Dos puentes lejanos

La ministra de Defensa en El Rubio y Casariche

La ministra de Defensa, Margarita Robles, visita las pasarelas militares construidas en la Sierra Sur tras los destrozos originados por las riadas del pasado otoño

Ambas obras mantienen la comunicación de El Rubio con otros pueblos y levanta el aislamiento en el que quedaron unos agricultores de Casariche

Un militar observa los restos del puente antiguo con el nuevo detrás, en Casariche.
Un militar observa los restos del puente antiguo con el nuevo detrás, en Casariche. / Antonio Pizarro

Falta un cuarto de hora para que la ministra de Defensa, Margarita Robles, visite el puente que el Ejército de Tierra ha construido en El Rubio. En lontananza aparece un camión enorme, que viene por la carretera SE-9206 y se dispone a cruzar la pasarela. El camionero saca medio cuerpo por la ventanilla y se dirige a un fotógrafo de prensa que fotografía el puente mientras espera la llegada de la ministra. "Oiga, ¿por aquí puedo yo pasar?", pregunta el transportista. "No tengo ni idea", contesta el reportero, encogiendo los hombros.

En el otro lado del puente un mando del Ejército se da cuenta de que el camión va a cruzar. "Rápido, rápido, hazle fotos", le indica a un subordinado que se encarga de hacer el reportaje fotográfico de la visita de la ministra para comunicación interna. El soldado se dirige con la cámara al principio del fuente y capta de frente la escena. "Por el lateral, por el lateral", le grita el jefe, "que se vea lo grande que es".

El camión pasa como un translántico por el canal de Suez. Lento, pero pasa. El puente resiste perfectamente. Lleva en pie desde noviembre y a buen seguro este no será el primer trailer que lo atraviesa. Aunque quizás ningún otro fue tan fotografiado. Cuando llega a la altura de los militares, el transportista vuelve a asomarse. "No sabía si podía cruzar". El mando del Ejército le indica la señal que acaba de dejar atrás, que prohíbe el paso a vehículos que pesen más de 25 toneladas. "Con la carga que llevo no sé si las superaré", admite el camionero. En cualquier caso, ya ha pasado. Y tampoco se va a poner nadie a pesarle el camión unos minutos antes de la visita de una ministra.

Robles llega en helicóptero. Saluda al general Juan Gómez de Salazar, jefe de la Fuerza Terrestre, al delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y a los alcaldes de la comarca. Está también el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, que gestiona la carretera donde se ubica el puente. Pero no hay nadie de la Junta de Andalucía.

La ministra de Defensa recorre el puente de Casariche.
La ministra de Defensa recorre el puente de Casariche. / Antonio Pizarro

La ministra se encuentra con dos todoterrenos del Ejército en los que se han colocado unos paneles explicativos sobre los trabajos que se han hecho en la zona. Se han construido dos puentes, uno en El Rubio sobre el río Blanco, y otro en Casariche sobre el Yeguas. Las dos pasarelas militares sustituyen temporalmente a los puentes que quedaron destrozados por las riadas del pasado otoño. Son puentes Bailey, un tipo de pasarela portátil creada durante la Segunda Guerra Mundial que sigue siendo muy empleada en ingeniería militar en todo el mundo.

Robles cruza el puente, pregunta a los militares, comprueba la firmeza del tablero formado por listones atravesados... La prensa le espera al otro lado. La ministra comienza destacando la solidaridad del Ejército de Tierra, que se ofreció a construir los puentes nada más tener conocimiento de los destrozos, pero rápidamente los periodistas cambian el foco. "Ministra, ¿puede haber una intervención militar española en Venezuela? ¿se ha reforzado la seguridad en la Embajada?".

La titular de Defensa intenta esquivar las preguntas ("hoy es el día para reconocer la labor del Ejército"), pero termina siendo imposible ante el bombardeo de los informadores. Robles apunta que la postura del Gobierno español ya es conocida y que Nicolás Maduro debe convocar elecciones libres.

Trabajos del nuevo puente de El Rubio desde la pasarela militar.
Trabajos del nuevo puente de El Rubio desde la pasarela militar. / Antonio Pizarro

Siguen las preguntas sobre Venezuela. A unos metros del corrillo de periodistas, asesores, políticos y militares hay cuatro vecinos de El Rubio que se han acercado a ver a la ministra. Son Pepa Guerrero, Paqui Pachón, su hermana Aurelia y José Segura. Para ellos todo es bonito en esta soleada pero fría mañana. "El puente es estupendo. Para ir a Estepa tendríamos que dar un rodeo muy grande, y vamos mucho porque tenemos familia allí. Es muy bueno para el pueblo que venga la ministra a ver el puente y que salga en toda España", comentan, e invitan al periodista a la peña bética, donde leen su periódico todas las mañanas. "Tengo un saco lleno de periódicos, así de alto", dice Segura, colocando la mano a más de un metro de altura. De fondo todo está marcado por el martilleo de una grúa que trabaja en la construcción de un nuevo puente donde cayó el antiguo.

La escena se repite una hora y media más tarde en Casariche. El puente es el mismo modelo pero algo más pequeño, y tiene mucho menos tráfico. Sin embargo, quizás tenga una importancia vital porque había dejado incomunicados a varias familias de agricultores y ganaderos de este pequeño pueblo de la Sierra Sur.

La capitana Alejandre explica a la ministra la composición de su unidad. Es el Regimiento Especial de Ingenieros 11 (REI 11), con base en Salamanca. Lo forman un Batallón de Caminos y otro de Castramento. "¿Cómo dice, capitana? ¿Castramento?", pregunta Robles. El general Gómez de Salazar le explica que es un término habitual entre los militares para referirse a obras de ingeniería. El delegado del Gobierno bromea. "Sí, ministra, yo también me quedé algo sorprendido. Mejor castramento que castramiento".

La capitana se ha ganado a la tropa de agricultores. La mayoría están a pie de puente y aplauden al Ejército. "Tratadla bien que vale un millón por lo menos", dice uno de los lugareños. La capitana sonríe. En tres días se levantó el puente, que a diario cruzan los tractores de la zona sin la necesidad de dar un enorme rodeo. "Lo que tardaba en hacer tres horas ahora lo hago en una", explica Manuel Corona, agricultor nacido en Pedrera, criado en Lora de Estepa y que estuvo veinte años en Alemania. Hoy carga estiércol a diario en Casariche.

Margarita Robles charla con Manuel Corona, agricultor de Casariche.
Margarita Robles charla con Manuel Corona, agricultor de Casariche. / Antonio Pizarro

Hay menos periodistas que en El Rubio pero vuelven las preguntas sobre Venezuela. "¿Qué le parece que Maduro niegue que haya crisis humanitaria en Venezuela?". La ministra intenta llevar de nuevo el foco al puente sobre el río Yeguas, pero cambia el paso y decide dar titulares: "Quizás cuando uno está en la poltrona no ve lo que pasa en la calle. Maduro debe salir a la calle y ver la realidad de su país".

"Vivan el Ejército y estos militares", se oye de fondo. "Nos habíamos quedado incomunicados", cuenta Patricio Moriana, que no recuerda una inundación mayor en Casariche. "Todo esto era agua", señala el horizonte. "Los niños no pudieron al colegio durante una semana y, mi madre, que falleció después, estuvo doce horas sin poder ser atendida. Se podía pasar por el campo, pero en cuanto llovía se enfangaba todo".

El trabajo de 43 militares sirvió para levantar esa incomunicación en estos dos pueblos de Sevilla. Dos puentes lejanos para alguien que viene desde Madrid como Margarita Robles, pero que facilitan la vida a los vecinos de la Sierra Sur. "Gracias, gracias y gracias", le dicen los lugareños a su capitana.

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