Caballos que curan y devuelven sonrisas

Muchos pueblos de la antigüedad entendieron que el caballo era más que un animal a su servicio para la guerra, el transporte y el trabajo. Sin embargo, su función terapéutica nunca había sido estudiada hasta mediados del siglo XX, cuando se empezaron a utilizar para la rehabilitación de enfermedades que involucraban discapacidad física y psíquica.

Garabato y Caramela son dos ejemplos de ello. Y la residencia de mayores Alconchel, gestionada por la Fundación Gerón, en Mairena del Alcor, uno de los centros que pueden corroborar esos beneficios que las terapias con caballos aportan a las personas gracias a un proyecto de la Junta de Andalucía subvencionado con el programa de IRPF.

La Terapia Asistida con Caballos se nutre de diferentes modalidades de intervención, como la equitación terapéutica, el horse coaching, la equitación social, la psicoterapia asistida por caballos y la hipoterapia. Diversas investigaciones han comprobado los beneficios terapéuticos que tienen los animales en las personas mayores. Entre sus beneficios destacan el fomento de la sociabilidad, la superación de episodios de aislamiento y depresión y el estimulo psicomotor en los pacientes a interactuar con los animales sacándoles a pasear o cepillándoles.

En la residencia Alconchel, este nuevo tratamiento se incluye dentro de su programa de Terapias Asistidas con Animales, que se desarrollan en el centro desde hace ya varios años tanto con aves como con perros. Los caballos se unen ahora en un "proyecto piloto", explica su directora Rocío Campos, con unos primeros resultados "muy satisfactorios". La actividad está dividida en seis sesiones en total, de las que ya se han llevado a cabo dos, y que se desarrollarán, prácticamente, una vez al mes, excluyendo los meses de verano por las altas temperaturas.

"La interacción de los mayores con los caballos está siendo muy positiva. Sólo con verles las caras y las sonrisas que son capaces de sacarles es toda una satisfacción. Pero también, a nivel terapéutico, hemos podido comprobar beneficios tanto en su área motora como neurológica. Es increíble, pero hemos llegado a observar cómo algunos usuarios que están en un nivel de deterioro que prácticamente no pronuncian palabra y en estas actividades, con el caballo, ves cómo se expresan y se comunican con ellos. Es muy emocionante. Se me ponen los vellos de punta sólo con recordarlo", manifiesta Rocío Campos, que destaca que, otros usuarios, por el entorno rural en el que se localiza el centro, estas terapias les sirven de "recuerdo de lo que han hecho toda su vida trabajando en el campo", por lo que, subraya, "es un tratamiento muy integrador".

Para su desarrollo, los mayores son sometidos con una semana de antelación a una especie de jornada de formación con las terapeutas del centro para que se familiaricen con estos animales y conozcan sus costumbres y rutinas, así como todo lo que tiene ver con sus cuidados. Un entrenamiento previo para que el día de la terapia se pueda aplicar todo ese conocimiento a los ejercicios propuestos.

"Los animales son recibidos por los mayores con mucha alegría y muchas ganas. La mayoría sale a ver las actividades y, al final, casi todos participan en alguna de ellas. Les pintan los cascos, les hacen trenzas, los peinan... Todos quieren estar cerca de ellos", destaca.

En la actividad pueden participar todos los mayores que así lo deseen e, incluso, algunos familiares que quieran y puedan compartir este momento con ellos. "Poco a poco estamos recuperando la interacción también entre usuarios y familias y eso es parte también importante del tratamiento terapéutico de los mayores", añade. Además, a su conclusión, a finales de año, está prevista una jornada de convivencia en un centro hípico en Cantillana "donde los mayores podrán interactuar con los caballos y el personal especializado", concluye Rocío Campos.