La recogida puerta a puerta como solución al reciclaje
Medio Ambiente
El plan de residuos de la provincia apuesta por esa opción en zonas rurales
En las ciudades, recomienda poner un quinto contenedor con sistemas de identificación sólo para los residuos orgánicos
La Diputación de Sevilla ha tenido en exposición pública hasta el 28 de noviembre la versión preliminar del Plan de Residuos No Peligrosos de la Provincia de Sevilla, realizado por la empresa Idom, en el que se hace un primer diagnóstico del servicio y se apuntan los cambios “urgentes” que hay que introducir en prevención (para intentar que las familias generen menos residuos) y en gestión (con nuevas infraestructuras, incentivando al ciudadano y sancionando cuando sea necesario) para cumplir con los objetivos marcados por la UE, en los que ya se va con retraso.
Los fijados para 2020 no se cumplirán ya y, en marzo de 2017, la Comisión Europea ya hizo recomendaciones para que los países más rezagados, como España -donde de media el porcentaje de residuos que acaba en vertedero es del 60% y las tasas de reciclaje del 30%- se pusieran las pilas, sobre todo por escasa gestión de los biorresiduos (restos de alimentos, cocinados, podas y jardines, todos ellos orgánicos).
En Sevilla, esos porcentajes son peores: el 80% de las basuras que generan pueblos y ciudades acaban en vertederos –cuatro en la provincia y ya saturados– cuando teóricamente, en 2020 se tendría que reciclar la mitad, según el Plan Estatal Marco de Residuos (Pemar).
Este plan, que incluye también los datos de la capital, concluye que la principal baza para darle la vuelta a los datos es el biorresiduo, los restos orgánicos que se generan en los hogares o los negocios. Y para ello se necesitan modelos de recogida que eviten el anonimato, como hasta ahora, sino que impliquen más control además de la concienciación e incentivación de los ciudadanos.
Entre las medidas que se proponen para un servicio público que, en última instancia es competencia municipal, está volver a modelos recogida puerta a puerta donde sea factible, como pueblos pequeños. El sistema ayudaría a eliminar contenedores de la acera, en zonas que muchas veces no tienen espacio, reforzando la red de puntos limpios.
Donde esa recogida puerta a puerta no sea posible, en ciudades más grades, se apuesta por poner quinto contenedor sólo para esos desechos orgánicos, sin mezclas de ningún tipo, pero cerrado y con tarjeta magnética. También sería necesario incorporar el mismo dispositivo en el contenedor para los restos, para evitar que todo termine en éste.
Los restos orgánicos, para compost
El objetivo es que ese biorresiduo, que supone el 40% de las basuras de competencia municipal, no acabe en el vertedero, sino que se transforme en un “compost de calidad” para mejorar los terrenos en una provincia, con “abundancia de suelos degradados y faltos de materia orgánica”.
En el documento se incide en que lograr que las familias separen esos residuos biológicos mejoraría incluso la calidad de los restos que se depositan en los otros contenedores de reciclaje, con mucha mezcla y humedad en la actualidad, lo que permitiría diseñar plantas de tratamiento e incineradoras más eficientes, con menos consumo eléctrico.
“La línea base actual de la gestión” en materia de residuos “dista mucho de cumplir con el principio de jerarquía de residuos, así como de los objetivos cuantitativos de reciclaje impuestos por la normativa supraterritorial”. Éstos son del 50% en 2020.
Es decir, Sevilla tendría prácticamente que duplicar las cifras en este sentido el año que viene, aunque no lo hará; llegar al 55% en 2025;del 60% en 2030 y del 65%, en el horizonte de quince años. Para lograrlo, hay que aumentar las cifras de recogida selectiva, tanto en cantidad como en calidad. “La gestión de la recogida en masa del modelo actual, aunque se someta a procesos de valoraización, contribuye de una forma limitada a las cifras de reciclaje”, se insiste.
Los expertos que firman esta versión preliminar de un plan del que ahora se deberán analizar las alegaciones, creen que para alcanzar esa la calidad de la selección de los residuos en origen, el sistema de recogida puerta a puerta es eficaz, por su proximidad al generador, “donde no existe el anonimato se logra que ponga un mayor cuidado en la clasificación” y permite ejercer un mayor control y sancionar incluso si no se cumplen unos estándares mínimos.
No obstante, se reconoce que sólo podría implantarse en zonas de baja densidad de población, no en núcleos más poblados. De ahí que se recoja también ese “modelo de cinco fracciones”, con un contenedor más de los que ya se usan para reciclar.
Para apostar por uno u otro o soluciones distintas –se señala– habrá que tener en cuenta el edificio, el tipo de edificación, las características urbanas y los negocios que dominan para combinarlo con recogidas especiales a grandes productores, algo muy importante también para mejorar los porcentajes de reciclaje.
Por otro lado, hay que tener en cuenta criterios de ecología urbana (como gestión del espacio público, tráfico, olores, etcétera).
En cualquier caso, se da por hecho que los costes de aumentarán, por las necesarias adaptaciones que hay que hacer. La transición requiere “una participación ciudadana activa”, tanto con sistemas disuasorios –quien contamina paga– como con “recompensa”, es decir, con pagos por el correcto reciclaje o algún tipo de compensación, “sistemas que involucran a la población”. Todo ello, sin dejar de “motivar, formar, educar y articular otro tipo de incentivos”.
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