Un revés para El Palmar de Troya tras 17 años de trámites
Utrera
El movimiento por la segregación arrancó en 1999, cuando un grupo a favor de la independencia sacó un edil en Utrera
La población es Entidad Local Autónoma desde 2003
El expediente se impulsó poco antes de la aprobación de la Ley de Reforma Local.
La lucha de El Palmar de Troya por segregarse como ayuntamiento arrancó en 1999, cuando se formó el Grupo Independiente Proayuntamiento de El Palmar de Troya (GIP), entorno al edil socialista que solía sacar esta pedanía en las elecciones municipales, Manuel García.
Volvió a salir como concejal en ese mandato y entró en un gobierno de coalición con el PSOE e IU, que inició en 2001 la tramitación del expediente. El primer hito fue el reconocimiento por parte de la Junta como Entidad Local Autónoma, en 2003, que implica tener ya una especie de plenario (junta vecinal), gestionar de forma delegada algunos servicios y presupuesto y poder acceder a ayudas y subvenciones.
Como tal, El Palmar está sometido a los mismos controles por parte del Ministerio de Hacienda y Función Pública que un ayuntamiento. El actual alcalde de la ELA, Juan Carlos González (PSOE), ha venido defendiendo, de hecho, frente a los que dudan de la viabilidad como ayuntamiento que las cuentas se cierran con superávit.
No obstante, el expediente de la segregación se ha tramitado con cierta lentitud. No se impulsó en firme, de hecho, hasta mediados del mandato pasado, cuando se vio que la ley de reforma local establecía ese requisito de la población (mínimo 5.000 habitantes) para segregarse y apostaba, incluso, por fusiones de municipios que redujeran el número de ayuntamientos.
En esa lentitud puede que pesara también lo que supondría para Utrera perder a casi 2.500 habitantes desde el punto de vista de la financiación local. Aunque en estos años ya ha superado la cifra de los 52.700 vecinos. Es decir, aún con una hipotética segregación no bajaría del umbral de los 50.000 empadronados.
Uno de los últimos trámites se cumplimentó el pasado mes de mayo, cuando el Pleno de Utrera aprobó por unanimidad la que sería la delimitación territorial del nuevo núcleo, con unas 3.563 hectáreas. Se estaba pendiente del dictamen del Consejo Consultivo y de la Junta.
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