Un experto descarta la vía alimentaria y dice que la muerte fue "por inhalación"

Manifiesta que el fosfuro de aluminio es una sustancia "mortalmente tóxica".

Ep, Sevilla

17 de enero 2014 - 13:59

El profesor de Toxicología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, Guillermo Repetto, ha asegurado este viernes que la sustancia que supuestamente mató a la familia de Alcalá de Guadaíra es "mortalmente tóxica", por lo que con toda probabilidad los servicios sanitarios no podrían haber hecho "nada" por salvar sus vidas incluso habiéndolas trasladado a un centro hospitalario, "dada la rapidez con que avanzó el producto tóxico".

El experto en Toxicología ha explicado que los datos apuntan a que los "tapones" que aparecieron en la vivienda de esta familia sevillana correspondían al "recipiente de un plaguicida muy tóxico", en referencia al fósforo de aluminio. En este sentido, ha añadido que dichos tapones podrían contener restos de este componente, que en contacto con la humedad desprende una sustancia tóxica llamada fosfuro de hidrógeno.

Según Repetto, esta sustancia es un gas que provoca la muerte de la persona por inhalación "a las pocas horas" de estar expuesta al mismo. Por ello, ha opinado que probablemente la hija que ha sobrevivido llegó a la vivienda cuando "ya habrían disminuido los niveles de esta sustancia".

Además, ha recordado que este componente presenta una característica concreta, que consiste en que se va eliminando al tiempo que se va respirando, por lo que el cuerpo de las personas fallecidas "ya no presentaba cantidad suficiente de dicha sustancia", que pudiera ser detectada en la analítica posterior que se les practicó.

El profesor de Toxicología de la UPO ha manifestado que "probablemente" los alimentos que ingirió esa noche la familia "no tuvieron nada que ver" en su fallecimiento. De hecho, ha insistido en que la intoxicación se ha producido por inhalación del gas generado a partir de los tapones.

En cuanto a la sintomatología, ha afirmado que puede confundirse con un problema alimentario, ya que provoca "vómitos y diarreas". Asimismo, ha añadido que, pasado un tiempo, a estos síntomas se le suman otros como "alteraciones sensoriales" basadas en la pérdida de visión y audición, concluyendo en una parada cardiorrespiratoria.

Por otra parte, ha señalado que este tipo de tapones "nunca pueden aparecer en una vivienda", ya que tanto el recipiente como el tapón se consideran residuos "peligrosos". Por tanto, ha asegurado que "deben ser tratados por una serie de gestores de residuos peligrosos autorizados para ello y nunca pueden llegar ni a un contenedor normal ni a un vertedero".

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