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Suelos a la carta para restaurar Aznalcóllar

El experto que ha desarrollado la técnica por la que apuesta Minera Los Frailes para la restauración del yacimiento defiende que ésta arranque a la vez que la investigación y explotación

Trinidad Perdiguero

28 de noviembre 2015 - 05:01

Pocas semanas después de que la Justicia diera carpetazo -al menos, inicialmente- a la adjudicación de la explotación de la Mina de Aznalcóllar y se confirmara que sigue adelante, no es extraño que el proyecto estuviera muy presente en el seminario que sobre Minería y Medio Ambiente celebró ayer el Colegio Oficial de Ingenieros de Minas de Sur, en el Consulado de Portugal, aunque no se hablara expresamente del asunto. Y lo estuvo, entre otras cosas, porque entre los ponentes estaba Felipe Macías, catedrático de Edafología de la Universidad de Santiago de Compostela, que lidera el equipo que ha desarrollado en las últimas décadas la técnica de restauración de yacimientos que el Grupo México y Magtel recogieron en el proyecto que ganó el concurso.

La denominación es tecnosol (admitida por la FAO desde 2006) y, según explicó Macías, se trata de suelos artificiales, a la carta, que se diseñan usando residuos orgánicos (biomasa, lodos de depuradoras, conchas de mejillón o cenizas, por ejemplo, algunos procedentes de la propia actividad de la zona) e inorgánicos (restos de aluminio o restos de asfalto), según las características de cada espacio y la climatología, para ir cubriendo escombreras y taludes y devolver la estabilidad a los sulfatos que quedan expuestos por la actividad minera y frenar hiperoxidación y hiperacidez, que hace que la contaminación llegue al agua e impida la vida. Se trata de buscar una fórmula para los suelos, de forma que el proceso de regeneración que una capa de tierra al uso haría de forma natural durante millones de años, se acelere, en unas décadas, haciendo que vuelva la biomasa y la biodiversidad, contribuyendo a estabilizar el PH del agua y que el paisaje se recupere, incluso como un recurso turístico.

Es una técnica que, en una fase mucho menos avanzada, ya se aplicó en los suelos por los que se extendieron los lodos tóxicos tras la rotura de la balsa de Boliden, en 1998, ahora renombrados como Corredor Verde. La empresa de la Junta, Egmasa, acudió entonces a este mismo grupo de expertos de la Universidad de Santiago, que defiende que estos "tecnosoles" terminan "confluyendo" del todo con el resto de suelos de la zona. No obstante, otros expertos apuntan a que no se conocen los efectos a largo plazo y que la precaución, en Medio Ambiente, siempre es buena consejera.

Los responsables del proyecto que explotará Aznalcóllar, a través de la sociedad Minera Los Frailes -el nombre de la corta bajo la se encuentran las reservas de mineral- visitaron incluso la mina de Touro, en Pontevedra, donde la explotación cesó en 1988 y donde se ha desarrollado esta técnica, que ha cambiado radicalmente el paisaje, antes de incorporarla como propuesta de restauración al proyecto que elevaron a la Junta. En este sentido, Macías dejó muy claro que el éxito de éste o cualquier otro sistema de restauración es que no arranque, como venía ocurriendo hasta ahora, cuando se abandona la actividad minera, sino desde que se inicia. "Igual que cuando un enfermo se va a operar y, de forma previa, es necesario estudiarlo para ver cómo está su nivel de potasio o de plaquetas" y "robustecerlo" para que la intervención sea exitosa, es necesario analizar el entorno antes de arrancar un proyecto minero. La "prevención" va a "mitigar los daños y va a facilitar las tareas de recuperación", resumió.

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