Un jurado popular enjuicia al joven que cometió un triple asesinato

Un jurado popular enjuiciará a partir del próximo viernes al esquizofrénico Luis Miguel Briz Torrico, que se enfrenta a una petición de hasta 60 años de cárcel por el triple parricidio ocurrido el 28 de febrero de 2013, cuando el joven asesinó a sus padres y a una hermana en la vivienda donde residían en Dos Hermanas.

El acusado se enfrenta a una petición del fiscal de 57 años de cárcel, si bien el Ministerio Público le aplica la eximente completa de enajenación mental, por lo que solicita que la pena de cárcel se sustituya por su internamiento en un establecimiento psiquiátrico penitenciario.

La acusación particular que ejercen varios familiares de las víctimas reclaman, por su parte, una condena de 60 años, con un límite máximo legal de cumplimiento de 30 años, ya que considera que su trastorno mental sólo puede ser considerado como una circunstancia analógica pero nunca como una eximente.

Dos hermanos de la madre del acusado reclaman además una indemnización de 500.000 euros por los daños morales causados y en la que se incluye una compensación adicional por haber estado ejerciendo las funciones de depositario judicial. La misma indemnización reclaman dos hermanas del padre del procesado.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular recuerdan que el crimen tuvo lugar el 28 de febrero de 2013, cuando Luis Miguel Briz Torrico regresó a su casa tras haber estado corriendo. Después de ducharse, bajó a la cocina a comer algo, donde se encontró con su hermana, María Inmaculada, quien según el acusado le "regañó" y en ese momento cogió un cuchillo de cocina de 19,5 centímetros de longitud con el que le asestó una puñalada en el cuello sin previo aviso y sin que pudiera oponer resistencia, "dado lo imprevisible y brutal del ataque", según precisa el escrito de calificación provisional de la acusación particular.

A continuación, se dirigió al dormitorio de sus padres, que estaban durmiendo la siesta, y con el mismo cuchillo, le asestó primero hasta 28 cuchilladas a su madre, Ángela, y otras 15 puñaladas a su padre, Donato.

La acusación particular recuerda que el acusado estuvo muchas horas a solas con los cadáveres antes de acudir a los juzgados y considera que Luis Miguel Briz empleó ese tiempo en "limpiar concienzudamente el escenario del crimen" y en colocar los cuerpos en el recibidor de la vivienda, cubriéndolos con una manta.

Esa misma noche y según el testimonio de dos taxistas, el acusado estuvo en un club nocturno de Dos Hermanas, donde fue recogido en torno a las 2:30 por un taxista que lo llevó a su domicilio. A la mañana siguiente, acudió a un centro de salud para ser reconocido por un médico con el fin de "construir una historia" para alegar que había actuado en legítima defensa y culpar a los fallecidos de lo ocurrido porque "habían querido matarle".

Luis Miguel acudió a continuación a los juzgados de Dos Hermanas, donde manifestó al funcionario que estaba de guardia que en su casa "había tres cadáveres y tenían que hacer algo con ellos". La Fiscalía considera que el acusado padece una esquizofrenia paraonide y que en el momento de los hechos tenía anuladas sus capacidades cognitivas y volitivas, por lo que debe aplicarse la eximente completa de enajenación mental.

La acusación considera que el asesinato fue premeditado y entre los preparativos se encuentran las continuas denuncias que desde el 31 de enero presentó por malos tratos contra sus padres, con la finalidad de alegar "legítima defensa", dado que trabajaba con su hermana, que era abogada y sabía en qué "consistía la legítima defensa".

En una de esas denuncias, presentada el 18 de febrero, llegó a manifestar lo siguiente: "Si matamos a alguien en defensa propia para protegernos no es asesinato verdad, aunque sean tres te estás defendiendo porque a estos tres de mi familia los quiero muertos".