Utrera, un oasis de la natalidad en medio de la sequía demográfica española

La localidad sevillana es, con una tasa de natalidad bruta del 8,60%, la quinta de España con más de 50.000 habitantes donde se registran más nacimientos y la tercera de Andalucía

Utrera, la nueva zona de oportunidades en el Área Metropolitana de Sevilla

Una de las calles del municipio
Una de las calles del municipio / Juan Carlos Muñoz

Utrera es un oasis infantil. La localidad de la campiña sevillana no es sólo la cuarta población en volumen de habitantes, con 52.173 vecinos censados. Mientras a su alrededor los índices de natalidad siguen cayendo, el municipio experimenta un baby boom que arroja luz sobre el oscuro invierno demográfico que sufre la provincia de Sevilla, donde han dejado de nacer en diez años cerca de 6.000 niños.

Los datos del INE revelan que Utrera registró una tasa de natalidad bruta del 8,60% en 2023, lo que representa un incremento significativo en comparación con el 7,87% registrado en 2022. Este porcentaje sitúa al municipio como el tercero con mayor natalidad de Andalucía y el quinto a nivel nacional entre las ciudades de más de 50.000 habitantes sólo superado en este ranking por Roquetas de Mar (9,34%), Melilla (8,99%), Lorca (9,25%) y El Ejido (10,29%), todas ellas con una población cercana a los 100.000 habitantes.

En un contexto nacional marcado por la baja natalidad y el envejecimiento de la población, Utrera se erige como un caso excepcional. Su tasa de natalidad bruta del 8,60% no solo supera ampliamente la media nacional, sino que también se sitúa muy por encima de la mayoría de ciudades españolas de tamaño similar. Este hecho ha despertado el interés de demógrafos y sociólogos, que buscan comprender las razones detrás de este fenómeno.

A pesar de la lectura positiva que pueden tener estos datos para Utrera, no dejan de poner de manifiesto la preocupante situación de la natalidad en España. Con una tasa de natalidad de 1,16 hijos por mujer, España se encuentra a la cola de Europa, sólo superada por Malta (1,08). Los especialistas apuntan a diversos factores socioeconómicos y estructurales como principales causas de este descenso, entre los que destacan el desempleo juvenil, las dificultades de acceso a la vivienda, así como otros aspectos culturales, educativos y sanitarios.

En el caso de Utrera, algunos expertos apuntan a la existencia de políticas locales que favorecen la conciliación familiar y laboral, así como a un tejido social y económico más dinámico y cohesionado que en otras zonas del país. Otros señalan factores culturales y religiosos, que podrían influir en la decisión de las parejas a la hora de tener hijos. Sea como fuere, el caso de Utrera demuestra que, incluso en un contexto adverso, es posible mantener tasas de natalidad relativamente altas.

Y, todo, en un contexto en el que la situación demográfica de España es, sin duda, uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el país en las próximas décadas. Con una población cada vez más envejecida y unas tasas de natalidad que no garantizan el reemplazo generacional, se hace necesario adoptar medidas que incentiven la natalidad y faciliten la conciliación familiar y laboral.

Algunos países europeos, como Francia o Suecia, han logrado mantener tasas de natalidad relativamente altas gracias a políticas públicas que apoyan a las familias, como ayudas económicas, permisos parentales extensos y servicios de guardería asequibles. En España, aunque se han dado algunos pasos en esta dirección, aún queda mucho camino por recorrer.

El caso de Utrera, aunque esperanzador, no deja de ser una excepción en un panorama nacional preocupante. Para revertir la tendencia demográfica y garantizar la sostenibilidad del estado del bienestar, será necesario un esfuerzo conjunto de administraciones públicas, agentes sociales y ciudadanía.

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