La herencia de 'Don Baldo'

El Hospital de la Santa Caridad, del siglo XVI, reabrirá como geriátrico en dos meses gracias a la donación de un vecino y la aportación de las administraciones

Una imagen de cómo ha quedado el edificio del Hospital de la Santa Caridad de Lebrija.
Una imagen de cómo ha quedado el edificio del Hospital de la Santa Caridad de Lebrija.
Trinidad Perdiguero

17 de abril 2008 - 05:01

La provincia contará en el plazo de dos meses con una nueva residencia de mayores con 50 plazas y un centro de día para otras 30 personas, homologados y con las prestaciones más punteras en asistencia a la tercera edad. Será cuando empiece a funcionar con los primeros usuarios la residencia del antiguo Hospital de la Santa Caridad de Lebrija, de cuya gestión se hará cargo la Fundación Geron, con el objetivo de que la mayoría de sus plazas sean concertadas con la Junta.

La novedad de este centro reside en que, a diferencia de otros que suelen ser de iniciativa municipal, para ponerlo en marcha se han conseguido aunar un origen histórico -el de la Hermandad de la Santa Caridad, fundada en el siglo XVI por los Reyes Católicos y una institución señera en Lebrija-; la última voluntad de un vecino, Baldomero Cortines Pacheco, que legó su patrimonio para los pobres y ancianos del pueblo; y las administraciones: la Junta y el Ayuntamiento, que han aportado cada uno alrededor 600.000 euros para una residencia que cuenta con 3.000 metros cuadrados construidos y que creará una treintena de puestos de trabajo.

Haciendo historia, la antigua residencia del Hospital de la Santa Caridad -ubicada en pleno centro de Lebrija, en la calle Trinidad- cerró sus puertas hace ya más de una década, cuando estaba en muy malas condiciones de habitabilidad y obsoleta para su cometido asistencial. Pese a todo, la asociación que la mantiene siguió empeñada en conservar su espíritu y su patrimonio. Aunque el grueso del inmueble es de nueva planta, se han rehabilitado algunas partes, como la capilla, que conserva los azulejos del siglo XVI aunque el grueso de la misma es del XVIII.

Por otro lado, está la decisión de Baldomero Cortines, conocido en el municipio como Don Baldo, un licenciado en Ciencias Químicas, miembro de una conocida familia de hacendados de Lebrija -su hermano, José Cortines, fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla-, que se dedicó a la agricultura y murió soltero. Legó sus bienes forma vitalicia -es decir, mientras vivieran- a sus 13 sobrinos carnales, aunque con el encargo de que después todo fuera a parar a una fundación con su nombre que asistiera a ancianos y pobres de Lebrija.

Fue un testamento complejo, según admite su sobrino Enrique Vélez, patrono de la Fundación y, a su vez, presidente de la Asociación Hospital de la Santa Caridad), quien consiguió poner de acuerdo a sus hermanos y primos para que, en lugar de esperar, el usufructo de la herencia se capitalizara, con el objetivo de que el encargo de su tío se hiciera realidad antes. Se plasmó en 250 millones de las antiguas pesetas en 1991.

La fundación, de la que son patronos el alcalde de Lebrija (hoy la alcaldesa María José Fernández) y el cura de Santa María de la Oliva y el presidente de la Asociación Hospital de la Santa Caridad, decidió que una buena forma de cumplir con la última voluntad de Don Baldo era recuperar este asilo. Su aportación ha supuesto más de la mitad de la inversión que ha sido necesaria para poner en marcha el nuevo complejo para mayores asistidos y con pocos recursos para pagarse un centro enteramente privado. Todas las habitaciones que se han hecho son individuales, salvo ocho para matrimonios, hay tres ascensores, una sala de enfermería y fisioterapia y peluquería, por citar algunas cosas.

De su gestión se hará cargo la citada fundación Geron, en virtud de un convenio que se firmó ayer mismo en Lebrija. No obstante, la asociación ha querido también preservar el origen religioso de la institución y, con la mediación del Arzobispado de Sevilla, ha habilitado una pequeña zona conventual en la que se instalarán por primera vez en la Península seis monjas Servidoras del Señor, una congregación de origen argentino y que ya está presente en Tenerife, de las que cuatro trabajarán también en la residencia.

En el acto de ayer de la firma del acuerdo para gestionar el centro estuvo presente el propio Vélez, la alcaldesa de Lebrija, María José Fernández, que subrayó la relevancia del proyecto para los lebrijanos, y el presidente de la Fundación Geron, Antonio Jesús Aguilar.

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