La realidad se impone al laicismo
Los Palacios y Villafranca
Alcaldes y ediles de IU de Sevilla apuntan que la propuesta de la asamblea regional para que no acudan a actos religiosos supondría dar la espalda a parte de sus vecinos y a la cultura popular.
La enmienda al documento estatutario aprobado en la asamblea de IU-CA, que aboga por que los cargos públicos de la federación no participen o se distancien de los actos religiosos, no irá mucho más allá de ser una declaración de intenciones en la provincia de Sevilla, donde, salvo excepciones como Marinaleda (donde la laicidad se ha generalizado en las fiestas), se topará con la realidad e idiosincrasia de los pueblos.
En la mayoría de ellos, esos eventos religiosos tienen mucho que ver con la identidad y el folclore; son un elemento de participación tanto de creyentes como de agnósticos. Y las hermandades son, más que entidades de carácter religioso, unos elementos que articulan la sociedad civil, más que otras asociaciones, con las que los políticos -los que gobiernan o los que aspiran a ello- cuentan o con los que tienen que lidiar. Puede que en las zonas urbanas sea distinto, aunque es en las áreas rurales donde IU ha logrado un mayor peso institucional en Sevilla.
Es la percepción que tienen también de la propuesta que salió el pasado fin de semana de la XIX asamblea de IU-CA la mayoría de los alcaldes y ediles de la federación en la provincia sevillana consultados por este diario y que confirman que, en la práctica, no van a cambiar su actitud en ese sentido y están seguros de que el asunto no irá mucho más allá de unos simples titulares de prensa.
"Lo veo más como una declaración de intenciones, un posicionamiento simbólico, un toque de rebeldía y de contrapunto a las imposiciones del Ministro de Educación, José Ignacio Wert, con la religión", resumía el regidor de Isla Mayor, Ángel García Espuny, que coincidía con muchos de sus homólogos y ponía el acento en que las hermandades son, sobre todo, un "colectivo social", que se implica en campañas solidarias de todo tipo en los pueblos.
"No vamos a hacer una crisis de eso", coincidía José María de la Hera, primer teniente de alcalde de Cantillana, donde IU gobierna con el PSOE. Tras manifestar que IU de Cantillana "acepta" el documento aprobado en la asamblea de Andalucía, cree que hay que hacer una distinción entre religión y religiosidad popular, como ya intentó el nuevo coordinador de IU-CA, Antonio Maíllo, quien, tras ser preguntado sobre el asunto, reconoció que entre los militantes de la federación de izquierdas hay muchos cristianos de base y restó repercusión práctica a la propuesta, aunque reiteró que "la imagen del alcalde detrás de la patrona es una herencia franquista" y que se debe ir profundizando en la separación entre Iglesia y Estado. También entre Iglesia y ayuntamiento.
La mayoría de los "actos religiosos" que se celebran en los pueblos de la provincia de Sevilla son "fiestas populares" enraizadas. En el caso de Cantillana en torno a dos hermandades, insistía José María de la Hera. "Cuando me invitan a mí no lo hacen porque sea de IU, sino por ser teniente de alcalde y por representar a todos los vecinos del pueblo; a la gente le gusta ver a sus concejales en los actos", dice, y subraya que dar la espalda a eso sería dársela a parte de sus vecinos, de sus amigos y su familia. Pese a todo, insiste en que en la asamblea local de IU nunca se han dado directrices y se deja a cada cual participar o no en actos religiosos. Este edil de Cantillana lamentó que, al final, este tipo de cosas terminen quedando como lo único de una asamblea que ha sido importante para el partido por otras muchas cosas.
"Entre nuestra militancia, tenemos a creyentes y agnósticos, personas que se han casado por la Iglesia y han bautizado a sus hijos y otros que no", apuntaban desde Izquierda y Progreso, la formación que recuperó para IU la Alcaldía de Los Palacios y Villafranca y que se integró formalmente en la federación, precisamente, en la asamblea del pasado fin de semana. Desde la formación palaciega se interpreta que lo aprobado es sobre todo una recomendación para el partido, pero no es aplicable a los cargos institucionales que, obligatoriamente, deben representar a todos.
"Pienso asistir a todo lo que se me demande desde mi pueblo, porque antes que nada soy alcalde de Almensilla; como tal, mi actitud debe ser distinta a la de un ciudadano de a pie", asevera José Carlos López, que apunta que en muchas ocasiones no es el alcalde el que asiste personalmente a esos actos, pero el gobierno local envía a algún concejal como representante. "No me parece bien", deja claro. López está pendiente de que se resuelva un expediente disciplinario que se le abrió por no seguir las directrices de la asamblea local de IU en algunos asuntos del gobierno local, que le ha costado el apoyo de dos ediles y le obliga a llegar a acuerdos con el PSOE y el PP.
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