Cinco vidas rotas en la carretera de Arahal a Utrera
Los fallecidos del accidente de Utrera
Cuatro de los cinco fallecidos en el accidente de la A-394 dejan hijos, algunos de ellos de corta edad
La cuadrilla iba y venía a diario desde Las Cabezas de San Juan hasta Loja
Manuel Rodríguez Barrera, de 38 años, iba al volante de la furgoneta Ford Transit siniestrada a primera hora de la mañana de este jueves en la carretera A-394, que conecta Arahal y Utrera. A bordo viajaban también Miguel Montenegro Guisado, de 48; José Manuel Pérez Marchena, de 36; Juan Bornes Gómez, de 32; y Antonio Jesús Cortés Santos, de 19. Formaban una cuadrilla de trabajadores de la empresa Monferra y regresaban de Loja (Granada), donde estaban trabajando en las vías del AVE.
Los cinco iban y venían todos los días al tajo desde Las Cabezas de San Juan, la localidad en la que residían todos ellos. Llevaban sólo unos días trabajando en Granada, y algunos de ellos habían estado la semana pasada en Barcelona en otra obra ferroviaria. La cuadrilla salía todos los días a las seis de la tarde y trabajaba durante la noche. Lo normal era que regresaran a Las Cabezas sobre las siete de la mañana.
Alguno de sus integrantes se había quejado de la distancia que había desde su casa hasta el tajo y habían pedido a la empresa la posibilidad de quedarse en un hostal, pero se les había negado. Así lo ha explicado a este periódico Conchi Rodríguez Barrera, la hermana de uno de los fallecidos. Esta mujer ha detallado que su hermano deja dos hijos de 10 y 3 años.
"Ha sido culpa del camionero, que se ha quedado dormido, nos lo ha dicho la Guardia Civil. Pero si mi hermano no hubiera estado en la carretera no habría muerto. Es mucha distancia la que hay", ha explicado esta familiar.
A las puertas del tanatorio de Servisa, en San Jerónimo, donde se practican las autopsias, se han congregado decenas de familiares, amigos y compañeros de trabajo de las víctimas. Algunos estaban rotos de dolor, como la madre de Antonio Jesús Cortés, el más joven de todos, o el hijo de Miguel Montenegro, el mayor, que no llegará a conocer al nieto que nacerá pronto.
El hijo de Miguel se cruzó con el accidente. Trabaja para la misma empresa y se dirigía a primera hora de la mañana, con otros compañeros, a una obra de reparación de las vías férreas en Osuna. Tomó por la carretera A-394 y se encontró con la furgoneta en la que iba a su padre, volcada en la cuneta, junto al enorme camión con el que chocó.
Cuatro de las víctimas, todos menos el más joven, dejan hijos. Alguno, como José Manuel Pérez Marchena, de corta edad, un bebé que ronda el año. Se había casado hacía poco e instalado en una nueva casa. Los cinco cadáveres fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, en San Jerónimo, y en las próximas horas serán llevados a Las Cabezas.
Dos de ellos irán al tanatorio, que sólo tiene dos salas y no tiene capacidad para más cuerpos. Otros dos serán trasladados a un convento cedido por la Iglesia y habilitado para ello por el Ayuntamiento. El quinto se velará en la parroquia de San Juan Bautista.
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