"Me quemaron entero, pero pude salvar a mi mujer y al bebé que lleva dentro"

Víctima del incendio intencionado en La Algaba

Francisco Javier Crespo López relata cómo fue el incendio supuestamente provocado de su casa de La Algaba

Acaba de salir de la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío, donde ha pasado las últimos tres semanas

Herido por quemaduras en el incendio de su vivienda en La Algaba

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Francisco Javier Crespo López, al salir del hospital y con las quemaduras en tratamiento.
Francisco Javier Crespo López, al salir del hospital y con las quemaduras en tratamiento.

A Francisco Javier Crespo López le quemaron supuestamente la casa con él y su mujer dentro la madrugada del 9 de enero. La pareja llevaba unos dos años residiendo en la vivienda incendiada, en la calle Córdoba de La Algaba. Él resultó herido grave con quemaduras diversas. Tenía todo el rostro quemado y toda la parte derecha del cuerpo afectada. Ha pasado tres semanas ingresado en la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío, de donde recibió el alta este jueves.

Crespo, de 42 años, quiere contar su historia para reclamar Justicia. Dice que antes del incendio en el que resultó herido hubo otro intento una madrugada. Su mujer se dio cuenta porque vio mucha luz. Quien lo hizo, dice, colocó un corcho en la persiana y le prendió fuego. "Ese fue el primer aviso". La noche del 9 de enero, a las tres y cuarto, escuchó una explosión. "Avisé a mi mujer que estaba dormida. Vi que había fuego en la calle y le dije que se fuera al cuarto más alejado".

Él fue a cerrar a la ventana y asegura que llegó en ese momento un hombre moreno y otra persona que vestía de rojo y "con un chaquetón camel". "Echaron gasolina por la ventana y me dijeron 'hijo de puta'. A mí me cayó gasolina encima. Como había un punto de fuego en la ventana, cuando las llamas llegaron a la gasolina, aquello explotó. El fuego se vino hacia mí y empecé a arder", relata.

La víctima del incendio, cuando ingresó en el hospital.
La víctima del incendio, cuando ingresó en el hospital. / M. G.

"Pude haber salido y haberlos perseguido, pero el fuego estaba dentro de mi casa. Opté por quedarme en casa y salvarla a ella, que está embaraza. Yo estaba todo quemado. La cara completamente y el brazo también. Yo ardí en llamas. Apagué el fuego con mi cuerpo. Me quemaron entero, pero pude salvar a mi mujer y al bebé que lleva dentro", añade.

Crespo sospechó en un primer momento de la ex pareja de su mujer, que es víctima de la violencia machista y estaba amenazada por un compañero sentimental que tuvo en el pasado. "Así se lo dije a los guardias civiles que acudieron primero. Creía que esas amenazas se habían cumplido", explica. Incluso llegó a reconocer fotográficamente al agresor ante la Guardia Civil. Sin embargo, el sospechoso estaba en ese momento en prisión y no había podido ser el autor del fuego.

La primera hipótesis que apuntaba a un caso de violencia machista ha quedado, por tanto, descartada. El instituto armado mantiene abierta la investigación para tratar de averiguar quién es la persona que incendió la casa. Por el momento no hay ninguna persona detenida, según indicaron fuentes de la Guardia Civil.

La víctima asegura que ahora sospecha de otra persona con la que ha mantenido unas desavenencias relacionadas con la vivienda en la que ellos residían. Tanto él como su pareja, Rocío, aseguran que tienen mensajes que unos terceros les han mandado asegurándoles de que han visto alardeando del fuego a determinadas personas.

Crespo, ex militar y cocinero de profesión, ha sufrido tres operaciones. La cara le ha quedado muy bien porque las quemaduras eran superficiales. Pero en el brazo y en la pierna le han tenido que realizar injertos de piel. "Tenía trabajo pero no estaba dado de alta, ahora no puedo trabajar en estas condiciones".

La pareja que sufrió el incendio de La Algaba.
La pareja que sufrió el incendio de La Algaba. / José Ángel García

El hombre abandona el hospital bastante maltrecho, con medio cuerpo vendado, un brazo inmovilizado y apenas protegido del frío con una chaqueta fina de un chándal. Se marea en varias ocasiones mientras está de pie y se excusa. Calza dos babuchas, una de las cuales le molesta porque lleva el pie vendado y no le entra bien. En un momento de la entrevista, se dirige a un bombero que está con un vehículo aparcado en la puerta de Traumatología y le pide que le corte la zapatilla para andar más cómodo.

Ahora, la pareja está buscando un lugar en el que quedarse. "A mí me han dicho que me dan un sitio en el albergue municipal. Pero a ella no la voy a dejar sola. Está embarazada de ocho meses. Vamos a acudir a los servicios sociales a ver qué solución nos puede dar. Hemos sido víctimas de un incendio provocado y nos vemos ahora en la calle".

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