Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
La calle Real de El Viso del Alcor se convirtió ayer en el escenario de un tiroteo en el que perdió la vida Jerónimo Luna, un vigilante de seguridad de 48 años que recibió un disparo mortal en el abdomen cuando -junto a un compañero- trasladaba sacas con 100.000 euros desde la sucursal del Banco Santander hasta el furgón blindado.
El autor del atraco es un motorista que aún no había sido identificado ni detenido al cierre de esta edición. En el tiroteo resultó también herido de gravedad el vigilante Diego Castillo, ingresado en la UCI del Hospital de Valme con cinco tiros (en el brazo, en la pierna y en la ingle), aunque los médicos no temen por su vida.
Los hechos se produjeron a las 10:40. Minutos antes, Jerónimo y su compañero, vigilantes de la empresa de seguridad Prosegur, llegaron a El Viso del Alcor en un furgón conducido por un tercer compañero. Jerónimo era la segunda vez que realizaba este tipo de servicio de riesgo. La Guardia Civil baraja la tesis de que los tres vigilantes tenían que acudir a varias sucursales bancarias del municipio para trasladar el dinero recaudado hasta la sede central en la capital.
El Banco Santander era ayer la primera parada. La sucursal de esta entidad financiera se encuentra en la calle Real del municipio, una vía de sentido único donde es difícil aparcar en las horas centrales. Esta circunstancia obligaba a estacionar el vehículo blindado en la calle Corredera, paralela a la calle Real y que se comunica con ésta por el pasillo central del mercado de abastos.
Una vez que aparcaron el furgón -donde permaneció el tercer compañero que iba al volante-, ambos atravesaron el mercado a pie y se dirigieron a la entidad bancaria, sita en el número 45 de la calle Real. Allí recogieron varias sacas con 100.000 euros. En ese momento, según fuentes del instituto armado, el atracador ya estaba a la espera.
Tras salir del banco, los dos vigilantes ni siquieran llegaron a acceder de nuevo al mercado para emprender el itinerario de regreso. En la misma rampa de acceso a la plaza de abastos, un individuo armado que circulaba en una motocicleta de gran cilindrada les disparó a bocajarro. Se desplomaron de inmediato. Jerónimo recibió un impacto mortal en el abdomen. Su compañero, cinco disparos en diferentes partes del cuerpo. El atracador -que en ningún momento se quitó el casco para no ser identificado- aprovechó entonces para llevarse el dinero y huir en la motocicleta.
Todo transcurrió a las once menos veinte de la mañana. Los vecinos y placeros del mercado salieron despavoridos al huir las detonaciones. Al cesar la salva de disparos, llegaron las primeras personas para auxiliar a las víctimas. Jerónimo estaba tendido en el suelo, totalmente inconsciente. Su estado es el que revistió mayor gravedad desde el principio. Algunos de los testigos intentaron hacerle un torniquete para detener la hemorragia. El otro vigilante de seguridad apenas pudo mantenerse en pie.
Pocos instantes después llegaron los servicios sanitarios del 061. Tras evaluar las heridas, optaron por la evacuación en helicóptero a los hospitales Virgen del Rocío y Virgen de Valme. Los facultativos temieron rápidamente por la vida de Jerónimo, que murió a las pocas horas como consecuencia de la hemorragia causada por el impacto de bala.
Hasta el municipio se desplazaron más de 40 agentes de la Guardia Civil procedentes de localidades próximas y de la Comandancia de Sevilla. La toma de declaraciones a los testigos del suceso se simultaneó con la puesta en prácticva de un dispositivo de seguridad para controlar las salidas y entradas en el municipio con el fin de impedir la huida del asesino. Hubo testigos que aseguraron haber visto a dos personas en la motocicleta, pero la Guardia Civil descartó esta hipótesis. La única teoría que se mantiene es que el asesino tenía preparado el atraco y que observó en más de una ocasión el trayecto que tomaban los vigilantes con las sacas de dinero.
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