El confinamiento “desplazó” a las casas el consumo de drogas legales

La atención a drogodependencias durante la crisis del Covid-19

La crisis sanitaria sí dificultó el acceso a otras sustancias ilegales, cuyo uso bajó, con la excepción del cannabis

De enero a junio, 1.700 personas iniciaron tratamientos en centros de la Diputación

Uno de los puntos de atención a usuarios en los Centros Sociales de Miraflores. / Juan Carlos Vázquez
Trinidad Perdiguero

27 de diciembre 2020 - 06:10

El primer semestre de 2020, el año que será recordado como el de la pandemia, ha sido complicado para muchos colectivos vulnerables. Entre ellos, con menos repercusión en los medios de comunicación, está el de las personas que tienen e intentan superar una adicción y el personal sociosanitario que les atiende. Es el caso de los servicios de atención a drogodependencias de la Diputación de Sevilla, una red de 120 profesionales y centros en diferentes puntos de la provincia, a los que la pandemia ha obligado a adaptarse a marchas forzadas pero que no han parado en ningún momento.

Desde el servicio se señala que, aunque es pronto para calibrar cómo influirá lo ocurrido en las adicciones y en las personas que buscan apoyo para superarlas, se apuntan algunas tendencias, según los trabajos de distintos observatorios. Así, la etapa “mas aguda de la crisis sanitaria”, que implicó el confinamiento severo, ha “desplazado hacia los ambientes domésticos” el consumo de las drogas legales, como el alcohol o el tabaco.

Por el contrario, se ha producido una “mayor contención” del consumo de las drogas ilegales, esencialmente por la dificultad de acceder o tener menos oportunidad de consumir, con una excepción importante: el cánnabis.

Según la experiencia propia y encuestas realizadas a nivel nacional o europeo, en lo que más ha repercutido toda esta situación es en el uso compulsivo de internet y adicciones comportamentales, como los videojuegos, alentado por la falta de otras alternativas de ocio en la calle.

La falta de pruebas PCR obligó a suspender algunos ingresos en centros y terapias de grupo, que se han recuperado

Por el contrario, la repercusión aparece “más matizada” en el caso del juego con apuestas por internet que, según los datos provisionales, se mantiene en niveles previos a la crisis, cuando venía creciendo.

“De todas formas, estamos en nuevas fases de la crisis sanitaria, que sigue su evolución, y habrá que estar atentos a cómo va repercutiendo en la población respecto al consumo de sustancias y conductas adictivas”, subrayan desde el área de Cohesión Social y Igualdad que dirige Rocío Sutil.

La pandemia ha afectado de forma notable al funcionamiento de esta red de centros de la Diputación, que han tenido que “reformular la atención para garantizar la seguridad de usuarios y profesionales”, destacan desde el servicio que dirige José Tenorio. Hubo que adoptar un funcionamiento semipresencial (por teléfono e internet), aunque la atención presencial siguió para los casos en los que era “imprescindible”.

Temporalmente y hasta que se pudo disponer de PCR, también hubo que suspender terapias de grupo de usuarios, familiares, así como ingresos.

Pero la actividad no se paró. De hecho, en esos seis meses, un total 194 personas han ingresado en comunidades terapéuticas, 46 en unidades de desintoxicación hospitalaria;21 en viviendas de apoyo a tratamiento;16 en viviendas apoyo a la reinserción y 80 usuarios ingresaron en centros de día, entre otros.

El 55% de los nuevos tratamiento, por cocaína y opiáceos

También hay personas que en estos meses han dado el paso y han iniciado procesos para superar su adicción. En concreto, entre el 1 de enero y hasta el 30 de junio, se produjeron en esta red de tratamiento de la Diputación de Sevilla 1.707 nuevas admisiones.

A la cabeza, con el 31% (529 personas en total), estuvieron los casos de personas con adicciones a la cocaína; seguidos de los opiáceos, el 24,3% (414 en números absolutos). Son personas que venían con problemas de antes, pero que es ahora cuando han decidido actuar.

En tercer lugar, como motivo del inicio de tratamientos estuvo el alcohol, el 20,4% (348). El cánnabis supuso el 12,1% (207). También en estos meses, hay quien ha solicitado ayuda para superar su adicción al tabaco, concretamente 97 personas, o el 12,01%.

El 5,3% de las nuevas admisiones a tratamientos de enero a junio han sido por juego patológico

En lo que respecta al juego patológico, sólo en estos meses se produjeron 91 admisiones, que suponen el 5,3%. Este último comportamiento adictivo ya iba al alza, por el boom de las casas de apuestas y juegos online, que llegaban a un público muy joven y del que habían alertado los profesionales. El balance del primer de enero a junio supone un aumento de las personas que pidieron ayuda por ello con respecto al balance de 2019, cuando fueron el 4%.

Globalmente, los varones siguen siendo mayoría en esas nuevas admisiones, el 85%. Por municipio de residencia, como siempre, la capital está a la cabeza, con 560, seguida de Dos Hermanas con 118, aunque la proporción en cuanto a la población no se mantiene en todos los casos.

Porque a esas dos ciudades siguieron Lebrija (104), Los Palacios y Villafranca (51), Écija (50), Alcalá de Guadaíra (48), Utrera (45) y La Rinconada (43). El resto se reparte por los distintos pueblos, en menor proporción.

Más de 11.240 personas en tratamiento durante la pandemia

El número personas que permanecen en tratamiento durante este periodo de pandemia en toda la provincia es de 11.242. Los más numerosos son los pacientes dependientes de opiáceos, con un total de 4.789. Le siguen los pacientes consumidores de cocaína (2.718); alcohol (1.958), cánnabis (838); otras sustancias, fundamentalmente psicofármacos (448); juego patológico (386); tabaco (127) y otras conductas adictivas o adiciones sin sustancia (28).

Con estos pacientes se han realizado un total de 19.210 consultas, presenciales o telefónicas. Como en los inicios de tratamiento, destacan determinados municipios con más pacientes en activo: Sevilla, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Los Palacios, La Rinconada, Lebrija, Utrera, Coria. Durante los seis meses primeros del años se han producido 297 altas terapéuticas.

Los contagios por Covid-19 animan a más personas a intentar dejar de furmar

Con el objetivo de conocer el potencial impacto que la pandemia y las restricciones en la vida cotidiana han supuesto en los consumos de sustancias psicoactivas, el Observatorio Español de Drogas y Adicciones ha recogido datos de distintos estudios y fuentes realizados entre marzo y junio de 2020, que publicó el pasado mes de julio.

Así, encuestas del Observatorio Europeo de Drogas y Adicciones reflejan que durante el confinamiento hubo una tendencia de reducción del consumo: el 71,9% de los cuestionados dice haber reducido o cesado el mismo, frente al 11,9% que lo aumentó, según sondeos realizados entre el 8 de abril y el 31 de mayo. El cánnabis es la droga ilegal cuyo consumo no ha variado o incluso se ha incrementado en un ligero porcentaje, por estar más disponible. La contención dependió en gran medida de que había menos disponibilidad de drogas y oportunidades para consumirla, aunque se ha evidenciado preocupación por los efectos sobre la salud.

Es lo que ocurre con el tabaco. El Ministerio de Sanidad habla de una tendencia al control del consumo, con un ligero incremento de personas fumadoras que se han planteado dejar o reducir el mismo para evitar la exposición en los hogares al humo ambiental y el agravamiento que puede suponer si se se produce un contagio por el Covid-19, que afecta al aparato respiratorio, principalmente.

Por otro lado, datos de encuestas europeas, incluida España, apuntan a que una mayoría de los consumidores de alcohol lo han reducido o mantenido durante el confinamiento. Según se destaca desde los centros de la Diputación de Sevilla, ello concuerda con los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ya que aunque la compra de bebidas alcohólicas se incremetó en supermercados, no compensa el descenso de ventas en bares.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último

Borgo | Crítica

Una mujer en Córcega