Temor en Las Cabezas tras el asesinato de Dolores: "Tenemos miedo, no he subido ni a la azotea a tender"

"No he pegado ojito en toda la noche, fui yo la que la encontró", dice Rosario, la vecina de al lado

La víctima, de 79 años, fue estrangulada durante un robo en su casa

Una patrulla de la Guardia Civil custodia la casa de la víctima del crimen de Las Cabezas.
Una patrulla de la Guardia Civil custodia la casa de la víctima del crimen de Las Cabezas. / Juan Carlos Muñoz

En la puerta del número 10 de la calle Tarragona de Las Cabezas de San Juan hay un grupo de periodistas desesperados por encontrar algún testimonio. Apenas pasa nadie y quien lo hace rehúsa atender a la prensa, y mucho menos salir en televisión. A unos metros de la casa, una patrulla de la Guardia Civil monta guardia para garantizar que nadie rompe el precinto de la vivienda, que sigue esperando todavía una inspección ocular del departamento de Criminalística.

Fue ahí dentro donde se encontró el cadáver de Dolores O. G, de 79 años, a quien todos conocen en el pueblo con el sobrenombre de La Pajarita. La mujer había sido estrangulada por la persona o las personas que entraron a robar en su casa la madrugada del domingo al lunes. Dicen los vecinos que acababa de cobrar la pensión, que alguien debió saber que tenía dinero y asaltó la vivienda con resultado fatal.

La casa es una vivienda de una sola planta con una entrada de garaje por la parte trasera, que también tiene un precinto de la Guardia Civil para que nadie entre. Es una típica casa de pueblo, grande, quizá demasiado para una mujer que residía sola. Era viuda y tres de sus cuatro hijos residen fuera de la provincia de Sevilla. La atendía una hija que vive en Las Cabezas y se encargaba de cuidarla y visitarla regularmente.

Está en una calle tranquila, en la que no hay comercios, sólo casas. Está cerca de una vía principal de este pueblo de 16.000 habitantes, como es la avenida de Jesús Cautivo. No hay mucho movimiento una mañana como la de este martes en Las Cabezas. El bar más cercano, Luchi, está cerrado. Una mujer friega la entrada del local. Cuesta encontrar otro local abierto donde tomar café.

La puerta de la vivienda, precintada.
La puerta de la vivienda, precintada. / Juan Carlos Muñoz

Lo hay más abajo, al final de la avenida. La Kedá, se llama, y hoy recibe un goteo de informadores que abandonan por un momento la puerta de la casa para buscar un café. Les recibe un ejemplar del Diario de Sevilla que lleva en la portada el suceso del que todo el mundo habla: "Matan a una anciana durante un robo en su casa en Las Cabezas", dice una nota en la parte inferior derecha de la primera página.

"Claro que la conocíamos, nosotros llevamos viviendo aquí 16 años y ella ya vivía en esa casa", explica una pareja de personas mayores que sortea a los reporteros como buenamente puede. "Ya he hablado, por favor, no quiero aparecer en la tele", se excusa la mujer. Sin cámaras, se paran amablemente a explicar lo poco que saben del crimen, más o menos lo que ya se ha contado. Y admiten que tienen miedo: "Claro que tenemos miedo, no he subido ni a la azotea a tender la ropa".

La vecina de al lado, Rosario, pasó por la puerta del número 10 y le sorprendió verla abierta. Eran las ocho y media de la mañana, cuando la mujer salió a desayunar. Al regresar, seguía la puerta abierta, por lo que llamó a su vecina. Al no obtener respuesta, entró y la vio muerta. Llamó a la Policía Local, que envió una patrulla al lugar de los hechos y comprobó la veracidad del aviso.

Los agentes municipales establecieron un primer perímetro de seguridad en torno a la escena del crimen y llamaron a la Guardia Civil, cuya Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) es la que se encarga de la investigación de este crimen. Ya llegaron agentes de homicidios y la comisión judicial, que decretó el levantamiento del cadáver a mediodía. El cuerpo de la anciana fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Sevilla, donde estaba previsto que se le practicase la autopsia este martes.

Periodistas en la puerta de la casa de Dolores.
Periodistas en la puerta de la casa de Dolores. / Juan Carlos Muñoz

La propia Rosario intervino por teléfono en el programa Hoy en día de Canal Sur Televisión para contar lo ocurrido. "Soy la vecina de pared con pared. A las ocho y media de la mañana salí de mi casa y la puerta estaba abierta. Fui a desayunar y al volver, la puerta seguía igual. Me asomé y la llamé, pero no obtuve respuesta. ¿Cómo iba a responder? Si estaba muerta".

"No he pegado ojito en toda la noche, fui yo la que la encontró. Acabo de volver del tanatorio. Siempre me dado mucha lástima esta mujer, porque tiene cuatro hijos pero es como si estuviera sola. Uno vive en Barcelona, otro en El Puerto. Yo le llevaba la comida muchas veces. Ella estaba operada de la cadera y de las rodillas, no andaba bien", relató la mujer, que dijo desconocer si en la casa había dinero y si los ladrones se llevaron algo. "¿Quién sabe el dinero que tiene nadie en su casa?".

Rosario añadió que ella ya sufrió un robo en su casa hace años, si bien no estaba en su vivienda. "Le he cogido miedo a estar en la casa, no me quedo ya sola y le pido a mis hijos que vengan". Es el sentir general en el vecindario. Luis, cuñado de Rosario, tiembla cuando atiende a una periodista. "Yo les respondo a las preguntas, pero no sé mucho más. No estoy bien, hace dos meses que murió mi señora. Sólo quiero decir que ojalá cojan pronto al que ha hecho esto".

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