centro

–Pero muchos de estos caminos están en zonas ya muy degradadas para el peatón por las grandes infraestructuras y el crecimiento urbano...

–Se trata, simplemente, de hacer gestos cuando haya oportunidades. Señalar lugares, poner bancos... Que la gente sepa que por esos caminos pasaban los reyes... A mí me da mucha pena cuando voy por Luis Montoto y veo la Cruz del Campo embutida entre edificios... ¿Se puede hacer algo más para que destaque? Ese monumento, que era un antiguo mirador de Sevilla, como se refleja en tantas estampas y grabados románticos, se ubica en el punto alto de un cerro entre el Guadalquivir y el arroyo Ranillas.

–Las ciudades modernas se han convertido en ratoneras de las que sólo se puede salir en coche...

–Por eso es importante que entendamos a Sevilla de una manera policéntrica. Es necesario, como se decía en los estudios preliminares del PGOU, que Sevilla tenga muchos centros y que éstos estén bien comunicados entre sí. ¿Para qué? Para reducir la necesidad de movilidad. En un radio de un kilómetro y medio –unos diez minutos andando–, un vecino debe tener todo lo estrictamente necesario para vivir. Eso ahorraría muchos viajes. Si en cada uno de los cincuenta o sesenta barrios que tiene Sevilla se hiciesen actuaciones de centralidad, no harían falta tantas infraestructuras.

–¿Qué son acciones de centralidad?

–Dotar a los barrios de colegios, centros de salud, comercio de alimentación, servicios administrativos, bibliotecas, etcétera, que hagan que la gente no necesite desplazarse a otros lugares. Lo importante es reconocer que Sevilla es una suma de barrios. Hay que fomentar la autonomía de éstos. Los distritos son ficticios. Nadie se siente del Distrito Sur. La gente pertenece a sus barrios.

–Hablemos de movilidad. Una de las últimas intervenciones de importancia que se han hecho en Sevilla ha sido el carril bici. Sin embargo, nos da la sensación de que hay que refrescar el modelo.

–Efectivamente, después de hacer 170 kilómetros de vía ciclista en Sevilla, el momento no es de construir más, sino de consolidar la posición de esta infraestructura en la ciudad. Por ejemplo, hay que mejorar el equipamiento. Apenas hay bicicleteros, lo que obliga a atar la bicicleta a farolas, árboles... Está bien que se haya abierto en el Prado el Bike Center...

–Qué manía de poner los nombres en inglés...

–Sí, pero es un paso. Como decíamos, debe haber aparcamientos de bicicletas en todos los edificios públicos: colegios, centros de salud, sedes de distrito... En lo posible, también en las comunidades de propietarios –porque muchos no pueden subir las bicis a sus casas– y en los lugares de trabajo. Todas las empresas de la administración deberían de tener, obligatoriamente, un plan de movilidad en bicicleta.

En un radio de 1,5 Kms, un vecino debería tener todo lo necesario para vivir y evitar desplazamientos

–Hay muchas zonas en el que el carril bici es un tanto chapucero. Algunos tramos se trazaron sin pensar que por allí debían pasar también los peatones.

–Sí, hay zonas donde se producen conflictos y están bien identificadas. Por ejemplo, todos los cruces de la Ronda Histórica: la Puerta de la Carne, la Puerta Osario... En general, para mí, el peor espacio peatonal de la ciudad es aquel que va desde la Plaza Ponce de León hasta la Puerta Osario. Es insufrible: para el peatón, para la bicicleta, para el coche... El reto es sacar fuera las paradas de autobuses.

–¿Y cómo accedemos entonces al centro?

–Habría que buscar soluciones. Por ejemplo, que el tranvía que va a llegar a Santa Justa continuase por José Laguillo hasta la calle Imagen. Así, la Plaza Ponce de León podría volver a ser un espacio estancial.

–Eso significa un lugar donde poder estar plácidamente, me imagino.

–Exacto, como fue en el pasado, cuando estaba allí el colegio de los escolapios.

–Volvamos al carril bici. Últimamente proliferan todo tipo de artilugios móviles: bicis y patinetes eléctricos, segways, monopatines... algunos van a una velocidad que suponen un peligro para el peatón.

–La ordenanza vigente, que por algo se llama de peatones y ciclistas, hay que actualizarla para, precisamente, recoger todas esas nuevas tecnologías. Eso supone decir por dónde y por dónde no se puede ir. El encargado de hacer esta revisión de la ordenanza es el Ayuntamiento, después de hablar con la gente y pedir su opinión.

–¿Y cuál es la suya?

–Que hay muchos aparatos de estos que ya deben ir por la calzada, porque son como motos. Es el momento de debatirlo. Hay que tener en cuenta un dato: más de la mitad de los desplazamientos totales que se hacen en Sevilla son peatonales. Sin embargo, el peatón está claramente relegado. Si uno llega a un cruce, debe haber paso de cebra en los cuatro pasos. Esto lo vemos muy claro, por ejemplo, en el cruce del Cristina con el Puente de San Telmo. Está montado de manera que obliga a casi todos a ir por el lado derecho del puente en dirección a Plaza de Cuba.

Hay muchos nuevos aparatos que no deberían ir por el carril bici, son como motos

–Los puentes es otro de los temas de los que me gustaría hablar.

–Son sitios muy sensibles, porque son de paso obligado. Estuvo muy bien la transformación del puente de Triana. Se consiguió reducir la circulación a la mitad y hoy es un lugar que atrae al paseante.

–¿Qué le parece la propuesta que hizo el ministro de Fomento de ampliar el Puente del Centenario?

–Fue una maniobra política de despiste. Esa propuesta de los carriles voladizos no se lo cree nadie. Ese tipo de argumentos, nos da mucho coraje a los que entendemos del asunto.

–¿Hacen falta más puentes en Sevilla?

-Sí, sobre todo para coser más y mejor la banda Triana-Los Remedios-La Cartuja con el centro. Pero deben ser peatonales, pasarelas, porque no hay capacidad del viario para admitir más tráfico. Hace falta una pasarela a la altura de la calle Guadalquivir, otra en la Puerta Real...

–Hace poco escribió un artículo, firmado al alimón con Barrionuevo, sobre el futuro de la fábrica de tabacos de Los Remedios (Altadis).

–Hace falta un proyecto de ciudad, que dé satisfacción a las necesidades de los vecinos de Los Remedios, pero que también tenga un efecto en toda Sevilla. El Ayuntamiento puede cambiar el uso del suelo de industrial a terciario siempre que sea interesante para la ciudad. Es evidente que ese suelo tiene unos propietarios con derecho a una parte del pastel, pero con la condición de que los nuevos usos no destruyan el valor patrimonial industrial de esos edificios. La rehabilitación, independientemente del uso que se de a los edificios, es el único camino. Los sevillanos no conocen el interior de Altadis, y es impresionante. Las vistas desde los ventanales del edificio principal suponen una mirada nueva sobre la ciudad. Es necesario hacer un concurso para que los sevillanos puedan elegir qué proyecto quieren para ese espacio.

El albero está en vías de extinción y es preocupante lo poco que se usa ya en lugares centrales de la ciudad

–Pese a las muchas protestas y propósitos de enmienda, el Ayuntamiento sigue apostando por las zonas duras. El proyecto del Paseo de Colón, ahora en revisión, fue paradigmático.

–Empeoró considerablemente el anterior, diseñado por Amalio Saldaña, que era apreciado por los sevillanos. Estos proyectos no lo deberían hacer funcionarios municipales, sino abrirse a todos los arquitectos mediante concursos. El albero está en vías de extinción y es preocupante lo poco que ya se usa en lugares centrales de la ciudad. Fíjese en los Jardines del Cristina, funciona estupendamente.

–Usted fue uno de los redactores del PGOU vigente, el de 2006.

–Sí, fui el único funcionario del Ayuntamiento que se integró en la oficina del Plan General. Para hacer un diagnóstico de la ciudad, le preguntábamos a los vecinos qué opinaban de Sevilla, y la respuesta siempre era: “una ciudad maravillosa”, “la más bonita del mundo”. Sin embargo, a continuación, afirmaban que su barrio era un “desastre”. La gente identificaba Sevilla exclusivamente con el centro. De hecho, todavía hay personas que cuando van desde sus barrios al casco antiguo dicen: “voy a Sevilla”, como si fuesen a una ciudad distinta.

–Un clásico. Después de todas las cosas que han pasado en la última década, ¿cree que hay que cambiar el PGOU?

–El PGOU sigue vigente, pero hace falta una reprogramación. El Ayuntamiento y los promotores tienen que llegar a un consenso para, entre otras cosas, reducir los costes de urbanización, lo que conllevaría un abaratamiento de las viviendas.

–¿Y eso no mermaría la calidad de esas viviendas?

–No, al contrario. Las normas de urbanización actuales son muy caras, porque obligan a tener muchos viales innecesarios. Creo que se puede construir los mismos sectores con la tercera parte del viario, lo que permitiría a los promotores invertir más en la calidad de las viviendas. Además, hay que incorporar nuevas formas de calidad que no están incorporadas en el PGOU de 2006, como el que los vecinos puedan ir andando a los sitios o que los niños tengan lugares donde jugar... Esto se conseguiría haciendo edificios como estos de La Estrella, en el que las zonas verdes están en el centro. También hay que incorporar las nuevas tecnologías de eficiencia energética, la necesidad de que la ciudad tenga más jardinería y menos losas... El Ayuntamiento ha creado algunas comisiones para iniciar esta reprogramación, pero no han llegado a buen término. En el próximo mandato hay que abordarla sin más dilaciones.

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