"Era consciente del riesgo, pero no hasta la muerte"
Jerónimo Luna era un gaditano hijo de guardia civil que se crió en el País Vasco
"Era consciente del riesgo que corría como vigilante de seguridad, pero nunca pensé que nos iba a tocar la muerte". Entre sollozos fue la única frase que pudo pronunciar ayer por teléfono María Jesús, la esposa de Jerónimo Luna Torres, desde su domicilio, sede a su vez de la Asociación de Familias Adoptantes de Andalucía (Afaan) que presidía su marido en el barrio de Pino Montano. Jerónimo, natural de Zahara de la Sierra (Cádiz), casado y con un hijo de ocho años, había comprometido su vida a la ayuda de las familias que adoptan desde que la pareja trajo de Rusia a su único hijo. Pasó su infancia y adolescencia en el País Vasco debido al destino de su padre, guardia civil, pero regresó a Sevilla poco antes de casarse.
Trabajaba para la empresa de seguridad Prosegur como vigilante en Canal Sur, sobre todo en el edificio de la Cartuja que fue sede del pabellón de Retevisión, pero -gracias a su licencia de armas- últimamente hacía de vez en cuando trabajos especiales como el de El Viso para sacar algo más de dinero a fin de mes.
Sus amigos lo definen como un hombre de "gran cultura y sensibilidad" con pasiones como la música clásica, la defensa del patrimonio de Sevilla y de otras ciudades históricas y la cultura, la literatura y el cine de Rusia. En Semana Santa era costalero de la Cena. "Era una persona con una cultura impresionante y un perfil intelectual impropio para el trabajo que desempeñaba, pero al que se vio abocado por su falta de estudios por motivos económicos. Hubiera sido un perfecto periodista", cuenta su amigo Rodu, de Canal Sur, que lo saludaba cada mañana.
El periodista y escritor Nicolás Salas, colaborador de Diario de Sevilla, también conocía bien y cruzaba afectuosos saludos con Jerónimo, de quien dice que era "una de las personas que más han colaborado en las páginas de Sevilla ayer y hoy. Por lo menos tengo cuarenta o cincuenta correos suyos sobre cosas antiguas de Sevilla". Salas destaca el amor de este vigilante por el medio ambiente, el ecologismo y el patrimonio.
Sin ser socio, Jerónimo colaboraba habitualmente con la asociación Ben Basso de Defensa del Patrimonio, como recuerda José María del Moral. "Era un hombre muy querido y valioso. Participaba en todas las actividades de la asociación e incluso era un activo investigador del patrimonio. Para mí era un hombre muy sobrio, serio y amistoso", explica del Moral.
En contraste con la abundancia de elogios que expresaron los amigos de Jerónimo, la empresa Prosegur optó ayer por mantener un estricto silencio sobre su empleado fallecido y sobre las circunstancias en las que se desarrolló el trabajo de El Viso. Desde Madrid, un portavoz de la empresa aseguró que no se daría información alguna a la prensa sobre los dos empleados y que su tarea se iba a limitar a apoyar a las familias y a darle sus condolencias en este momento. Sobre las seis de la tarde de ayer, varios directivos de la compañía se personaron en el Instituto Anatómico Forense de Sevilla para acompañar a la familia, pero declinaron aclarar cualquier detalle y aseguraron que en los días siguientes lo haría la portavoz de la empresa.
A las 17:15, su cuerpo llegó al Instituto Anatómico Forense, procedente del Virgen del Rocío, pero la autopsia al cadáver no tendrá lugar hasta hoy a primera hora, según informaron fuentes oficiales de dicho instituto.
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