El incendio más voraz en más de una década en la provincia

La mayoría de la superficie se quemó en las siete primera horas La climatología y la presencia de eucaliptos fueron determinantes.

Trinidad Perdiguero

11 de septiembre 2016 - 05:03

La Guardia Civil no ha concluido la investigación sobre la autoría del incendio, que casi con toda seguridad fue intencionado, ya que las imágenes del Infoca revelan que, desde el principio, hubo dos columnas de humo. "Quiero pensar que no ha sido nadie del pueblo y por mucho que le doy vueltas no quiero creer los motivos que puedan llevar a hacer algo así", dice el alcalde. El primer foco fue en Las Jarillas, en una finca de encinas, el segundo en una de eucaliptos.

La presencia de estos árboles para fabricar papel fue determinante, arden con facilidad y sus pavesas se desplazan a más de un kilómetro. Se extendieron en la zona en los años 60 y 70, cuando se pagaba el triple por el arriendo de una finca para plantarlos que por una explotación al uso. Daban trabajo en la preparación del suelo, en talas y repoblaciones. Ahora todo está mecanizado. Los vecinos denuncian que uno de los eucaliptales afectados estaba descuidado y eso alimentó la voracidad de las llamas, que obligó a desalojar la aldea de Archidona, por el humo, y las de Valdeflores y La Alcornocosa, por peligro real de las viviendas, ahora ceñidas por los suelos calcinados.

El subdirector del Plan Infoca en Sevilla, Manuel Larios, explica que ha sido uno de los incendios más graves en años en Sevilla. La referencia más cercana es el de Riotinto, de 2004, y que sólo afectó parcialmente a la provincia. Pero aclara que su voracidad tuvo que ver, sobre todo, con la climatología: las lluvias de mayo hicieron que hubiera muchos pastos y pastizal, "combustible", que hasta agosto y septiembre, con el "verano real", no perdió su humedad. Es cierto que los eucaliptos arden con facilidad, pero el incendio también crea su propia atmósfera que lo acelera todo. Como ocurrió con el de Riotinto, la velocidad de propagación y la intensidad fueron tremendas. Prácticamente, arrasó más de 1.600 hectáreas en las seis o siete horas siguientes al inicio, la tarde del domingo 28 de agosto.

Larios explica que el mayor riesgo ahora está en el suelo, que al arder pierde sus propiedades físicas y químicas y queda a merced del arrastre. Lo prioritario es evitar su pérdida. Normalmente, tras un incendio, los propietarios, de forma individual o agrupados, presentan un plan de restauración, que tutela la Junta. Lo más urgente será elaborar fajinas y albarranas, pequeños muros o líneas de pendiente, respectivamente, con la propia vegetación de la zona para reducir la velocidad del agua, evitar que las cenizas terminen en los arroyos o se creen cárcavas.

A partir de ahí, según Larios, habrá que valorar la situación de cada finca. En las más afectadas, habrá que eliminar los pies de los árboles quemados para evitar plagas y hacer repoblaciones de encinas y matorral noble. También hay que habilitar caminos para que la maquinaria que se necesitará tenga acceso. En cualquier caso, el campo necesita su tiempo y, aunque no se ajuste a las necesidades de los que viven de él, hay zonas que se regeneran por sí mismas tras el fuego.

Hay afectados que critican la intervención de los bomberos. No por la escasez en medios, sino porque no se tuviera en cuenta a los propietarios de las fincas, a los que se desalojó, sin que pudieran informar de caminos, senderos, de la orografía que conocen para ayudar a la extinción, aunque no intervinieran en ella. La mayoría tienen planes antiincendios, con presas de agua y cortafuegos que sirven de poco cuando el fuego se hace grande, pero que les ayudarán ahora a librarse total o parcialmente de las tasas de extinción previstas en la Ley de Incendios. "Entendemos que para ellos tiene un valor sentimental, pero no podemos poner en riesgo la vida de personas con el dispositivo, no podemos tener un ojo en el fuego y otro en estas personas". En algunos municipios, sí que hay voluntarios de la zona a los que se forma expresamente con anterioridad, las Agrupaciones de Pronto Auxilio, para estos casos.

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