"Éste es uno de los valles más productivos del mundo, sin reflejo en la calidad de vida"
Francisco Calvo Pozo. Alcalde de Tocina
Ha impulsado un consejo de alcaldes para intentar activar una comarca que compara, por su paisaje y potencial agrícola, con los valles californianos, pero cuya economía sigue retrocediendo.
Tras un mandato en minoría, este delineante logró mayoría absoluta en Tocina con el PA, partido en el que milita desde los 22 años. "Siempre he creído que Andalucía necesitaba un proyecto propio, tener más poder político", dice. Ha impulsado un consejo de alcaldes del Valle de Guadalquivir (20 municipios de Sevilla y Córdoba) para buscar estrategias comunes de desarrollo en una zona que compara, en su potencial, con los valles californianos. En ratos libres, escribe microrrelatos en un blog.
-¿Han mejorado las cosas desde que denunció el problema de inseguridad por robos cuyos presuntos autores quedaban libres?
-Sí. Uno está en prisión provisional, una decisión judicial por reiteración del delito. Ha sido importante que la Policía Local y la Guardia Civil hayan esclarecido los robos. Pero aún hacen falta más efectivos de la Guardia Civil: hay una patrulla para tres municipios y el campo y la delincuencia se ha incrementado sustancialmente con la crisis, como en todos los sitios.
-¿Se siente raro siendo alcalde por un partido que sólo existe ya en un registro?
-No me siendo aislado. Hay otros y todos con mayoría absoluta, en Coria, Pruna, Alanís, La Campana y en Cádiz. Tenemos buena relación y trabajamos coordinadamente en muchas cosas. Sí es cierto que soy el único alcalde del PA en esta zona de la Vega y, en ese sentido, estoy orgulloso.
-¿Qué planes tienen para las próximas municipales?
- Todos tenemos claro que nos volveremos a presentar con nuestros equipos, con siglas nuevas o como agrupación de electores. Yo no estoy trabajando en la formación de un partido, otros sí. Tampoco he notado diferencias con el anterior mandato. Ya teníamos poca representación institucional. Ahora, si acaso, soy más neutro. Cuando voy a otra administración, no soy amigo, pero tampoco enemigo, y eso facilita las cosas.
-Una de sus iniciativas ha sido la creación del consejo de alcaldes del Valle del Guadalquivir. ¿Cuáles son los objetivos?
-Lo incluimos en el programa electoral. Estamos en uno de los valles más productivos del mundo pero no se traduce en calidad de vida para nuestros vecinos. Las redes comerciales de nuestros productos son muy malas; la naranja se va fuera y se vende como valenciana; el producto estrella, el melocotón, tiene poco mercado y hay que trabajar por los derechos de los jornaleros, que están siendo vulnerados en estos últimos años. No tiene sentido que compartamos una forma de vida y no una estrategia para mejorarla. Mis vecinos me piden que cambie el modelo productivo y no se puede hacer aisladamente, en una localidad de 14 kilómetros cuadrados.
-¿En qué se han plasmado hasta ahora esas reuniones?
-Ha habido dos reuniones. Se han aprobado algunas estrategias con la naranja y para las nuevas líneas de fondos europeos. También hemos utilizado la plataforma para reivindicar infraestructuras.
-¿Cuáles son las prioritarias?
-El Valle del Guadalquivir está muy mal vertebrado. Se necesitan mejoras de carreteras.
-La A-8005, que les une con Sevilla, es una vía sin arcenes, con mucho tráfico. ¿No ha estado sobre la mesa su desdoble?
-Sí. El Valle de Guadalquivir ha generado históricamente mucha mano de obra y las administraciones se han centrado en zonas más deprimidas. Eso ha hecho que nos quedemos atrás, sin explotar nuestro potencial. Las carreteras son muy malas y están llenas de maquinaria agrícola, porque somos como un trozo de los valles de California, en Sevilla. Apuesto por que el valle más productivo de España tenga ese desdoble, una autovía que lo articule. Son tiempos difíciles, pero alguien tiene que empezar a pedirlo para que algún día alguien lo consiga.
-Para cambiar el modelo productivo son esenciales los empresarios, los agricultores. El Ayuntamiento está limitado.
-Desde lo local sí se pueden hacer cosas. Municipios que han tenido buenos gobiernos durante mucho tiempo están más dinamizados económicamente. A corto plazo, es difícil cambiar la realidad desde un ayuntamiento y siempre digo que uno solo no puede poner en valor la naranja; ni La Algaba, ni Lora ni Palma del Río. Es la naranja del Valle del Guadalquivir, que tiene un potencial brutal. Si dedicamos parque de nuestro tiempo a trabajar por el territorio y no sólo por nuestro pueblo podremos cambiar bastantes cosas en una o dos décadas. El agricultor tiene que pasar de ser un productor de frutas a ser un empresario, a colocar su producción en los mercados, y para eso se necesita un cambio de mentalidad y en la forma de hacer las cosas: hay que formar, hacer que vayan unidos y se involucren en la comercialización.
-También hablaron de turismo.
-Es otros de los aspectos en los que estamos olvidados. El Valle del Guadalquivir tiene un potencial también turístico, somos el río vertebrador y la historia de Andalucía. Tenemos un valle de frutales parecido a los paisajes californianos, donde la floración del melocotón y la de los naranjos son un espectáculo.
-Y tienen el río. Ha habido proyectos que no han terminado de cuajar por los problemas con las inundaciones, por ejemplo.
-Tenemos un área de 22 hectáreas de bosque de ribera. Pero lo ideal sería poder hacer rutas, recuperar las márgenes y fijarlas para que no estén cambiando continuamente y se pueda hacer la ruta del Guadalquivir, desde que nace hasta que desemboca.
-Las actuaciones en el río siempre son complejas y costosas.
-Sí, pero el Riopudio ha recibido millones y otros cauces se han convertido en vías verdes. El Guadalquivir está olvidado, por lo menos en nuestra zona. Todas las iniciativas que surgen son para Sevilla y el Aljarafe.
-La agricultura ha sido un refugio para los jóvenes descolgados de la construcción. ¿Tienen ventaja en ese sentido, que es un problema en otros sitios?
-Mucha gente quiso volver al campo y no había sitio. También ha sufrido la crisis. El 40% del melocotón, lo que más mano de obra genera, se ha arrancado y se han cerrado fábricas. Los productores llevan su producción a Valencia. El campo andaluz está por trabajar. Hay que ponerle atención al Valle de Guadalquivir, del que podría vivir más gente y mejor. No se entiende que Almería, siendo un desierto, pueda tener el mayor producto interior del país y nosotros, que nacimos en el vergel de Andalucía, estemos como estamos.
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