Residuos: Montellano se adelanta con la economía circular
Medio Ambiente
Es el primer municipio de Sevilla en implantar la recogida puerta a puerta, condicionada a que cada día se saque un tipo de residuo
Dejará de haber contenedores en todas las calles
En sólo un mes y con el cambio en una parte del pueblo se ha duplicado la cantidad de envases que se reciclan
Las personas de cierta edad lo recuerdan. Antes de que llegaran los contenedores de basura, en los pueblos, el cubo con los desperdicios domésticos –menos que ahora, porque los restos de alimentos se aprovechaban para los animales y todo envase tenía otro uso– se dejaban en la puerta, donde los basureros los lanzaban con destreza a los remolques.
El bolseo sólo se mantuvo en calles estrechas. Pero es considerado ahora, cuando tantas cosas vuelven, como uno de los sistemas más eficaces para avanzar en la economía circular y reducir la tremenda cantidad de residuos que generamos y acaban en el vertedero. La UE ha marcado que en 2035 el 65% debe reciclarse y España está todavía en la mitad.
Montellano ha sido el primer municipio de Sevilla en implantar ese sistema. Tras una campaña informativa que arrancó en febrero, lleva un mes con recogida puerta a puerta (PAP) en el centro, con 1.100 viviendas. En septiembre se extenderá al resto del pueblo, unas 1.700 más.
Está integrado en la Mancomunidad de la Sierra de Cádiz, que ejecuta un programa europeo con la Junta. El modelo funciona en Zahara de la Sierra y Torre Alháquime. Montellano, con 7.000 vecinos, es la mayor localidad a la que llega y ya hay un dato revelador: ha pasado de reciclar 3.600 kilos de envases en mayo, a 6.100. En octubre, lo incorporan Olvera, Setenil y Algar.
La principal complicación para los vecinos –según los expertos, es más fácil pasar a este sistema que en su día lo fue ir a los contenedores– es aprender y habituarse, sí o sí, a diferenciar y separar residuos en casa y tener claro el día que deben sacar cada uno, porque sólo se retiran a diario los del baño y sanitarios, como pañales.
Restos orgánicos –que se usan para hacer compost– se recogen en días alternos; envases, miércoles y sábados; papel y cartón, los lunes; y los jueves, se debe sacar la fracción de restos, y que son en teoría los únicos que no pueden tener otra utilidad y van al vertedero.
El tipo de bolsa permite a los operarios –se ha creado un puesto de trabajo más– saber si los residuos están mezclados. Pasa en el 15% de los casos. Hasta ahora, si eso ocurre o si el vecino se equivoca de día, se anota y se le informa. En adelante se colocará una pegatina y no se recogerá la basura. Hay mayor frecuencia de recogida para bares y tiendas.
A la vez, los contenedores se están quitando de todas las calles y sólo quedarán en cuatro o cinco puntos periféricos del casco urbano, como “áreas de emergencia”. Seguirán los de vidrio, el único residuo que no se recoge en las puertas de las casas.
Se han repartido a los bares unos cubos especiales que se pueden vaciar de forma más rápida en unos nuevos contenedores para cristal. El PAP no implica pagar más tasa de basura y los cambios que se apuntan en las ordenanzas son para incentivar a las familias que más reciclan.
Daniel García, de la empresa Ecomimésis, subraya que este sistema se ha demostrado más eficaz que otros –como el quinto contenedor o el uso de tarjetas identificativas– para lograr que las familias separen sus residuos y es factible en municipios de hasta 20.000 habitantes e incluso en muchos barrios de grandes ciudades. La ciudad de Milán, por ejemplo, ha apostado por el mismo.
También señala el interés que tienen las encuestas que se hicieron antes de empezar en Montellano: el 92,6% de los encuestados consideraba de antemano que el reciclaje es necesario, pero sólo el 47,5% reconocía que lo hacía correctamente, fundamentalmente por la falta de hábito. Es lo que se pretende cambiar.
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