Ortega Cano: "Llevo casi dos años pasando un quinario, que sea lo que Dios quiera y la Justicia dictamine"
Juicio a ortega cano
El juicio queda visto para sentencia tras la última palabra del torero. El fiscal le ha reprochado que sólo "un loco" conduciría así y los abogados de la familia que "iba sobrado". Ambos mantienen la petición de 4 años de cárcel.
El torero José Ortega Cano ha hecho uso en la tarde de este martes del derecho a última palabra en el juicio por el accidente de Carlos Parra Castillo, al asegurar que lleva casi dos años "pasando un quinario. Que sea lo que Dios quiera y la Justicia dictamine", ha aseverado.
El matador ha comenzado su intervención afirmando a la juez que tiene carné de conducir desde marzo de 1974, por lo que lleva casi 40 años conduciendo por toda la geografía española, portuguesa, y americana, y "nunca" ha tenido un accidente". "Desgraciadamente he tenido percances por mi profesión, pero éste ha sido el percance más grave de mi vida", ha dicho en alusión a este accidente."Estoy pasando un quinario, llevo casi dos años pasándolo muy mal", ha añadido el torero, que se ha querido "unir al dolor" de la familia de Carlos Parra. "Yo me quería morir", ha afirmado cuando se enteró de que había fallecido una persona en el accidente.
"Yo no sé si será un vahído o pérdida de sueño en ese momento justo, pero se lo digo con todos los honores y permiso de Dios" y de sus familiares más queridos, pero "no tengo memoria de lo que fue el accidente. Cuando llegué a Urgencias no me acuerdo de nada, no tengo en la memoria nada". El acusado ha insistido en que no bebió nada de alcohol. "Yo por mi salud y por mi vida no debo beber y no bebí ese día. Que sea lo que Dios quiera y lo que la Justicia dictamine”, ha concluido el torero. Después de su intervención, la juez ha dejado visto para sentencia el juicio y la sentencia se conocerá en varias semanas.
El fiscal de Seguridad Vial de Sevilla, Luis Carlos Rodríguez León, y los abogados de la acusación particular han elevado a definitivas sus conclusiones provisionales, en las que atribuyen al matador dos delitos contra la Seguridad Vial, por conducir de forma temeraria y con una tasa de alcohol de 1,26 gramos por litro de sangre, y otro de homicidio por imprudencia. La defensa del torero, por su parte, también elevó a definitivas sus conclusiones al solicitar la absolución del diestro.
El fiscal le reprocha que sólo un "temerario o un loco" conduciría de esa forma
Luis Carlos Rodríguez León ha reprochado a José Ortega Cano que condujera bajo los efectos del alcohol, ya que, según ha defendido, la conducta que desarrolló con su forma de conducir antes del accidente "no era normal", por lo que esa conducta esta afectada "salvo que sea un temerario o un loco", algo que el fiscal descarta.
El representante del Ministerio Público ha defendido la prueba de alcoholemia que arrojó una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre -casi el triple de lo permitido–, al rechazar que con la misma se hayan vulnerado el derecho a la intimidad del acusado y que no estuviera bien motivada la resolución judicial por la que el juez instructor ordenó que la muestra extraída para fines terapéuticos se utilizara para analizar la alcoholemia.
El fiscal ha defendido que a lo largo del juicio han quedado "suficientemente probados" los hechos y que, a su juicio, constituyen dos delitos contra la Seguridad Vial, por conducir de forma temeraria y bajo los efectos del alcohol, y otro de homicidio por imprudencia. El fiscal ha dicho que los testigos han "visto al acusado en estado ebrio" y ha defendido la declaración de la mujer que aseguró que el dueño del hotel La Alquería de Burguillos, José Álvarez, le comentó al día siguiente que no lo había visto nunca así y que llevaba "una cogorza como una mula".
Luis Carlos Rodríguez León también se ha referido al careo entre esta mujer y el director del hostal, para afirmar que "es evidente, porque todo el mundo lo ha visto, quién dijo la verdad y quién quedó como quedó", ha aseverado.
El fiscal ha añadido que nadie ha tumbado la credibilidad de estos testigos y ha recordado que otros aseguraron que vieron al torero como se paraba, abría la puerta y sacaba medio cuerpo fuera, algo que para Rodríguez León tiene "toda la pinta de estar vomitando".
El representante del Ministerio Público ha acusado a Ortega Cano de una conducción temeraria, por cuanto ha dicho que “no es normal” su manera de conducir y adelantar a dos vehículos con línea continua y antes de una curva. "A ver si la culpa va a ser de los demás que iban bien", ha ironizado para sentenciar que se trata de una conducta temeraria y eso obedece a que “o es muy mal conductor o va bajo la influencia de algún tóxico”.
El fiscal ha restado importancia al hecho de que algunos testigos, como los sanitarios o los guardias civiles que se acercaron al lugar del accidente no apreciaran el olor a alcohol, porque el dato objetivo es la tasa de 1,26 gramos, y ha criticado que la defensa se haya opuesto hoy a que declaren el enfermero que le extrajo la sangre y el celador que la trasladó a la unidad de Hematología porque "se quedaba sin argumento para su defensa", ya que estos sanitarios iban a certificar que la extracción se le realizó sin utilizar alcohol para su desinfección
El fiscal ha concluido su intervención asegurando que este juicio no era necesario que se hubiera celebrado. "Se pide perdón a los afectados y no en la prensa, y se va uno a cumplir la pena con dignidad", sentenció.
Luis Carlos Rodríguez León ha defendido que los "actos exteriores y el resultado acreditan la conducción temeraria" de Ortega Cano. "La conducta es temeraria y tiene nombre y apellidos", en alusión a la víctima mortal, Carlos Parra, ha dicho el fiscal, cuyas palabras y el informe de conclusiones han motivado que las lágrimas de la viuda, Manuela Gurruchaga, que está siguiendo el juicio dentro de la sala.
El fiscal también ha atacado con dureza a algunos de los peritos que han comparecido por la mañana para defender las tesis de la defensa, al asegurar que se trata de informes de “corta y pega” respecto a las actuaciones que hay en el sumario.
"Reconozca los hechos. Eso le va a permitir ser libre toda su vida"
Por su parte, los abogados Luis y Andrés Avelino Romero Santos, que defienden a los familiares de Carlos Parra Castillo, han dicho en sus informes de conclusiones que el diestro "iba sobrado ese día, descomunal" y el accidente fue "la crónica de una muerte anunciada", por lo que han añadido que la condición del torero debe pasar ahora "de acusado a condenado".
Andrés Avelino pidió a Ortega Cano que utilice su derecho a última palabra para, "en atención a la viuda y a los familiares" de Carlos Parra, a que reconozca los hechos tal y como sucedieron, porque eso "le va a permitir ser libre toda su vida", ha dicho dirigiéndose directamente al torero.
El letrado Luis Romero, primero de los hermanos de la acusación particular en intervenir, ha cargado con dureza contra el director del hotel La Alquería, quien negó que el torero se tomara un whisky en su establecimiento unos minutos antes del accidente, al afirmar que este testigo "mintió descaradamente", por lo que ha anunciado que se reserva las acciones legales oportunas para el futuro, en alusión a una posible denuncia por falso testimonio.
El abogado ha subrayado las relaciones de "amistad y empresariales" entre este testigo y el torero, al que estaba dispuesto a vender el hotel y ha afirmado que "tanto quería salvarlo que dijo que él mismo era quien tenía la copa de balón en la mano".
La acusación particular precisó que si Ortega Cano sólo se mojó los labios en una copa de cava, según su declaración, "¿dónde se tomó el resto de las cuatro o cinco copas?" a las que equivale una tasa de 1,26 gramos de alcohol por litro de sangre.
Para los abogados de la acusación, ese consumo de alcohol concuerda con la "invasión del carril izquierdo, con las cambayás que dijo la testigo, con salirse en las curvas, con que estuviera achispaete y se trastabilleara, y con que hiciera adelantamientos prohibidos", ha resumido.
Los abogados descartan que el torero sufriera un vahído o un desmayo, "ésa es la excusa", ha precisado Andrés Avelino Romero, mientras que su hermano ha dicho que el perito de la defensa que hoy no ha declarado por estar indispuesto no lo ha hecho en realidad porque su informe "desacreditaba" la tesis del desvanecimiento, puesto que este perito dijo que Ortega Cano reaccionó rápidamente y giró a la izquierda, algo que es incompatible con haber sufrido un vahído o un desmayo.
Las acusaciones también han defendido que la muestra de sangre no corrió ningún peligro en la unidad de Hematología y que no se rompió la cadena de custodia. Es más, los abogados han dicho que la tasa de alcohol sería incluso superior a 1,26 en el momento del accidente, dado que la muestra se tomó más de dos horas y media después del accidente, con lo que ya se había iniciado el proceso de eliminación del alcohol.
La defensa insiste en que la prueba de alcoholemia es "radicalmente nula"
El abogado Enrique Trebolle, que defiende a Ortega Cano, ha insistido en su informe de conclusiones en el juicio que la prueba de alcoholemia practicada al torero es "radicalmente nula" porque se vulneró el derecho fundamental a la intimidad, la resolución judicial en la que se acordó no estaba debidamente motivada, y además falló la cadena de custodia que debe respetarse a la hora de la extracción de una muestra que va a ser utilizada en un proceso penal.
La defensa, que ha solicitado la libre absolución para el torero, ha señalado que hay una sentencia de la Audiencia de Sevilla de 31 de octubre de 2002 que, anticipándose a la jurisprudencia constitucional, anuló una prueba de extracción de sangre porque la orden se dictó mediante una providencia -como en el caso de Ortega Cano- y no se motivó debidamente la entrada de esta prueba en el proceso mediante un auto.
El abogado ha señalado que en este caso ni los médicos que atendieron al diestro ni los propios guardias civiles apreciaron una sintomatología etílica, por lo que no se puso en marcha el mecanismo de una prueba de alcoholemia y su cadena de custodia, por lo que en su opinión, cuando en este juicio declararon los expertos de Toxicología y el responsable de la unida de Hematología, el proceso ya estaba "nadando en aguas inconstitucionales porque venía de una prueba radicalmente nula" y ha recordado que se faltó a la cadena de custodia que establece una orden del Ministerio de Justicia de 2010.
El letrado ha analizado uno a uno los testimonios de los diferentes testigos que no apreciaron olor a alcohol y ha tildado de una "absoluta ignominia" que se pongan en duda las manifestaciones del testigo que aseguró que Ortega Cano había estado esa tarde en su casa de Villaverde para llevar a su hija a la romería con una amiga y que afirmó que sólo tomó una coca-cola y una tapa.
La defensa ha señalado que la pareja a la que Ortega Cano adelantó "no ha estado en situación de peligro concreto", porque "respetó" la señal de línea continua y les rebasó a una velocidad no superior a 30 kilómetros por hora, y criticó que la joven que alertó al 112 apareciera en un programa de televisión al día siguiente de comparecer en el juicio.
La misma reflexión ha hecho sobre la testigo que afirmó que el director del hotel le comentó al día siguiente que tenía una "cogorza como un mulo", por cuanto el letrado defensor ha dicho que "no puede entender que venga al juicio y al día siguiente vaya a un programa de televisión bajo precio".
En relación con este testimonio, Enrique Trebolle ha defendido que el testimonio del director del hotel La Alquería quedó "objetivado" por la declaración que prestó tras el accidente ante los agentes de la Guardia Civil, a los que manifestó que Ortega Cano estuvo en su establecimiento unos minutos antes tomando una Coca-cola y "no iba bebido". Por eso, el letrado se cuestionó que cómo iba este testigo a "pregonar al día siguiente a otras personas que no estaba en condiciones, eso es un despropósito", ha afirmado el letrado.
Ortega Cano "no tomó alcohol y estaba perfectamente cuerdo y en situación de control" cuando se produjo el accidente, al tiempo que ha defendido la versión del acusado respecto a que pudo sufrir un vahído o un desmayo dadas sus dolencias cardíacas, en concreto la fibrilación auricular paroxística que padece Ortega Cano.
Por último, en cuanto al testimonio del camarero que ha declarado que sirvió un whisky al acusado, el letrado ha dicho que este testigo dice que la copa se la puso entre las 21:30 y 21:45 del 28 de mayo, por lo que en su opinión en es momento el torero "estaba" con la familia de Villaverde, por lo que "se tratará de otro día u otra circunstancia".El abogado de la Mutua Madrileña, José María Girón, se adhirió durante su intervención al "brillante" informe del fiscal y de las acusaciones particulares.
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