Ortega Cano alega ante el juez que la prueba de alcohol está contaminada
El torero declara que sólo se "mojó los labios" con una copa de cava y dice que la alcoholemia detectada puede deberse a la utilización de alcohol por el personal sanitario durante la extracción de la sangre.
Ni iba ebrio ni superó los límites de velocidad. El torero José Ortega Cano aseguró ayer ante el juez que investiga el accidente ocurrido el pasado 28 de mayo en la carretera A-8002, en el que murió Carlos Parra Castillo, que aquel día no ingirió bebidas alcohólicas, sólo se "mojó los labios" con una copa de cava y en todo momento respetó las normas de circulación, hasta el punto de que afirmó que no circuló a más de 80 o 90 kilómetros por hora, aunque el informe de la Guardia Civil le atribuye una velocidad de 125 kilómetros en el momento del impacto.
En su declaración como imputado en el juzgado de Instrucción número 9 de Sevilla, a la que tuvo acceso este periódico, Ortega Cano cuestionó los resultados de los análisis que le atribuyen una tasa de alcohol de 1,26 gramos por litro, casi el triple de la permitida, y afirmó que la prueba puede haber sido contaminada por la actuación de los profesionales sanitarios. Para llegar a esta conclusión, el matador argumenta que cree -en ese momento estaba inconsciente- que a su ingreso en hospital Macarena le tuvieron que realizar "varios intentos de toma de sangre en diferentes venas, dado que es muy difícil encontrarle las venas y posiblemente usaron alcohol antes de tomar las muestras de sangre", relata en su declaración, en la que insiste en varias ocasiones en que "no tomó nada de alcohol en todo el día".
El torero detalló al juez los movimientos que realizó el día del accidente, en el que estuvo en varios establecimientos hosteleros, pero sostiene que sólo tomó media copa de cava que le ofreció la dependienta del bar La Hospedería, aunque al ser preguntado por su abogado defensor, señaló que únicamente tomó un sorbo, que se "mojó los labios" con el cava. Ortega Cano también negó que hubiese bebido cuando recibió al grupo de personas mayores que esa mañana habían estado visitando la finca Yerbabuena y rechazó igualmente que alguna de estas personas le aconsejara que no cogiera el coche cuando se disponía a salir de la finca. Tampoco recuerda que nadie le invitara a quedarse en el hotel Bulevar Alquería, el último establecimiento que visitó, porque tampoco se encontraba "en ningún estado que motivara" que no pudiera conducir.
Según el matador, sobre las 21:45 horas de aquella noche llegó al hotel Bulevar Alquería, donde había quedado para hablar con el dueño, quién le ofreció tomar algo, en este caso, un refresco que dejó casi entero porque "tenía prisas por llegar su casa", aunque a continuación matizó que se refería a que "tenía ganas de llegar" a la finca porque al día siguiente tenía previsto desplazarse a Madrid para asistir a la presentación de un novillero en Las Ventas.
A preguntas de su defensa, Ortega Cano afirmó que conoce bien la carretera de Castilblanco de los Arroyos donde tuvo lugar el accidente, así como los límites de velocidad en "todos los trayectos" que realizó aquella tarde, y añadió que "no le gusta conducir a la ligera y no tenía prisa de ningún tipo" y respetó los límites de velocidad. Además, aunque conoce "perfectamente" la carretera, ya que la utiliza hasta cuatro o cinco veces al día, sabe que existe un tramo peligroso denominado barranco Hondo. En cualquier caso, Ortega Cano rechazó que, precisamente por conocer dicha vía, circulara con un exceso de velocidad.
El torero si admitió en su declaración haber adelantado, antes del accidente, a un vehículo que, según dijo, estaba "detenido o aparcado" en un paso de peatones, una versión que contratas con el testimonio de los dos ocupantes del vehículo, una pareja de jóvenes que alertó al servicio de emergencias 112 sobre la conducción "irregular" del torero, que según estos testigos llegó a invadir en dos ocasiones el carril contrario y les sobrepasó en el badén del paso de cebra.
En cuanto al origen del accidente, Ortega Cano no descartó en su declaración que pudiera haber sufrido un episodio de somnolencia o un desmayo que puede estar relacionado con su medicación, ya que el torero toma hasta tres fármacos y sufre problemas de arritmias cardíacas desde el fallecimiento de su esposa, la cantante Rocío Jurado.
El diestro señaló que "segundos antes del siniestro tuvo que ocurrirle algo, como un vahído o un mareo", aunque no recuerda que el vehículo se desplazara hacia la izquierda, invadiendo el carril del sentido contrario, ni tampoco haber visto las luces del vehículo de la víctima. El matador aseveró que no podía inclinarse por ninguna de las hipótesis que planteó como origen del siniestro: el mareo o que le afectara el sueño. "Aunque me hubiera dado un mareo, si hubiera estado consciente habría intentado siempre controlar el vehículo y evitar el impacto, incluso tirándome a un barranco", sostuvo en su declaración
Ortega Cano insistió en que cuando se produjo el impacto con el Seat Altea que conducía Carlos Parra circulaba a unos 80 o 90 kilómetros, y negó que en una entrevista hubiese manifestado que iba "lanzado", puesto que, según dijo, sólo dijo que estaba "cansado".
Al inicio de su comparecencia judicial, que se prolongó por espacio de casi dos horas, el juez le comunicó al torero que se le imputan hasta tres delitos, uno de homicidio por imprudencia y dos contra la seguridad vial, por conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol. Tras prestar declaración, ni la Fiscalía ni la acusación particular solicitaron que se adoptara ninguna medida cautelar, como la imposición de una fianza, al entender que en este caso no es necesario.
El juez tomará declaración el próximo lunes a otros dos testigos del caso. Uno de ellos es el conductor del todoterreno que circulaba justo detrás del vehículo de la víctima y que consiguió evitar la colisión con el motor de este vehículo, que había quedado en medio de la calzada. El otro testigo es otra persona que alertó al 112 porque el vehículo del torero le había adelantado en un tramo prohibido, con una línea continua.
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