La cal de Morón seduce a la Unesco
El museo que ha puesto en valor la labor artesanal que sólo existe ya en el municipio es elegido entre los mejores proyectos de salvaguarda del patrimonio mundial
Teniendo en cuenta el precedente de la declaración del Flamenco como patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco, la iniciativa que reclamaba un reconocimiento similar para la elaboración artesanal de la cal en Morón de la Frontera ha pasado casi desapercibida más allá de los límites de esta población de la Sierra Sur. Pero, pese a ello, el trabajo en torno a la propuesta que viene realizando desde hace al menos dos años la Asociación Cultural Hornos de la Cal dio ayer sus frutos y convenció al Comité Intergubernamental de la Unesco para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, que está reunido en Bali (Indonesia). El proyecto de revitalización del Museo de la Cal está incluido desde ayer en el Registro de Buenas Prácticas del Patrimonio Cultural Inmaterial Intangible.
La noticia supuso ayer un revulsivo en la localidad, aunque pocos eran capaces de poner en pie qué supone, a efectos prácticos, el reconocimiento. Según el Ministerio de Cultura, "dará un especial valor a la recuperación de los conocimientos y las técnicas para el uso de la cal en la construcción sostenible". Lo importante para todos, incluido el alcalde, Juan Manuel Rodríguez, es que la Unesco "ha puesto a Morón en el mapa", algo que piensan utilizar como acicate para atraer visitas, turismo y desarrollo a la localidad. El edil se mostraba especialmente contento además por la asociación, que ha luchado no sólo por esta iniciativa, sino por la puesta en valor de una actividad que, de otra manera, hubiera desaparecido hace muchos años.
Morón es, de hecho, el único lugar de España donde se sigue fabricando este material igual que hace siglos -la producción está documentada desde el siglo XV-, en un proceso valorado ahora desde el punto de vista ecológico. Lo mantiene una única familia de siete miembros, los Gordillo, que han intentado adaptarse a las nuevas demandas del mercado y tienen hasta página web. En los años en los que este material era no sólo una seña de identidad de Morón, sino de los pueblos de toda Andalucía, llegó a haber en el municipio más de medio centenar de hornos funcionando simultáneamente.
El empeño de este grupo de personas ya logró que Las Caleras de la Sierra fueran declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) y Lugar de Interés Etnológico. Es el poblado a unos cinco kilómetros de Morón y junto a la cantera histórica, donde se concentran hasta 25 de esos hornos y seis casillas tradicionales datadas de mediados del siglo XIX, vinculadas a la actividad. Es aquí donde está el museo, en el que se hacen demostraciones de cómo se apaga a cal y pueden visitarse dos hornos tradicionales guiados por los propios caleros.
Junto a la cal de Morón de la Frontera, este comité de la Unesco catalogó otras cuatro "prácticas de salvaguardia": el programa para recuperar los juegos tradicionales en Flandes (Bélgica); el Museo Vivo del Fandango y un concurso para salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial en Brasil; y el método Tánchaz de enseñanza de danza y música folclórica húngara. En España, ya logró esta distinción el año pasado el Centro de Cultura Tradicional de la Escuela de Pusol, en Elche.
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