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El parricida llevaba al menos seis meses sin tomar su medicación

Un informe médico emitido trece días antes del crimen aconsejaba su estudio para un posible ingreso.

El parricida de Dos Hermanas Luis Miguel Briz Torrico, custodiado por la Policía el pasado sábado. / Juan Carlos Muñoz
F. Pérez Ávila · J. Muñoz

05 de marzo 2013 - 07:20

Luis Miguel Briz Torrico llevaba al menos seis meses sin medicarse. Se negaba a seguir el tratamiento prescrito para la esquizofrenia paranoide que sufría y esta descompensación se había traducido en un agravamiento de la enfermedad. Según fuentes de la investigación, desde septiembre de 2012 Briz Torrico acudía o mandaba periódicamente a los juzgados cartas en las que denunciaba que sus familiares querían matarlo y le hacían la vida imposible.

Esta manía persecutoria es uno de los síntomas claros de la esquizofrenia y posiblemente se mostrara en Luis Miguel Briz Torrico después de un largo periodo de descompensación. Esto podría indicar que el tiempo que llevaba sin tomarse la medicación era aún mayor, posiblemente superior a un año. Avalan esta teoría sus tres ingresos en los últimos meses en el Hospital de Valme y sus ausencias del domicilio familiar, una de las cuales protagonizó en febrero de 2012 y fue denunciada por sus padres ante la Policía Nacional.

El 15 de febrero, sólo trece días antes del triple crimen, el padre y la hermana del parricida acudieron a la consulta del especialista que lo trataba y le expusieron la negativa de éste a tomarse las pastillas y el deterioro de su estado. El psiquiatra emitió un informe en el que aconsejaba una próxima revisión para estudiar la posibilidad de ingresarlo. La visita estaba aún pendiente.

La tarde del 28 de febrero, Luis Miguel Briz regresó de correr un rato al domicilio familiar ubicado en el número 10 de la calle San José de Dos Hermanas y se encontró con su hermana. Según declaró ante la juez, ésta le gritó al oído, algo que él no soporta. Fue a ducharse y bajó a cenar, cuando volvió a gritarle al oído y le increpaba continuamente. Siempre según su versión, el parricida no tuvo "más remedio que defenderse" y degolló a su hermana con un pequeño cuchillo de cocina. Justo después de matarla, apareció su padre armado con otro cuchillo y, tras una pelea con él, le asestó una cuchillada brutal que le atravesó la tráquea. Finalmente acabó con la vida de su madre. Tras perpetrar el triple crimen, se marchó a un prostíbulo y mantuvo relaciones sexuales. Para ir y volver tomó un taxi.

Luego regresó a la vivienda para limpiarla -dejó la casa completamente limpia- y colocar los cadáveres envueltos en mantas en el recibidor de la planta baja de la vivienda. Allí, lloró junto a los cuerpos de sus familiares y mostró sentimientos contradictorios, puesto que también se sintió "satisfecho" por lo que había hecho, al verse liberado puesto que en su enfermedad pensaba que sus familiares querían acabar con su vida.

Los informes psiquiátricos serán determinantes a la hora de concretar si Luis Miguel Briz Torrico puede ser enjuiciado como autor del triple crimen o es inimputable debido a su enfermedad mental. El pasado viernes, el joven entregó una carta en el juzgado de Dos Hermanas donde confesaba el crimen y alegaba que había actuado "en defensa propia", porque según creía sus familiares querían acabar con su vida y por eso les acuchilló, llegando a explicar incluso a la funcionaria que le atendió que las víctimas estaban "de cuerpo presente" en su domicilio.

El domingo, después de que la juez ordenara su ingreso en el hospital psiquiátrico penitenciario, la Policía trasladó a Luis Miguel Briz desde la cárcel al Hospital de Valme, donde fue sometido a varias pruebas relacionadas con su enfermedad mental.

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