"Llevo 25 días sin poder enterrar a mi padre, necesito darle descanso cuanto antes"
Manuel Roldán, de 65 años, murió arrollado por un tren en Utrera pero una pierna se halló en Santa Justa mientras se buscaba a Álvaro Prieto
Los hijos del fallecido están a la espera de las pruebas de ADN para darle sepultura a su padre, pero el proceso se alarga demasiado en el tiempo
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Natividad Roldán lleva 25 días viviendo una pesadilla que parece no tener fin. Su padre, Manuel Roldán Marchena, de 65 años, murió arrollado por un tren en Utrera la mañana del 12 de octubre. El cuerpo quedó desmembrado y no se recogieron todas las partes del mismo en la vía. Una de las piernas apareció al día siguiente en la estación de Santa Justa, enganchada en el tren que lo atropelló. Eran justo los días de la desaparición de Álvaro Prieto y hubo que hacer pruebas para comprobar que la pierna no era del joven cordobés desaparecido. Tres semanas después, la familia Roldán sigue a la espera de la orden judicial que permita dar sepultura a Manuel.
Aquel día festivo, la hija del hombre arrollado pro el tren había aprovechado para practicar senderismo. Hacía la ruta de El Bosque a Benamahoma, en la provincia de Cádiz, cuando recibió una llamada de la Guardia Civil. Eran las 12:30 del mediodía. El accidente se había producido a las 9:20 a la altura de Utrera. Un tren había atropellado a su padre y éste había fallecido. Por teléfono no le dijeron nada de eso, simplemente que tenía que personarse en la Guardia Civil de Utrera y que fuera acompañada de alguna persona adulta. Al insistir y preguntar los motivos, le informaron únicamente de que su padre había muerto. "No sabía de qué manera, pero intuí que había sido fuera de su casa", cuenta Natividad, que recibió a este periódico el pasado jueves en su casa de Los Molares, a menos de diez kilómetros de Utrera, su ciudad de origen.
Al llegar al cuartel, le comunicaron las circunstancias de la muerte. "Me dijeron que fue arrollado por un tren y que se lo habían llevado al Instituto de Medicina Legal, en San Jerónimo. Los tres hermanos fuimos para allá y allí nos comunicaron que tenían que hacerle la autopsia y que iba a tardar como mínimo un día, entre 24 y 48 horas". La familia pasó en el tanatorio de San Jerónimo, en Sevilla capital, toda la tarde de 12 de octubre. La noche la pasaron en Utrera porque a la mañana siguiente tenían que comparecer en los juzgados de esta ciudad, "para decir cómo queríamos enterrar a mi padre".
Tal como terminó esa comparecencia, los hijos del fallecido regresaron al lugar en el que se mantenía el cuerpo de su padre. Era ya la mañana del 13 de octubre. "Nos comunican que si no se le ha practicado la autopsia antes de las 14:30, tendríamos que esperar otras 24 horas más. A las 14:15 no sabíamos nada aún, pero en un cuarto de hora se agilizaron los trámites y nos dijeron que sí, que el cuerpo salía para Utrera y podíamos velarlo ese mismo día".
El cuerpo de Manuel Roldán llegó a Utrera a las tres y media de la tarde del viernes 13 de octubre. "Por fin iba a descansar". Estuvieron toda la noche velándolo y le hicieron incluso un responso a las diez de la mañana del sábado 14, aunque el entierro no estaba previsto hasta la una y media de la tarde de ese mismo día. "Tras el responso lo volvieron a traer a la sala. Una hora antes de la prevista para el entierro, nos dicen que mi padre no va a poder ser enterrado".
Le llamaron del Instituto de Medicina Legal para comunicarle que el entierro se había paralizado por orden judicial porque habían aparecido "restos de extremidades inferiores" en la estación de Santa Justa, que había otras personas desaparecidas en el entorno de la terminal, en clara referencia al joven Álvaro Prieto, y había que investigar de quién era la pierna. "Todo apuntaba a que era de mi padre, pero era lógico que se investigara. Preguntamos que si eso podía tardar mucho y nos dijeron que en unos tres o cuatro días como mucho estaría eso resuelto".
Esos restos fueron encontrados la tarde del 13 de octubre en el tren que arrolló a su padre. Era un media distancia que cubría la línea Sevilla-Málaga y, tras el accidente, regresó a la estación de Santa Justa mientras que los viajeros fueron trasladados en autobús hasta Arahal para continuar después en tren hasta su destino. "Aunque aparecieron el 13 por la tarde, a mí no me avisaron hasta el 14, una hora antes de enterrar a mi padre. Creo que me podrían haber avisado antes. Si el entierro hubiera estado previsto para justo después del responso, lo hubieran sacado, aunque llevara una hora enterrado nada más".
Pasó el fin de semana sin más novedad y llegó el lunes 16, día en que apareció el cuerpo de Álvaro Prieto oculto entre dos vagones de un tren en reparación a dos kilómetros de la estación de Santa Justa. "Apareció cuatro días más tarde que mi padre, el cuerpo estaba entero, la autopsia confirmó que murió electrocutado electrocutadoy se enterró, pero mi padre seguía pendiente de las pruebasde ADN". Fue identificado en un primer momento por las huellas dactilares, pero falta la confirmación de que la extremidad hallada es la suya.
El hallazgo de la pierna en Sevilla complica aún más la cuestión, pues hay dos juzgados implicados. El número 2 de Utrera lleva la aparición del cuerpo en las vías del tren y el de Instrucción 11 de Sevilla la de la pierna en la estación de Santa Justa. Es el mismo juzgado que se encarga de la investigación del caso de Álvaro Prieto. Igualmente, el cuerpo se encontró en demarcación de la Guardia Civil y la pierna en la de la Policía Nacional.
La familia tiene otra queja. "También me podían haber dicho desde un primer momento que mi padre no ibaentero, que no llevaba todas sus partes. Enterarnos que habían aparecido restos después fue un mazazo para nosotros. Nos respondieron que en un golpe de tren hay muchas partes del cuerpo que se pueden desmembrar. Estamos de acuerdo, pero eso me lo tenían que haber dicho antes. Si nos enteramos después cuando aparecen restos, es que alguien ha hecho su trabajo mal".
Lo último que sabe del caso es que los análisis de ambos restos se han mandado a Madrid para que allí los cotejen y confirmen que el cuerpo y la pierna son de la misma persona. "Se manda ADN del cuerpo de mi padre y ADN de la pierna para que confirmen que son de la misma persona". Los juzgados están a la espera de recibir estos informes, pero nadie le da fechas ni le dice nada más. "En la Guardia Civil me dijeron que la Policía Judicial había enviado los informes suyos al juzgado número 2 de Utrera pero allí no ha llegado nada". Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmaron que este órgano está a la espera de recibir esta documentación para proceder por fin a ordenar la sepultura de Manuel Roldán.
Natividad hace una comprobación en mitad de la entrevista. Llama al juzgado de Utrera y la persona que le atiende le corrobora que no han recibido nada y le pide que se ponga en contacto con el de Instrucción 11 de Sevilla, por si tuvieran allí alguna noticia. No atiende nadie al teléfono en ese momento. Natividad se presentó hace unos días en este juzgado y vivió un trato que considera de escasa humanidad por parte de la persona que le atendió, que le tiró la carpeta de su padre encima de la mesa. "Ella no es nadie para tratar así lo poquito que me queda de mi padre. Alguien del juzgado le tuvo que decir muy educadamente que se pusiera en nuestro lugar y en la situación que estamos viviendo. Le respondió que ya no sabe cómo decirnos que esperemos", dice. Del tanatorio, en cambio, sólo puede hablar bien. "Se están portando fenomenal, más humanidad imposible".
Mientras tanto, el cuerpo de su padre ha vuelto a ser trasladado desde el tanatorio de Utrera al de San Jerónimo. Los hijos habían exhumado a los abuelos para hacerle sitio a él en un nicho que tienen en propiedad. Ahora está el nicho prácticamente al descubierto y así han tenido que pasar el día de los difuntos, "con el cementerio de bote en bote". "Si nos hubieran avisado antes, no los habríamos exhumado todavía, no que ahora no sólo no podemos todavía garantizar el descanso de mi padre, sino que hemos interrumpido el de mis abuelos". Natividad guarda en su casa la figura que quiere poner en el nicho de su padre.
La familia desconoce si la muerte de Manuel Roldán fue un accidente o un suicidio. "No lo sabemos, sí es cierto que es una persona que ha sufrido depresiones y estaba sometida a tratamiento, pero también lo es que en este momento se encontraba muy bien, mejor que nunca. Llevaba su cartera, su DNI y dinero en efectivo. Aunque no tenía coche, acababa de renovar su carné de conducir y quería comprarse uno. No es la actitud de un suicida. Tampoco dejó nota de despedida ni manifestó nunca su intención de quitarse la vida", explica su hija. De la declaración del maquinista sabe que su padre iba caminando por la vía. "No sé si se pudo desorientar por algo, porque él cruzaba el paso a nivel casi todos los días y camina mucho por esa zona porque es donde se ha criado. Queremos pensar que fue un accidente, pero lógicamente pudo ser un suicidio".
Natividad Roldán está actualmente de baja psicológica, trabaja de carnicera en un supermercado y necesita volver al trabajo y recuperar su vida. "Necesito incorporarme al trabajo, necesito pasar página y darle descanso a mi padre para retomar mi vida, dedicarme plenamente a mis hijos y que no me vean tan decaída. Ellos lo notan y para ellos todo esto ha supuesto también un palo grande. Es un duelo que se extiende y que no tenemos fecha para ponerle fin". Su hermana también está de baja. La familia teme que llegue la Navidad y sigan si poder enterrar a su padre.
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