Los vecinos del Palmar de Troya: "Llevamos cinco noches sin dormir, viendo el nivel del arroyo"
El municipio está en alerta por el riesgo de inundación, aunque el nivel del agua ha bajado en las últimas horas
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El Palmar de Troya es uno de los municipios de la provincia de Sevilla que está este jueves en alerta por el riesgo de inundación. La parte más baja del pueblo, la más próxima al arroyo Salado de Morón, donde vierten las aguas desembalsadas desde el pantano Torre del Águila, está anegada. Un grupo de residentes de la zona conocida como las parcelas de Troya han tenido que ser desalojados y pasan estos días en casas de familiares. Los vecinos del Palmar confían en que el tiempo les dé una tregua.
La noche ha sido lluviosa, aunque no tanto como días atrás. Por la mañana no ha llovido y la tierra va tragando. La casa más cercana al agua es la de Juan José Sánchez y Rocío de los Santos, en la calle Margarita. Han colocado unas barreras a modo de murete para contener la riada, en caso de que se produzca. "Hay que intentar aguantar al máximo. Ya si hay peligro, tendremos que irnos. De momento no nos ha entrado nada. Lo que ha entrado es agua filtrada por las paredes de los patios, que dan a la parte de atrás, que sí está inundada, pero con las bombas hemos podido achicar. Estando pendientes, no hemos tenido problemas. Las noches sí es verdad que no dormimos. Llevamos cinco o seis noches sin dormir, yendo de aquí al arroyo y del arroyo aquí, para ver el nivel que lleva constantemente, cada hora".
La pareja es del pueblo, de "toda la vida". En esta casa llevan viviendo once años. Frente a la vivienda tienen una extensión de campo convertida hoy en una laguna. A unos metros la carretera que lleva a las parcelas de Troya está cortada por la acumulación de agua en la vía. De allí viene andando con sus tres perros Patricio Ponce Moreno, un señor de 73 años que recuerda que hace "muchos años" la riada llegó a un nivel mucho más alto.
Patricio se para a charlar con los periodistas, con los que departe un rato e incluso bromea. Dice que sabe que hay desalojados pero que él vive en una parte más alta a la que espera que no llegue el agua. Cuenta que ayer el nivel era todavía más alto y que espera que siga bajando en las próximas horas. "Lo que es menester es que no llueva, veremos qué pronto baja el agua", dice. Antes de seguir su camino, se fija en unos caracoles que hay pegados en una piedra. "Míralos dónde están, se han subido ahí", dice, y se ríe. Aunque nació en Alcalá del Valle, vive en El Palmar desde los años sesenta. Su madre, cuenta, sigue viva con 97 años, en Los Palacios.
Se vuelve y se lamenta por la cosecha de cebollas de uno de sus vecinos. "Yo tengo plantadas habas, y estarán para tirarlas, claro". En un edificio municipal del pueblo se ha instalado un puesto de mando avanzado, con miembros de la Policía Autonómica, la Guardia Civil, el Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA), la Policía Local y Protección Civil, entre otros servicios.
El alcalde, Juan Carlos González, atiende a los medios junto a este dispositivo, en torno al que se arremolinan decenas de curiosos y vecinos del Palmar. "La situación ha mejorado bastante en comparación con el día de ayer. El pantano está totalmente controlado y se ha tomado incluso la decisión de cerrar las compuertas, para que el pueblo pueda desaguar. Hay que tener en cuenta que el desagüe es en el mismo arroyo, vamos a intentar desaguar la red de saneamiento del municipio y veremos la evolución en las próximas horas", explicó el regidor.
Indicó que continúan desalojadas las mismas personas, una veintena correspondiente a siete casas. "Por eso insisto en que, aunque no esté lloviendo, el arroyo viene con una corriente enorme y no deben intentar todavía acceder a sus viviendas. Que eviten lo posible pasar por el arroyo. Son parcelas que tienen viviendas propias y están muy cerca del arroyo, por lo que hay que poner especial protección y hay que hacerles un seguimiento porque son las primeras que se inundan cada vez que el pantano empieza a aliviar".
El embalse al que hace referencia es el de la Torre del Águila, a unos seis kilómetros del pueblo. El pantano se inició en tiempos de la Segunda República pero fue finalizado por los presos republicanos durante el franquismo. Fueron los familiares de estos trabajadores forzados los que se asentaron en el pueblo (en el que había constancia de núcleos de población desde la época romana, en torno al cortijo Troya, que da nombre a la localidad) y construyeron las primeras casas modernas de El Palmar.
El pantano está rebosando, aunque el nivel ha bajado en los últimos días, como aseguran quienes tienen casas en las inmediaciones. El agua ha llegado a la zona de juegos infantiles, que cubrió días atrás aunque ya este jueves estaba al descubierto. La tirolina está a día de hoy en mitad del pantano. Y a lo lejos se ve un embarcadero que es imposible que cumpla su función porque se ha convertido en una isla. Un coche de Protección Civil llega hasta el borde y se vuelve. Son las rondas periódicas que hacen los servicios de emergencias para comprobar cómo evoluciona la situación.
En la carretera de camino a la presa hay campos inundados. Un vecino se interesa al ver la presencia de los periodistas, que fotografían su olivar inundado. "Esto es culpa de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que ha desembalsado el pantano sabiendo que venía un tren de borrascas. Ahora, la cosecha de la aceituna se va a ver muy perjudicada".
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