"La gente de San Juan está más allá del ruido, valoran las nueces"

Cambio de gobierno en San Juan de Aznalfarache

El regidor se marcha convencido de que sus vecinos comprenden y respaldan su trabajo municipal

Troncoso, ayer, antes de su último Pleno como alcalde.
Troncoso, ayer, antes de su último Pleno como alcalde.
Trinidad Perdiguero

23 de octubre 2009 - 05:01

En su último día como alcalde, Troncoso afirmaba ayer por la mañana no haber modificado sus rutinas. Para demostrarlo, señalaba varias carpetas con documentación por firmar sobre su mesa. Después de la entrevista, la plantilla municipal se despidió de él con un desayuno con chocolate y churros.

-¿Presentar su renuncia le ha supuesto un alivio después de tantos meses de rumores?

-Es una sensación agridulce, muy andaluza, como nuestros vinos. Obviamente, supone romper con casi once años de ser alcalde de una ciudad, un cargo que imprime carácter. Y sí que cuesta cuando se lleva toda la vida en política, aunque una vez que se toma la decisión de pasar página se suspira.

-Ha dicho que la primera decisión fue la de no repetir como candidato en 2011. ¿Cuándo se hizo esa pregunta, después del congreso provincial socialista?

-El alcalde que no se la haga todos los días es porque es un insensible o un insensato. Levantarte sin saber si vas a poder pagar las nóminas a los trabajadores o a los proveedores es una responsabilidad que abruma. Pero es verdad que uno no está debajo de un paraguas, sino que es permeable. Todo tiene que ver. Aunque es una decisión que he tomado yo y que he meditado.

-¿No verán sus vecinos esta marcha a mitad del mandato como un apaño del PSOE para dar a conocer a un nuevo candidato?

-No es exactamente eso, aunque va a servir para eso. Ahora es el mejor momento para irse, porque en la campaña electoral hay más presión y eso no es adecuado para este tipo de cambios. Es mejor hacerlo con tiempo para el Ayuntamiento y la persona que me vaya a sustituir. No es un huida en absoluto.

-¿Cuál ha sido o ha intentado que sea la impronta de su mandato?

-Soy demócrata y cuando digo que son los demás lo que tienen que valorar una gestión no es una pose, aunque esté contento porque los vecinos me han apoyado en tres ocasiones. Sí puedo explicar hacia dónde ha ido enfocado mi trabajo. San Juan carecía de un proyecto de ciudad, es un pueblo que se ha hecho a borbotones. Había que afrontar cómo se le daba cohesión social y territorial. Mi trabajo se ha centrado en hacer cosas para aprovechar todas las potencialidades del municipio y creo que ha sido un trabajo coherente, que no significa que no nos hayamos equivocado. Hemos intentado unir el Barrio Alto con el Barrio Bajo y recuperar identidades, como la historia del municipio con los restos arqueológicos o la recuperación de la casa de Minas de Cala, contrarrestando con todo eso la ciudad dormitorio. Buscar un desarrollo sostenible, aprovechar la situación estratégica de San Juan para convertirla en una ciudad de servicios de calidad.

-¿Hay algo que le duela especialmente dejarse en el tintero?

-Aunque algunas iniciativas están afectadas por la crisis, todo está en marcha. No hay nada parado. Me hubiera gustado ver acabado el PGOU porque es una herramienta vital para el municipio.

-En relación con eso. ¿No se podría haber canalizado mejor la participación de los vecinos para evitar el rechazo frontal, la respuesta negativa que ha propiciado? Le planteo la misma cuestión con los ruidos del Metro o el conflicto de la Policía Local. ¿Es casual que hayan coincidido en este mandato tantas protestas? ¿Hace autocrítica?

-Es que no hay respuesta negativa. Hay una manipulación política de gente vinculada al PP. Son respetables los intereses de los ciudadanos, pero a esos le hemos respondido: no vamos a perjudicarles más allá de la incomodidad de cambiar de vivienda y no íbamos a aplicar el valor catastral para ninguna compensación. En cuanto a la Policía Local, si hacemos una encuesta, el 80% de los ciudadanos no están de acuerdo con lo que hace en el municipio. Su planteamiento es al final cobrar dos veces por los mismos servicios. En cuanto a la plataforma anti ruido, son siete personas. Hay un problema, pero se está trabajando para solucionarlo buscando el origen del mismo.

-Muchos de los problemas que le han desgastado se deben a otras administraciones. ¿Está satisfecho de la respuesta que han tenido con usted y con San Juan?

-Generalmente, sí. En alguna ocasión, no. Hemos tenido el Metro, nos financiaron la plataforma para unir el Barrio Alto y el Bajo. En cuanto a la ampliación del centro de salud, yo me puse a la cabeza de las manifestaciones y se está haciendo. Lo he dicho muchas veces: San Juan es un municipio al que hay que compensar por nuestra situación estratégica. Como con la plataforma reservada para el autobús: sabemos que no puede ir por otro sitio, pero a cambio queremos que sea un tráfico amable y recuperar los muelles de Minas de Cala para hacer una gran plaza. En modo alguno hemos sido complacientes con otras administraciones.

-¿Temían usted y su grupo un mal resultado en las urnas en 2011?

-No sé lo que opina el grupo. Por mi parte, estoy convencido de que no. En las últimas elecciones que se han celebrado el PSOE obtuvo más del 54% de los votos y eso que hubo poca participación. La gente de San Juan está más allá del ruido y valoran más las nueces.

-Se dice que María Dolores Mogollo no se ha "autodescartado" tan claramente del proceso de sucesión, que sí que quería relevarle.

-Habría que preguntárselo. A nadie le desagrada asumir determinados retos. Otra cosa es que haya valorado su situación personal y la del partido. Sólo puedo decir que ha hecho un trabajo magnífico.

-Si se confirma, ¿qué le parece Fernando Zamora con sucesor?

-Estoy seguro de que el partido sabrá valorar todos los pros y los contras y elegir a la persona adecuada.

-Una pregunta tópica: dígame su momento más dulce y el más amargo de estos diez años.

-Lo que más te marca es cuando te sientes impotente para resolver algo, un incendio, por ejemplo, que te obliga a trabajar a la desesperada y los problemas de alguna gente joven con dificultades para insertarse en el mercado laboral. Lo mejor, es el cariño de la gente.

-Con usted se produce el relevo de una generación de alcaldes socialistas que ha lidiado con el punto álgido de los problemas del crecimiento del Aljarafe. ¿Han sido las respuestas tardías y deficitarias?

-El Aljarafe ha cometido errores en su desarrollo urbanístico. Pero tiene un gran valor: es una marca importante en muchos aspectos (en el ocio en lo residencial) y tengo la sensación de que no se está vendiendo lo suficiente. En general, a los alcaldes nos ha tocado la parte peor del trabajo, sin la financiación y las competencias resueltas y sin claridad jurídica.

-¿Algún último mensaje para sus vecinos?

-Que se pongan las pilas y que sean un pueblo reivindicativo, pero no quejica.

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