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La Sevilla menguante

el padrón municipal | el éxodo rural

La Sierra Norte es la comarca con mayor despoblación, tras perder en una década un 8% de habitantes

Los expertos alertan de que esta sangría continuará los próximos años

Un anciano pasea por la calle principal de Las Navas de la Concepción, un municipio de la Sierra Norte con una de las rentas brutas más bajas de la provincia.
Diego J. Geniz

14 de enero 2018 - 07:00

La Sierra Norte se vacía. La comarca que dentro de poco será conocida como Sierra Morena de Sevilla pierde población. Una sangría que no tiene visos de detenerse. En una década la merma demográfica ha sido superior al 8%, porcentaje negativo que se coloca por encima del registrado en otras zonas de la provincia, como la Sierra Sur, donde esta bajada no resulta tan severa. Poblaciones envejecidas en las que el acuciante descenso de la natalidad y la huida de la juventud hacia el área metropolitana empiezan a poner en jaque la supervivencia de unos municipios en los que la actividad agraria ha ido perdiendo peso en aras del sector servicios y del turismo que llena estas localidades durante determinadas épocas del año.

La España vacía. Así se titula el libro de éxito de Sergio del Molino, en el que, a través de un viaje literario, analiza las consecuencias que ha tenido en el ámbito rural el éxodo hacia las ciudades que se produjo en España a mediados del siglo pasado, un fenómeno cuyos efectos aún se dejan sentir en muchas poblaciones que se han quedado prácticamente solas. La catedrática de Geografía Humana por la Hispalense Josefina Cruz Villalón niega que tal calificación pueda aplicarse a Andalucía. "Ni esta región ni mucho menos Sevilla están vacías, ya que a día de hoy cuentan con una población que les permite mantener actividades y servicios", refiere esta especialista, quien a continuación admite que "evidentemente estamos ante localidades que han perdido habitantes, por lo que el término más adecuado a la hora de referirnos a ellas es el de poblaciones estancadas".

En dichos municipios el descenso es "lento" y "continuado". "No reciben inmigrantes y la mayor parte de los vecinos empadronados tienen una edad avanzada, hasta llegar a suponer más del 40% de la población, por lo que el cobro de las pensiones resulta vital para el mantenimiento económico de unas localidades situadas en plena sierra", explica Cruz Villalón.

La explicación de esta especialista resulta de gran importancia a la hora de analizar los datos extraídos del reciente padrón publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Diario de Sevilla se ha centrado en tres comarcas sevillanas: la Sierra Norte, la Sierra Sur y el Corredor de la Plata. De ellas, la que más población pierde -y con gran diferencia- es la primera. Dicha comarca la integran diez municipios. El que más habitantes tiene es Constantina, con 6.040. El que menos, San Nicolás del Puerto, con 593. La Sierra Sur, por contra, la conforman 22 localidades, entre las que se cuentan algunas de gran importancia demográfica, como Morón de la Frontera, con 27.930 habitantes, y Osuna, con 17.735.

La merma demográfica en la Sierra Sur sólo ha sido del 1%, aunque las rentas son las más bajas

Ambas comarcas han perdido población estos diez años, una década marcada por la crisis económica, que también se ha notado -y bastante- en los municipios que la conforman. Si en la Sierra Norte había empadronados 27.865 habitantes en 2007, el año pasado se cerró con una cifra de 25.583, es decir, 2.282 vecinos menos, lo que en términos porcentuales se traduce en una pérdida poblacional del 8,2%, la más sangrante de cuantas se han registrado en este periodo en la provincia. Resulta curioso que ninguno de los pueblos de esta comarca muestra una tendencia contraria a la general. Todos han perdido habitantes.

En esta lluvia de cifras, Cruz Villalón hace un inciso: "Estos pueblos tienen vida más allá de los números". Una afirmación que constatan los datos de desempleo ofrecidos por el Instituto Argos de la Junta de Andalucía. Sólo en dos municipios el porcentaje de personas paradas supera el 20% de la población. Son El Real de la Jara, con un 22,67%, y San Nicolás del Puerto, con el 21,6%. El resto se mantiene en un arco que oscila entre el 12% y el 20%. La catedrática de Geografía Humana considera que estas cifras no son nada alarmantes, ya que en muchos municipios situados en áreas metropolitanas y en bastantes ciudadess españolas, incluida Sevilla, se superan tales cifras. ¿A qué se debe, entonces, que los números del paro en estos pueblos no sean tan preocupantes? La respuesta hay que buscarla en varios factores. Por un lado, en la edad avanzada que tiene buena parte de su población. Y por otro, en las actividades económicas predominantes. "La gente vive de los ingresos de las pensiones, de subsidio y de la administración pública, bien a través de los ayuntamientos, del sector educativo o del sanitario, porque la actividad de servicios se ha impuesto a la agraria, que a duras penas supone más del 10% de la riqueza que se genera en estos municipios", detalla Cruz Villalón. Quien no encuentra un empelo público o desea buscarlo fuera de este ámbito se ve obligado a marcharse, lo que explica la pérdida demográfica, el envejecimiento poblacional y que las tasas de paro no sean demasiado altas.

FUENTE: INE y Agencia Tributaria. / Dpto. Infografía

La Sierra Sur también pierde habitantes, aunque a una velocidad mucho más reducida. Desde 2007 a 2017 han dejado de vivir en sus 22 municipios 1.269 personas, lo que supone una merma del 1%. Es necesario tener en cuenta que esta comarca se encuentra, en parte, atravesada por la A-92, que une la capital de Andalucía con GRanada y Málaga. Un eje regional del que se benefician muchos municipios. Una vía de comunicación estratégica de la que carece la Sierra Norte. Sólo los pueblos más cercanos a la A-66, de la que hablaremos más adelante, notan cierta diferencia respecto a los otros que están más alejados.

Volviendo a la Sierra Sur, al contrario de lo que ocurre en la comarca descrita antes, aquí sí hay seis pueblos en los que se ha producido un aumento demográfico, aunque sea mínimo. Se trata de Casariche, Estepa (de gran importancia industrial por la fabricación de los mantecados y el aceite), Lora de Estepa, Herrera, Osuna y Pedrera. Por contra, el municipio más extenso, Morón de la Frontera, ha experimentado una leve merma de habitantes.

Una de las características de esta extensa comarca es el bajo poder adquisitivo de sus habitantes. El último informe de la Agencia Tributaria revela que cuatro municipios de la Sierra Sur integran el listado de las localidades con menor renta bruta. El primero de ello es Villanueva de San Juan, con 12.942 euros; seguido de Marinaleda, con 13.139 euros; y Los Corrales, con 13.458. El cuarto puesto es para Las Navas de la Concepción, un pueblo situado en el extremo oriental de la Sierra Norte, el único de dicha comarca que se incluye en esta tabla, la cual se cierra con otra localidad de la Sierra Sur: Badolatosa, con 13.484 euros. Nos encontramos, por tanto, con una comarca con una población estancada, pero bastante empobrecida, una diferencia importante a la hora de compararla con otras zonas de la provincia.

La tercera comarca que se analiza en este reportaje es el Corredor de la Plata, conformada por siete municipios, tres de ellos de reducida dimensión, como son el El Garrobo, El Madroño y El Ronquillo. En diez años esta zona, cerca de la cual discurre la A-66, que une el sur de España con el norte, ha ganado habitantes. Son casi 1.000 vecinos más los que se encuentran empadronados en sus municipios. Una tendencia alcista que se debe, principalmente, a Gerena, la localidad que sirve de frontera con el Aljarafe -comarca de gran desarrollo demográfico durante los años de la burbuja inmobiliaria- y que se sitúa en la zona de influencia del yacimiento Cobre Las Cruces. Este municipio (famoso en su día por las canteras de las que se extraía el adoquín) ha ganado en una década casi 1.500 habitantes, lo que supone uno de los mayores crecimientos de la provincia.

El Corredor de la Plata experimenta una subida poblacional gracias a Cobre Las Cruces

Volviendo al acusado descenso poblacional de la Sierra Norte, el catedrático de Análisis Geográfico Regional por la Universidad de Sevilla Manuel Marchena incluye esta tendencia dentro de lo que se demonima disrupción urbano-rural, "un fenómeno que lleva acaeciendo en España medio siglo y que parecía que se había detenido con las nuevas condiciones que ofrecen los pueblos". Marchena explica que "la metrópolis es el asunto del siglo XXI". "En todo el mundo la gente tiene una perspectiva urbana de la vida, pues es en la ciudad donde encuentran sus oportunidades, sus metas", incide este especialista. Una prioridad que lleva a la juventud a huir de los pueblos más alejados, donde las posibilidades de desarrollo personal aún siguen siendo mínimas.

Sin embargo, como se ha observado en los últimos padrones, este flujo no se traduce en un aumento de habitantes en la capital, en este caso Sevilla, cuya demografía continúa a la baja. "Los mismos vecinos de la urbe y los que llegan a ella prefieren instalarse en las localidades que conforman el cinturón metropolitano, donde residirr supone un coste más barato y hay mayor calidad de vida", aclara Marchena.

Las expectativas de este catedrático sobre el futuro de los pueblos de la sierra no son muy halagüeñas. "Pese a los esfuerzos de inversión de las administraciones públicas por dotarlos de servicios, infraestructuras y calidad de vida, estos municipios van a seguir perdiendo población. Una sangría que no creo que se detenga", advierte este experto, quien vuelve a subrayar que las posibilidades que ofrece una ciudad, aun en tiempos de crisis, son mayores y mejores que las de un pueblo.

Marchena también analiza el componente electoral y político que hay en la diferencia entre el ámbito rural y el urbano. Una comparativa que extrapola al conflicto catalán. En esta comunidad autónoma, la fuerza independentista tiene su mayor base en los pueblos de interior, mientras que en Barcelona, su área metropolitana y la zona costera hay más diversidad y un concepto muy cosmopolita de la vida. Se trata de una comarca donde impera el desarollo industrial, turístico y de servicios, frente al interior de Cataluña, que sobrevive a duras penas de la agricultura y también, como en el ámbito rural andaluz, gracias a los subsidios.

Por contra, en la provincia sevillana -y por extensión, en toda Andalucía- el voto "conservador" se concentra en las capitales y grandes ciudades, mientras que en las pequeñas y medianas localidades triunfa la izquierda, "al atribuirle la equidad que ha permitido a estos municipios sobrevivir al éxodo urbano".

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