La fiscal afirma que Natividad Cantero mató a su marido de dos disparos por "su codicia y los celos"
Crimen de La Juliana
Anuncia que pedirá que se investigue a los dos hijos y a una tía de la acusada por falso testimonio en caso de condena, por haber pretendido beneficiarla al "darle cobertura a su coartada".
La fiscal ha solicitado este viernes al jurado popular que declare culpable a Natividad Cantero del asesinato de su marido, el ejecutivo del BBVA Andrés Toro, porque está "segura al 100 por 100" de que la acusada realizó los dos disparos que acabaron con vida, una acción cuyo móvil fueron la "codicia, la avaricia y los celos" porque los problemas que tenía la pareja en sus trámites de separación eran como "un Miura difícil de lidiar".
En su informe final en el juicio, en el que la procesada se enfrenta a penas de hasta 29 años por delitos de asesinato, allanamiento, tenencia ilícita de armas y revelación de secretos, la fiscal Ana Linares advirtió que en el caso de que se produzca una veredicto de culpabilidad el Ministerio Público solicitará la deducción de testimonio contra tres testigos, una tía y los dos hijos de la acusada, al entender que han incurrido en un delito de falso testimonio por sus declaraciones en la vista oral al haber pretendido "darle cobertura a la coartada" de la acusada. La fiscal dijo que los hijos de la acusada "quieren creer que su madre es inocente y se aferran a un clavo ardiente, y para ello no les ha importado mentir" en el juicio, como cuando según la representante del Ministerio Público declararon que la madre estuvo con uno de ellos hasta las siete de la tarde del día el crimen. Para la fiscal, la hija también mintió porque dijo que había recibido una llamada de su tía a las 19:45 cuando en realidad este familiar afirmó que fue la propia acusada con la que habló y de hecho el móvil del fallecido -que supuestamente se habría llevado la acusada- se activó siete minutos antes en el repetido de la calle San Vicente, el más próximo al domicilio de Natividad Cantero. En su informe la fiscal defendió que como esta prueba incrimina a la acusada, utilizaron el "ardid" de decir que fue la hija la que en realidad contestó porque Natividad ya se había marchado a ver a su madre, que estaba ingresada en el hospital Virgen del Rocío.
La fiscal también avisó al abogado de la defensa para que no siga "deslizando sospechas sin imputar ningún delito" sobre una de las testigos, Ana M. P., que mantuvo una relación con la víctima, y sobre los agentes de la Guardia Civil que han llevado a cabo la investigación.
Respecto a la testigo, la fiscal recordó que el juez de Instrucción "nunca" le imputó delito alguno "ni tuvo la más mínima sospecha de que pudiera ser la autora del crimen", puesto que la Guardia Civil la investigó hasta la saciedad y quedó "archidemostrado" que Ana M. P. se hallaba en Cádiz a la hora en la que se produjo el asesinato, entre las dos y las cuatro de la tarde del 15 de junio de 2008. "Le ruego que no lance a la ligera acusaciones infundadas que pueden manchar la reputación y el honor de personas inocentes", aseveró la fiscal dirigiéndose al letrado de la defensa, Manuel Castaño.
Y sobre las supuestas presiones a los testigos por parte de los investigadores, la fiscal también las rechazó tajantemente, porque "ningún guardia presionó, amenazó o dio collejitas a nadie, y no se le pueden imputar conductas delictivas a las Fuerzas de Seguridad", precisó la fiscal, que añadió que incluso estas imputaciones podrían entrar en el terreno de las calumnias.
En cuanto al móvil del crimen, la fiscal insistió en la avaricia y los celos "que llegan a lo enfermizo" de la acusada, por cuanto los problemas de la pareja en relación con los trámites de separación eran como "un Miura bastante difícil de lidiar". La fiscal definió a la víctima, Andrés Toro, como un "buen padre, amigo, hermano, un gran profesional en su trabajo, y una persona que tenía prudencia y discreción" y aseguró que no había nada en su mente "que le hiciera presagiar la terrible suerte que le esperaba" porque el único problema que le "tenía agobiado eran los celos y la codicia de su esposa", insistió.
Como ejemplo de la actitud de la acusada, la fiscal dijo que Natividad Cantero había sometido a su marido "a un seguimiento insoportable de todos sus movimientos".
Según el Ministerio Público, hay hasta "ocho pruebas de cargo" contra la acusada, entre las que enumeró la situación de amenazas previas al marido o la pistola que le vendió un tío político suyo, y aseguró que la parte "más cruel y vil" del asesinato de Andrés Toro fue que le "dejó que se desangrara hasta morir, con una agonía lenta, estando consciente durante al menos diez minutos y sin poder pedir ayuda", señaló Ana Linares, que agregó la "sangre fría" que tuvo la acusada al efectuar unos disparos desde una distancia tan corta.
La abogada de la acusación particular, Esperanza Lozano, coincidió con la Fiscalía en que el móvil económico fue el detonante del crimen, porque la acusada quería quedarse con la finca de la urbanización La Juliana de Bollullos, así como con el vehículo de alta gama de la víctima, su plan de pensiones, su seguro de vida e incluso la pensión de viudedad, que es muy superior a la cantidad que la víctima le pasaba mensualmente en concepto de pensión de alimentos para ella y su hijo. La letrada defendió que existen pruebas objetivas de la comisión de los delitos, como por ejemplo el vigilante que la vio entrar aquel día, así como de que tenía llaves del chalé y un arma de fuego.
Por su parte, el letrado de la defensa, Manuel Castaño, consideró que no hay tales pruebas de cargo porque no se halló restos de pólvora en sus manos y las antenas repetidoras pueden no dar una posición exacta, al saltar a otras antenas cuando hay saturación o sobrecarga en la red. Según Castaño, la trayectoria de los disparos también "descarta" la autoría de Natividad Cantero, porque su estatura no se corresponde con la persona que habría efectuado los disparos y que tendría que tener al menos 1,70 cuando la acusada mide 11 centímetros menos. El abogado añadió que a la hora en que se produjo el crimen, la procesada estaba en su domicilio, como atestiguó su hijo.
Aunque el abogado dijo que desconoce quién pudo entonces cometer el asesinato, apuntó que la víctima se encargaba de la ejecución del cobro de morosos en la entidad bancaria y dijo que había sido objeto de numerosas llamadas anónimas de contenido amenazante. El letrado explicó incluso que en el año 2004 una persona entró en el despacho de la víctima y le amenazó con una pistola.
La juez entregará el próximo lunes al jurado el objeto del veredicto para que se retiren a deliberar sobre la inocencia o culpabilidad de la procesada.
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