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"Retirar del escudo de Sevilla a San Isidoro es de analfabetos"

el rastro de la fama | josé sánchez herrero. catedrático emérito de la hispalense y medievalista

Medievalista, especialista en Historia de la Iglesia y en religiosidad popular, actualmente dedica sus horas a la investigación y difusión de la figura de San Isidoro de Sevilla.

José Sánchez Herrero, en su domicilio, durante un momento de la entrevista. / Fotos: Juan Carlos Vázquez
Luis Sánchez-Moliní

20 de marzo 2017 - 02:33

Pese a vivir desde hace décadas en Sevilla, José Sánchez Herrero (Alcañiz, Zamora, 1935) conserva el castellano recio de su tierra. Vive en un piso junto a la Iglesia de San Martín, rodeado de sus más de 6.000 libros, de objetos queridos y de fotografías de amigos y familiares. Actualmente, se dedica principalmente a investigar y difundir la memoria de San Isidoro de Sevilla, una de las figuras culturales más importantes de la historia de la ciudad. Gracias al grupo 'Scriptorium Isidori Hispalensis' que dirige, el próximo 31 de marzo se celebrará la IV edición de las Jornadas Isidorianas, en la Fundación Cajasol. Su pasión por la historia la provocó en sus primeros años la lectura de un libro llamado 'Las glorias imperiales', cuyo autor ya no recuerda, y las conversaciones con una hermana mayor que, pionera, estudiaba la disciplina en la Universidad de Valladolid. El currículum de este catedrático emérito de la Universidad de Sevilla es tan amplio como sus conocimientos. Medievalista especialmente preocupado por la historia eclesiástica, también ha dedicado gran atención a la religiosidad popular y al pasado de la Semana Santa.

-¿De dónde le viene su vocación por los estudios isidorianos?

-Me presenté tres veces hasta sacar la cátedra. Para el ejercicio que consistía en prepararse una lección pública, la primera vez elegí la peste negra entre 1348-1350 que se difundió por toda la Península Ibérica y tuvo unas consecuencias terribles -en algunos lugares murió hasta el 60% de la población-; la segunda vez opté por San Isidoro, autor sobre el que ya había leído los escritos del profesor Manuel Díaz y Díaz, que fue catedrático de Latín de la Universidad de Compostela y que en su tiempo fue el que más supo sobre esta figura. Aunque esa vez no me dieron la cátedra, uno de los miembros del tribunal me dijo que le gustó mucho y que me había votado, pero... De ahí arrancó mi vocación.

-Además de un santo, Isidoro de Sevilla fue una de las figuras intelectuales más importantes de la Europa que le tocó vivir, la de la transición entre los siglos VI y VII, el apasionante gozne entre la Mundo Antiguo y la Edad Media.

-San Isidoro es una figura importantísima desde el punto de vista cultural, que escribió más de 20 obras, algunas tan importantes como las Etimologías, que fue la primera enciclopedia. El ya citado Díaz y Díaz hizo un estudio de las bibliotecas de los monasterios de la Alta Edad Media, hasta el siglo XIII, y llegó a la conclusión de que en todas, además de muchos otros, siempre había cuatro libros, y uno de ellos era las Etimologías. De hecho, en la actualidad se conservan 1.000 manuscritos medievales de esta obra, lo que nos indica su importancia. También es evidente su influencia en muchos otros autores...

-Una obra de gran aliento, lo que hoy se llama un 'tour de force'.

-Se divide en 20 libros y trata de todo; es una enciclopedia universal. En la actualidad estoy estudiando el libro undécimo, que trata del hombre y sus partes. Es pequeño, sólo tiene tres capítulos. El primero trata del cuerpo y el alma; el segundo, de las edades del mundo y del hombre; y el tercero de los monstruos, un tema muy tratado en la Edad Media (Umberto Eco ha escrito sobre ello): hombres con la cabeza en el pecho, con un solo pie... El libro XI está justo en medio de las Etimologías, una obra en cuya primera parte hay una preeminencia de los temas espirituales: matemáticas, teología, etcétera; mientras que a partir del libro XI predominan los temas más terrenales. Por ejemplo, el libro XIII habla del mundo y sus partes, que entonces eran Europa, Asia y Libia (África); el XVII, de la agricultura; el XIX, de los buques, las casas y los vestidos...

"En todas las bibliotecas de los monasterios medievales existía un ejemplar de las Etimologías"

-Habla de cosas muy concretas.

-Sí, su método de trabajo es el etimológico, de ahí el nombre de la obra. Siempre arranca de una palabra en concreto y traza su etimología, algunas veces acertadamente, pero otras no.

-¿Los académicos siguen estudiando su obra?

-De San Isidoro se están haciendo en la actualidad las mejores ediciones críticas. Hay una colección con estudios particulares de cada uno de los libros en la que se revisa minuciosamente de dónde saca San Isidoro sus etimologías. Muchas veces lo hace de citas, llegándose a encontrar, en algunos casos, hasta 25: Ovidio, Agustín, Jerónimo...

-Dígame algún tema de las 'Etimologías' que le llame especialmente la atención.

-La parte que dedica a la embriología. Para él, el semen es sangre que se transforma en un líquido blanco... En alguna obra habla de la cesárea, había una auténtica preocupación para que los niños pudiesen ser bautizados. También habla de la importancia del corazón, que era el órgano afectivo, el de la voluntad.

"A Isidoro le ha perjudicado el que los sevillanos leemos poco y no valoramos nuestros valores culturales"

-En el imaginario popular sigue siendo así. Representamos al amor con un corazón, no con un cerebro.

-Exacto. Otra cosa que llama mucho la atención es la importancia que da al hígado y los riñones, en los que ubica la lascivia. En esta época se pensaba que el hígado era el que daba el calor, también el sexual. Hay que pensar, claro está, en la importancia que tuvo y tiene el tema sexual en la Iglesia.

-¿A Isidoro de Sevilla le ha perjudicado su condición de santo para que sea valorado por los contemporáneos?

-Lo que le ha perjudicado es que los sevillanos leemos poco y no damos importancia a los valores culturales tan grandes que tiene esta ciudad. Fíjese en León, ciudad a dónde se llevaron sus supuestas reliquias. Allí se creó un centro de estudios de San Isidoro que se mantuvo durante toda la Edad Media. ¿Y por qué ahora, en Salamanca, hay un grupo de universitarios que se dedica a estudiar esta figura? ¿O por qué hay estudiosos de su obra en Francia, Inglatera o Japón?

-¿Se valora más a San Isidoro fuera de Sevilla que dentro?

-Yo diría que sí. En 2013 se celebraron los 950 años del traslado de las reliquias de San Isidoro de Sevilla a León...

-Antes de seguir, explíquenos las circunstancias de ese traslado.

-Sevilla era un reino de taifa gobernado por Al-Mutadid, que era el padre de Al-Mutamid. Con el matrimonio de Fernando I y doña Sancha se unieron por primera vez León y Castilla y querían hacer un gran reino cristiano, para lo que, entre otras cosas, necesitaban tener muchas reliquias. El rey mandó, en el siglo XI, a los obispos de León y Astorga a Sevilla para buscarlas. Tenga en cuenta que entonces las relaciones entre los reinos musulmanes y cristianos no siempre eran malas y podía haber amplios períodos de paz. Por ejemplo, el rey de León Sancho el Craso vino a visitar a los médicos sevillanos para curarse de su gordura...

-Estábamos con los dos obispos buscando reliquias.

-Parece que primero le pidieron a Al-Mutadid las reliquias de Santa Justa y Rufina, pero se les dijo que no. Entonces decidieron San Isidoro, que tenía un nombre importante en la cristiandad desde el siglo VII. El problema fue que no sabían dónde estaba enterrado el santo.

-¿Y cómo lo encontraron?

-Pues que tuvieron un sueño en el que se les apareció San Isidoro y les dijo dónde estaba enterrado.

-Es decir, que muy probablemente no sean los restos del santo...

-Mire usted, cavaron y encontraron unos huesos... ¿Qué se llevaron? Sobre eso no me pronuncio. El traslado de los restos y su llegada a León fue impresionante. Para albergarlos se construyó la basílica de San Isidoro... Un día, estaba en la cama y oigo un programa en la radio sobre los actos que se iban a celebrar en León por el 950 aniversario de los restos... Todos estaban protagonizados por personas relacionadas con Sevilla o conmigo y, sin embargo, ¡aquí no se hacía nada! En ese momento me comprometí a dedicar lo que me queda de vida a hacer algo por llamar la atención de los sevillanos sobre este personaje. Después de solicitar ayuda en algunas conferencias que impartí, un grupo de personas vinculadas al Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla se ofreció a ayudarme en la labor y así nació Scriptorium Isidori Hispalensis. Estamos creando una biblioteca virtual y celebramos anualmente unas Jornadas Isidorianas. Este año, el 31 de marzo, se celebrará la IV edición, en la Fundación Cajasol. Siempre intentamos traer gente de fuera para que los sevillanos comprendan la importancia de San Isidoro, no se trata de fomentar un localismo. Han venido catedráticos de Francia, Argentina, Córdoba y este año vendrá María Adelaida Andrés Sanz, de la Universidad de Salamanca. Además, tenemos en la prensa de la Hispalense, el libro San Isidoro de Sevilla en Sevilla.

"San Isidoro ya recomendó que las bibliotecas estuviesen pintadas de verde, porque descansa la vista"

-Se habla mucho de la Sevilla romana, de la musulmana, de la barroca... pero ¿qué queda de la visigoda?

-Queda muy poco. Sabemos que existía una catedral que se llamaba la Santa Jerusalén y que tenía una escuela episcopal y una biblioteca extraordinaria. ¿Cómo era esa biblioteca de San Isidoro? No lo podemos saber exactamente, pero él dedica un libro de las Etimologías a la materia. En él dice que las bibliotecas deben estar pintadas de color verde, porque descansa la vista, y no en rojo, cuyo efecto es el contrario. También daba instrucciones de cómo se debían ordenar los libros, incluso escribe unos versos para cada uno de los armarios donde se guardan los volúmenes... Lo normal sería que la de Sevilla siguiese estas instrucciones. Actualmente, la biblioteca más parecida a la que describe San Isidoro es la del Escorial.

-Imposible no tratar la polémica sobre el escudo de Sevilla. IU quiere quitar a San Isidoro, quizás el hombre más sabio que ha tenido la ciudad en su historia. Dicen que representa "un atentado contra nuestro pasado y contra la aconfesionalidad".

-Es horroroso. El otro día me consultó sobre el asunto la Academia Andaluza de la Historia y le leo literalmente lo que le contesté: "Otra tontería más. Esos señores confunden la velocidad con el tocino. Sevilla no ha nacido hoy ni ellos son sus padres. Sevilla tiene una historia de siglos y una cultura cristiana, no la podemos suprimir de un brochazo ni arrepentirnos, ni pedir perdón por ellas. Es la cultura del pasado que ha llegado hasta nosotros, lo único que podemos hacer es respetarla".

"No quieren decir que España, en los siglos VI y VII, con los visigodos, ya fue una nación unida"

-No le gusta, evidentemente.

-No es sólo que no me guste, es que me parece un error. Me parece algo de analfabetos. Este pueblo tiene una historia y una cultura de siglos. No la podemos borrar.

-Otro al que quieren quitar del escudo, además de a San Fernando, es a San Leandro, que fue hermano de San Isidoro. ¿Era una familia de superdotados?

-Era una familia compuesta por el padre, Severiano, de origen hispanorromano; su madre, que podía ser de sangre visigoda y que no sabemos cómo se llamaba; y los cuatro hijos: Leandro -el mayor-, Fulgencio, Florentina e Isidoro -el más pequeño-. Se trasladó de la región de Cartagena a Sevilla entre el año 550 y el 555, probablemente por la llegada de los bizantinos, por lo que San Isidoro ya tuvo que nacer en nuestra ciudad.

-Si se conoce poco a San Isidoro en la ciudad, a San Leandro se le conoce menos.

-Leandro le sacaba 20 años a Isidoro. Fue monje en un monasterio que estaba al norte de la ciudad que desconocemos, pero después fue elegido obispo. Al morir sus padres, se ocupó de la educación de Isidoro en la escuela del monasterio, aunque después éste prefirió ser clérigo secular.

-¿Pero cuál fue su importancia?

-Su lucha contra los arrianos. Cuando Hermenegildo, hijo del arriano rey Leovigildo, llegó a Sevilla para luchar contra los bizantinos, se encontró con Leandro, quien junto a la esposa de aquel lograron convertirlo al catolicismo, por lo que acabó decapitado por orden de su padre tras ser derrotado militarmente. San Leandro sufrió también la persecución de Leovigildo y se marchó dos años al exilio, a Constantinopla, donde se haría amigo del futuro Gregorio I Magno, otro de los grandes autores de la época cristiana y quien escribió un libro sobre moral que dedicó a "mi amigo Leandro". De él conservamos pocas obras, alguna homilía contra los arrianos, un libro que escribió para su hermana Florentina sobre la vida conventual. Finalmente, fue el rey Recaredo, también hijo de Leovigildo, el que se convierte al catolicismo, porque -independientemente de los motivos personales- probablemente comprendió que era mejor imponer la religión de la mayoría a la minoría que viceversa. Fue cuando convocó el tercer Concilio de Toledo para convertirse oficialmente con los nobles que lo acompañaban. Fue el final del arrianismo en España.

-La historia de la España Visigoda es laberíntica...

-Como todas. Lo que pasa es que se ha querido olvidar. En bachillerato apenas se estudia, porque no quieren decir que, en los siglos VI y VII, España ya fue una nación unida.

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