San Nicolás del Puerto, la playa de Sevilla
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Cuántas veces se habrá oído aquello de: "Si Sevilla tuviera playa, sería perfecta". Pues bien, la tiene, pero no en la capital.
La playa de Sevilla, ubicada en San Nicolás del Puerto, no tiene olas ni algas, tampoco temporales de levante ni poniente, y es poco probable que alguien encuentre arena en sus proximidades. Tiene, sin embargo, la maravillosa peculiaridad de ser una playa a pie de sierra.
El río Galindón presta sus aguas a este pueblo de Sierra Morena para que, cuando aprieta el calor, sus vecinos tengan un lugar en el que disfrutar de baños y deportes acuáticos. Se trata de un sitio muy codiciado no solo por los maruchos, sino por todos los sevillanos, provincianos y capitalinos, que buscan disfrutar de la naturaleza.
La playa vuelve a recibir a los bañistas
Desde el 15 de junio, y después de que el verano pasado viera afectada su rutina anual debido al Covid-19, la playa de San Nicolás del Puerto ha vuelto a abrir los brazos a los visitantes.
El Ayuntamiento del pueblo ha confirmado que desde mediados del mes de junio se ha recuperado el ocio que brindaba esta playa fluvial, es decir, han reabierto tanto los chiringuitos como la zona de merenderos, y se ha recuperado el servicio de socorrismo.
En 2021, sin embargo, han tenido que prescindir de su habitual Noche del Terror que, según han declarado desde el Ayuntamiento, debía haber sido el fin de semana del 10 al 11 de julio.
Esta tradicional jornada fue galardonada en 2010 con el Premio Progreso, y es que se trata de un reclamo que ha atraído durante todas sus celebraciones a miles de visitantes de todos los puntos de la provincia sevillana. Sus vecinos, organizadores y fieles aficionados a estas terroríficas jornadas tendrán que esperar un año más y cruzar los dedos.
San Nicolás histórica
Sin embargo, San Nicolás no es una zona que solo destaque por su singular playa, ya que es de los pueblos de la provincia que mejor conserva su historia.
Ha sido un pueblo en manos celtas, romanas, visigodas y musulmanas, y de todas ellas conserva su porción de legado que atesora y enaltece. No obstante, el principal testimonio de todas sus vidas lo dejaron los romanos con su Puente de Piedra sobre el río Galindón, aunque su imagen actual se debe a modificaciones medievales.
Merece la pena visitar el pueblo, contemplar sus casas y deleitarse en sus bares con la comida más típica de la Sierra Norte sevillana.
Cerro del Hierro
Muy cerca de San Nicolás, se encuentran dos enclaves con una gran demanda turística sea cual sea la estación del año.
Uno de ellos es el Cerro del Hierro, ubicado a unos 5 kilómetros al sur de San Nicolás. Declarado Monumento Natural, la alta presencia de hierro en las rocas de este cerro desencadenó su aprovechamiento como mina, una labor que se mantuvo desde época romana hasta el siglo XX.
Las labores mineras terminaron por dejar al descubierto un paisaje con formas y colores únicos dominado por agujas, corredores o lapiaces. Las rocas calizas, al sufrir erosión a causa de la nieve y las lluvias, dieron como resultado este paisaje a día de hoy único y de extraordinaria belleza.
Para conocer las singularidades de este enclave natural, se recomienda realizar el sendero Cerro del Hierro. Esta ruta, de apenas dos kilómetros, hace al visitante adentrarse en las galerías y túneles excavados en sus rocas.
A día de hoy, gracias a las tecnologías, es posible visitar de forma virtual el Monumento Natural Cerro del Hierro con un solo click.
Cascadas del Huéznar
En San Nicolás del Puerto se encuentra el nacimiento de las Cascadas del Huéznar, declarado Monumento Natural en 2001.
El origen del río Huéznar es un manantial de agua constante, uno de los más caudalosos y singulares de Sevilla. Su enclave, en el paraje El Venero muy cerca del casco urbano de San Nicolás, está decorado con frondosos chopos que convierten el paisaje en una estampa salida de un cuento.
Además, de aquí parte un sendero muy sencillo a la vez que único que consiste en una ruta circular que parte del nacimiento del río, para seguir por la Vía Verde y las Cascadas del Huéznar, y terminar, de nuevo, en el pueblo.
Las Cascadas del Huéznar, por su parte, es una zona formada por una serie de cascadas y pozas en distintos niveles. Se encuentra rodeada de un abundante bosque de galerías compuestas por olmos, fresnos, sauces y alisos entre otros.
De un verde espectacular, este enclave cuenta con una formación natural única: los travertinos. Estas especies de toboganes y cortinas de roca caliza derivan de la composición cálcica del agua del Huéznar que, con el tiempo, han terminado por conformar este paisaje único.
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