Llamada desesperada para salvar la casa del poeta Romero Murube

Huerta de la Noria

Su pueblo natal, Los Palacios, reivindica su figura en el 50 aniversario de su muerte

La fecha es oportuna para urgir la recuperación de su residencia de recreo y convertir el legado en una biblioteca-museo

Imagen de los años 60 de la Huerta de la Noria.
Imagen de los años 60 de la Huerta de la Noria.
María José Guzmán

15 de noviembre 2019 - 06:01

Hay un jardín de cipreses, palmeras, una fuente y una alberca que hace poco más de 50 años servía de retiro al poeta Joaquín Romero Murube. Se parece mucho al Jardín de los Poetas del Alcázar de Sevilla que él mismo diseñó siendo conservador del monumento. Pero mira a la marisma que le vio nacer en 1904. Forma parte de una vivienda de recreo que el escritor disfrutó en los años 50 y que se conoce como Huerta de la Noria, situada en la margen derecha de la N-IV, conforme se accede a Los Palacios desde Sevilla. Una casa señorial con columnas de mármol y un porche porticado que da acceso a un pequeño palacete donde pasaba tardes y festivos Romero Murube en los últimos años de su vida. Un terreno en medio de olivos y muy próximo al casco urbano que se conocía antes como Huerta del Carrito y que hace décadas que languidece.

Un patrimonio abandonado en la cuna del escritor de la Generación del 27, que inspirió Pueblo lejano, la que con el tiempo se ha convertido en su obra maestra. Así opinan al menos los críticos, que sitúan el reeditado libro al nivel de Ocnos de Cernuda o Platero y yo de Juan Ramón Jiménez. Y también estudiosos de esta figura, como el profesor Claudio Maestre, que lleva desde los años 80 investigando la obra del articulista, que falleció tal día como hoy de 1969.

La idea de crear una biblioteca-museo en la casa de recreo de Romero Murube no es nueva, pero sus impulsores quieren aprovechar el cincuentenario de su muerte para reivindicar un lugar donde se mantenga vivo el recuerdo y legado literario del poeta palaciego. Los muros aún en pie de su casa y han sido testigos de muchas vivencias del ensayista y el grupo de literatos con los que se relacionó. Allí, en la Huerta de la Noria, pudo haber pasado sus últimos días el Nobel de Moguer de no haber muerto repentinamente en el exilio. Hay correspondencia en la que le pide a Romero Murube que le busque una casa alejada del bullicio y éste le ofrece la suya.

Estanque en la Huerta de la Noria.
Estanque en la Huerta de la Noria.

La vivienda, que se sitúa en una finca de 13.000 metros cuadrados, es un edificio de arquitectura regionalista que imita en muchos elementos de estilo mudéjar y en sus jardines al Alcázar de Sevilla. Y, más que por su valor arquitectónico, cuenta desde hace años de protección en el PGOU de Los Palacios por su interés cultural.

Jardines de la Huerta de la Noria.
Jardines de la Huerta de la Noria.

Tras fallecer el escritor, su viuda, Soledad Murube, decidió vender la finca a Luis Ramos-Paúl, que utilizó parte de los terrenos como lugar para la enseñanza de jinetes y caballos, dando clases de equitación. El reconocido jinete habitó la vivienda y abría con frecuencia sus puertas a todo vecino que quisiera conocerla. De hecho, los jardines han sido escenario para reportajes de boda durante más de una década. Posteriormente, tras fallecer Ramos-Paúl en 2003, la vivienda pasó a ser propiedad de un promotor y empresario local que nunca llegó a rehabilitarla –urbanísticamente ya se había fijado un protección– y acabó perdiéndola en los años de crisis económica, por lo que pasó a manos de los bancos y fondos inmobiliarios.

La Huerta de la Noria está en la entrada a Los Palacios y languidece en manos de inversores

Ante la propuesta ciudadana para convertir el retiro del poeta en una casa-museo que recree el ambiente de la época, el actual equipo de gobierno apunta que la situación es complicada porque no existen recursos suficientes para acometer el proyecto. Sí se garantiza que se evitará la especulación y que se estudiará con celo cualquier propuesta que llegue de manos privadas para conservar lo mejor posible este legado.

Colectivos culturales como la asociación local Searus o el propio Claudio Maestre apuntan a la conveniencia de musealizar el edificio y abrir para el disfrute público sus jardines. La clave está en la implicación de la ciudadanía, “pero son los dirigentes políticos quienes tienen que asumir el papel definitivo”, apunta Maestre, que coincide en la oportunidad del momento, pues se está conmemorando el cincuentenario de la muerte de Romero Murube.

Joaquín Romero Murube, en la Huerta de la Noria.
Joaquín Romero Murube, en la Huerta de la Noria.

Con motivo de la efemérides, el Ayuntamiento palaciego se ha sumado a los actos organizados en la capital con un programa propio. Hace unos meses se rotuló con el nombre del poeta la biblioteca municipal, que ha sido renovada, y la reciente Feria del Libro se ha dedicado en gran parte al autor. Este mismo viernes se inaugura un azulejo cerámico dentro del paseo literario que existe en el municipio en torno a su obra. Y entre febrero y abril de 2020 se inaugurará un busto en bronce, habrá recitales de poesía, una exposición documental y gráfica y se reeditarán más libros del poeta, que nunca perdió su vinculación con su pueblo natal.

Romero Murube vivió en Los Palacios hasta los ocho años, cuando su padre, un abogado y político liberal que llegó a presidir la Diputación provincial, se trasladó a Sevilla. Pero sus lazos con Los Palacios nunca se perdieron, hasta el punto en que fijó su residencia de recreo en él, al que dedicó Pueblo lejano. Dice el escritor Felipe Benítez Reyes, que ha prologado la última edición de este libro, que “la recreación de un pueblo del Bajo Guadalquivir sirve a Romero Murube para retratar el paraíso perdido de la infancia, sus maravillas, miedos y descubrimientos atroces...”

Descubrir su figura sigue siendo una asignatura pendiente y sus paisanos ya han lanzado una llamada desesperada para conservar este último legado.

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