"Mi madre me miraba con tristeza"

Morón de la frontera

María del Carmen Gordo Galán reclamará tres millones de euros en concepto de herencia al confirmarse mediante ADN que es hija de un rico empresario que tuvo una relación con la criada.

"Mi madre me miraba con tristeza"
"Mi madre me miraba con tristeza"
Fernando Pérez Ávila

13 de octubre 2015 - 19:06

María del Carmen Gordo Galán muestra una fotografía antigua que guarda en su teléfono móvil. Aparece ella, de joven, con su madre, María Gordo Galán. "Tenemos los mismos apellidos, como si fuéramos hermanas. En la foto yo tendría unos 20 años. Estaría a punto de casarme. O quizás ya recién casada. No sabría decirle". Está desbordada. Tiene ante sí a una decena de periodistas que le preguntan por su vida. María del Carmen fue hija de madre soltera y se crió sin saber quién era su padre. "Nunca quise preguntarle por respeto a mi madre, porque sabía que eso le hacía daño". Hoy, con 69 años, sabe que fue un rico empresario de Morón de la Frontera en cuya casa servía su madre.

Lleva tres años litigando para confirmarlo. La prueba de ADN acaba de hacerlo. Es, al 99,9%, hija de aquel señor del que apenas tiene recuerdos y cuyo cadáver hubo que exhumar. "Lo único que recuerdo es que, siendo muy chica aún, con unos tres años, vino a vernos a mi madre y a mí a un campo. Se bajó de un coche y me dio un beso y un dulce que a mí me gustaba mucho", contaba este martes, a veces entre lágrimas, a veces con una risa nerviosa, en el despacho de su abogado, Fernando Osuna.

A María, la madre de Carmen, la despidieron cuando se quedó embarazada. Probablemente la echara la esposa de su padre. La vergüenza la hizo después abandonar Morón, donde todavía conserva familia y donde su padre les había comprado una casa para que vivieran las dos. Carmen llegó a Sevilla con apenas 6 años. La infancia y la adolescencia las pasó, en ocasiones, separada de su madre. "Fueron años malos. A mí me dejaban todos los novios por ser hija de madre soltera. Mi madre me miraba con tristeza. Y ella entraba en alguna casa a servir y me veía un cuarto de hora cada dos semanas. Trabajaba de noche y de día. Para ella separarse de mí era... Pufffff". Llora. No puede seguir hablando.

Aquel millonario, del que ni ella ni su abogado quisieron revelar el nombre, murió hace más de 30 años sin descendencia reconocida. Sus bienes fueron heredados por una sobrina de su mujer. María del Carmen nunca supo quién era su padre hasta que en el año 2004, a la muerte de su madre, se lo comentaron algunos familiares de Morón. Ella, animada por sus hijos, quiso dar el paso en los tribunales. "No lo hice por dinero, sino por la satisfacción de escuchar que ese señor era mi padre", dice.

En un primer pleito, que está ya visto para sentencia tras la prueba de ADN, su abogado pedirá que sea reconocida como hija del empresario. Un segundo litigio será por la herencia. El letrado confía en que pueda alcanzar un pacto con la otra parte sin tener que llegar a juicio. En principio, le reclamará tres millones de euros, ya que la familia cuenta con varias fincas rústicas y urbanas, más los beneficios que éstas hayan dado desde la muerte del empresario. "El Derecho español protege a los hijos. Si hubiera hecho testamento, a Carmen le corresponden dos tercios de la herencia. Si no lo hizo, todos los bienes serían para ella", explica Fernando Osuna.

"¿Que qué haría yo con tres millones de euros? No lo sé. Si me sacan de los mil euros al mes -la pensión de viudedad que cobra- me pierdo", dice Carmen. Viuda, con dos hijos y cuatro nietos, hizo su vida en Sevilla capital, donde trabajó de costurera. "Lo que mi madre quería".

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