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"Me han pegado un tiro"

Crimen machista en Sanlúcar la Mayor

Un hombre mata a su mujer y se suicida en presencia de su hijo de 14 años. La víctima logró llamar al 112 para comunicar que le habían disparado pero falleció minutos después.

"Me han pegado un tiro"
Fernando Pérez Ávila

12 de noviembre 2015 - 08:00

"Me han pegado un tiro". El operador del 112 que atendía al teléfono intentó seguir hablando, pero la llamada se cortó. Eran las 2:38 de este jueves. El trabajador intentó contactar con el número desde el que se había llamado, sin éxito, y se puso a tratar de localizar la ubicación desde donde se había efectuado la comunicación. Cuando logró averiguar que la mujer que llamaba lo hacía desde un domicilio situado en el número 15 de la calle Virgen de la Paz de Sanlúcar la Mayor, se puso en contacto con la central de la Guardia Civil y dio el aviso. Para entonces, un vecino ya se había presentado en el cuartel del pueblo asegurando que había oído al menos dos disparos en la barriada del Loreto. Tres patrullas de la Guardia Civil estaban ya en camino hacia el lugar de los hechos.

Cuando llegaron, los agentes descubrieron el cuerpo de un hombre, ya muerto, y una mujer que agonizaba en las escaleras de la vivienda. Él, Juan Guerrero, de 46 años, natural de Umbrete, yacía en el suelo con un disparo de escopeta en la cabeza. Ella, María del Carmen Almanza, de 45, natural de Sanlúcar y esposa del primero, agonizaba. Inmediatamente llegó una UVI móvil del servicio de emergencias del 061. Los médicos intentaron reanimar a la mujer, pero fue en vano. Certificaron la defunción a las 3:10.

Los investigadores se hicieron una idea rápida de lo ocurrido. Juan había disparado contra su mujer y luego se había pegado un tiro. La mujer había logrado llamar al 112 pero no pudo dar más información porque la gravedad de las heridas le hizo perder la consciencia hasta que media hora después expiró. El tiroteo había sido en presencia del único hijo de la pareja, un adolescente de 14 años. El chico contó luego a unos familiares que había oído que sus padres discutían y bajó de su cuarto al salón. Allí incluso intentó mediar y acabó propinándole un golpe a su padre, que cogió una de sus escopetas y disparó a la madre. Luego se descerrajó un tiro. El hijo de la pareja salió a la calle gritando y pidiendo auxilio.

El forense llegó a las seis de la mañana. Una hora más tarde, los cadáveres eran levantados y trasladados al Instituto de Medicina Legal de Sevilla, donde se les practicó la autopsia durante la jornada de este jueves. El juzgado de Instrucción número 2 de Sanlúcar la Mayor se ha hecho cargo de un caso en el que todo está aparentemente muy claro y resuelto, puesto que el presunto autor del crimen está muerto y apenas hay dudas sobre cómo ocurrieron los hechos. El Equipo Mujer-Menor (Emume) de la Guardia Civil, especializado en los casos de violencia doméstica y familiar, es la unidad encargada de la investigación.

Falta por aclarar por qué motivo Guerrero, que llevaba años bajo tratamiento psiquiátrico, tenía permiso de armas largas y contaba con autorización para disponer en su casa de dos escopetas y carabinas, todas ellas en regla y supervisadas por la intervención de armas de la Guardia Cívil. Es más, había renovado la licencia recientemente y para ello, cuentan sus amigos, sólo había tenido que pasar un simple reconocimiento médico, y después llevar el informe de la clínica al cuartel del instituto armado de Sanlúcar, situado aproximadamente a un kilómetro del escenario del crimen.

Guerrero era aficionado a la caza y tenía también una colección de cuchillos en casa. "Una vez llegó a pedirme 60 euros para comprar un machete que había visto en algún sitio", dice Manuel, primo de Juan e íntimo amigo de la pareja, consternado a la puerta de la casa de la calle Virgen de la Paz. "Juan tuvo una infancia dura. Su madre murió cuando él tenía cinco o seis años y el padre se refugió en la bebida. Luego creció y se alistó en la Legión. Era analfabeto, trabajó durante años en lo que le salía y ya llevaba bastante tiempo de baja. No estaba bien, llevaba años en tratamiento psiquiátrico. Era como un niño pequeño. En ocasiones podía resultar muy pesado. Quizás la infancia tan dura que había sufrido hizo que se arrimara a todo el que le daba cariño".

Ninguno de sus amigos ni vecinos lo definen como una persona violenta ni agresiva, aunque sí admiten que estaba obsesionado con su mujer. "Estaba todo el día detrás de ella". Hasta el punto de que, cuando su mujer trabajaba como limpiadora en el servicio municipal de limpieza de Sanlúcar la Mayor, él iba detrás. "Él no concibía el mundo sin Carmen. Yo sabía que si ella le faltaba, él se moriría a los dos días. Pero jamás la maltrató. Nunca. Igual al ver que la había matado decidió él matarse también".

"No la dejaba. Ayer fue la primera tarde que tomé café con ella y no estaba Juan", añade Clemorisa Muñoz, esposa de Manuel e íntima amiga de la víctima. Con ella formaba parte de una asociación que impulsa un proyecto pionero de viviendas sociales en Sanlúcar. "No percibí nada raro, qué va. Ni ayer ni nunca. Aquí nunca hubo malos tratos. Mi amiga tenía un carácter fuerte, nunca se habría dejado pegar". Nunca hubo ninguna denuncia relacionada con los malos tratos ni nadie vio nunca que Juan se comportara de manera violenta con su mujer. Si hubiera existido la más mínima sospecha, posiblemente se le habría retirado el permiso y las tres armas de caza que tenía, así como la colección de cuchillos.

Clemorisa y Manuel viven en el campo. Les llamaron en mitad de la noche para darles la trágica noticia. El niño se marchó con sus abuelos maternos. "Por favor, no vayáis allí, son personas mayores y están muy afectados. El chico, además, no está bien", pide Manuel. Carmen Almanza hizo un viaje a Portugal con su hijo durante el puente de Todos los Santos. Hay quien comenta que ahí cambió algo en la mente de Juan, quizás molesto porque su pareja se marchara sin él. Los allegados lo niegan. "No lo creo, era un viaje que solían hacer todos los años y éste, como no tenían dinero suficiente, se fueron ella y el niño. Él prefirió quedarse aquí cazando".

La víctima trabajó durante años en el servicio municipal de limpieza de Sanlúcar la Mayor, aunque actualmente se encontraba en paro. Era una persona muy luchadora y tenía un marcado carácter social. Pertenecía a la Plataforma de Afectados de la Hipoteca (PAH), impulsaba un proyecto de viviendas sociales en el pueblo y también era secretaria de la asociación de vecinos Vistahermosa. En el Ayuntamiento participó en unos talleres de elaboración de mosaicos. Fruto de este trabajo pueden verse algunos azulejos que hay en la entrada de la barriada del Loreto. Su muerte desató ayer una oleada de reacciones de condena de todos los partidos políticos, sindicatos e instituciones de todo tipo.

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