Utrera llora a Erica Vanessa, víctima de un "crimen que hiere todas las sensibilidades"

La asociación de nicaragüenses en Sevilla se moviliza para recaudar fondos con los que repatriar el cuerpo de la joven asesinada

Decenas de personas participan en un acto de repulsa al crimen en Utrera, donde hay otro previsto para la noche

Practican la autopsia a la asesinada en Utrera

Así era la última víctima de la violencia machista en Sevilla

Minuto de silencio en Utrera en homenaje a Erica Vanessa, asesinada por su marido. / Juan Carlos Vázquez

Ana Marjuris Reyes Álvarez contiene las lágrimas mientras una nube de periodistas se le acerca. La fotografían y la graban, tratando de dejarle un metro de respiro y sin que nadie le haga ninguna pregunta, en un intento poco exitoso de guardarle el respeto que merece. Ana porta una pancarta con la foto de su hermana, Erica Vanessa Reyes Álvarez, la joven nicaragüense de 22 años presuntamente asesinada por su marido el pasado fin de semana en Utrera. Fue ella, precisamente, la persona que encontró el cadáver de su hermana.

El cuerpo presentaba un fuerte golpe en la cabeza. Estaba en la casa de la calle Cristo de los Afligidos en la que vivía, aunque sólo estaba allí los fines de semana porque estaba trabajando de lunes a viernes como interna en otro domicilio de Utrera. A ese mismo cuerpo está previsto que se le practique este martes la autopsia, en el Instituto de Medicina Legal de Sevilla. El presunto autor del crimen, Ángel, de 43 años, de origen ecuatoriano y con pasaporte italiano, permanece en las dependencias de la Guardia Civil después de que fuera arrestado en un hostal de Utrera la tarde del lunes, horas después del hallazgo del cuerpo de la víctima. La pareja estaba en trámites de separación.

A cuarenta kilómetros del lugar en el que se examina el cadáver, su hermana contiene las lágrimas mientras recibe un abrazo tras otro. Ana se ha acercado a la puerta del Ayuntamiento de Utrera, donde decenas de personas participaron este martes en un acto de condena y repulsa al último crimen machista. Su hermana, Erica Vanessa, es, a falta de confirmación oficila, la víctima número 32 de la violencia de género en España. Y la segunda de la provincia de Sevilla, después de Elia, la joven de 17 años asesinada en El Rubio a finales de febrero.

Concentración a las puertas del Ayuntamiento de Utrera

En la puerta del Ayuntamiento se lee un manifiesto. Son cinco las mujeres que lo pronuncian. "La mañana del 31 de julio de 2023 quedará grabada en la memoria de nuestro pueblo para siempre. Con mucho pesar tuvimos que informar de un acto deleznable que nos ha dejado consternados. A Erica Vanesa, de tan sólo 22 años, se le arrebataba el derecho a vivir. De confirmarse, se sumaría a una lista negra que como sociedad ya nos pesa demasiado", comienza Consuelo Navarro, alcaldesa en funciones de Utrera.

"No pretendemos adelantarnos a la investigación, pero incluso si no tuviésemos que incluirla en esa negra lista, no deja de ser una joven para la que pedimos justicia y que su asesinato no caiga en el olvido. 32 mujeres asesinadas en lo que llevamos de año y 1.216 desde 2003. Detrás de estos números hay una realidad, que muchos niegan porque ni siquiera se han parado a conocer. No son cifras, sino nombres y apellidos, con rostros de mujeres, a las que se ha aniquilado no sólo su derecho a la vida, sino también sus sueños, esperanzas, familias, metas, ilusiones, sus proyectos y su existencia", apunta la regidora accidental.

Le siguen Alba Padilla, concejal delegada de Igualdad; María José Ruiz y Violeta Fernández, concejalas del PSOE; e Inmaculada Aguilar, de la asociación de mujeres Santaigo. "Cada acción institucional contra la violencia de género salva vidas. Ningún esfuerzo es suficiente hasta que podamos decir que no hay ninguna muerte más. Esta lacra es una alerta social, en la que toda la ciudadanía es corresponsable".

Salvajismo y crueldad

"El crimen que nos trae aquí hiere todas las sensibilidades por su gran nivel de salvajismo y crueldad. Algo debe estar increíblemente mal si como sociedad no saliéramos hoy a protestar contra esta violencia tan hostil y terrorífica que en esta ocasión ha sacudido a nuestro pueblo, pero que casi cada día nos llega desde cualquier rincón, porque la violencia contra las mujeres no hace distinciones", continúan las intervinientes.

"Es difícil encontrar las palabras necesarias para transmitir el dolor y la tristeza que este acto despierta en cada uno de nosotros". La mujer que participa en último lugar se emociona. "Queremos hacer llegar nuestras condolencias a todos los familiares y amigos de la víctima, en especial a aquellos que querían ver a Erica regresar algún día a Nicaragua, a sus padres que la vieron partir llena de vida y cuyo dolor no podemos llegar ni siquiera a imaginar".

Se guarda un minuto de silencio. Las banderas ondean a media asta y se despliega desde el balcón una pancarta con un lazo morado. Ovación cerrada al terminar. Pide la palabra José Daniel Rodríguez, presidente de la asociación de nicaragüenses en Sevilla. "Nos encontramos muy dolidos y consternados", dice, y explica que muchos de los nicaragüenses y latinoamericanos que pretendían sumarse a este homenaje no han podido hacerlo por razones laborales. Por eso, han convocado otra concentración en las puertas del Ayuntamiento de Utrera a partir de las nueve de la noche. "Queremos sumarnos a la solidaridad de la familia y pedir justicia. Invitamos a toda la comunidad de Utrera a que se presente con velas, flores y podamos sumarnos a repudiar el asesinato de nuestra compatriota".

600 nicaragüenses en Utrera

Ana ha permanecido todo el acto en primera fila, con la foto de su hermana en los brazos. Empieza a recibir pésames y abrazos. Sus allegados la protegen cuando ven que ya no aguanta más. Se la llevan a la cercana cafetería Gibaxa's, mientras Luis Rodríguez, fundador y vocal de la asociación de nicaragüenses atiende a la prensa. Cuenta que conocía a la víctima porque precisamente su hermana estuvo en una casa de acogida de la asociación cuando llegó a España.

En Sevilla hay una comunidad de unos 18.000 nicaragüenses, de los que unos 600 residen en Utrera. Este colectivo se ha incrementado mucho, en unas diez mil personas, en los últimos cinco años, desde que en 2018 la situación sociopolítica en el país obligó a exiliar a muchos de sus ciudadanos. Ahora, la asociación trabaja en la repatriación del cuerpo, que tiene un coste de 6.000 euros. Para este fin de semana se prevé organizar algún evento solidario con el que recoger dinero. Este mismo martes, la entidad ha abierto una cuenta en la Caixa (ES86 2100 1829 2007 0000 1674) a nombre de la hermana, exclusivamente para este fin.

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