Emerita prevé que el 50% de su inversión en la mina vaya a restauración ambiental

Aznalcóllar

La empresa canadiense, que ha optado por hacer pública su propuesta, prevé vaciar y sellar del todo las dos viejas cortas y convertir el yacimiento en referencia de Forbes-Manhattan en Europa.

Joaquín Merino, presidente de Emerita Resources Corp., en las oficinas de Sevilla, con una recreación de las vetas de minerales que hay en Aznalcóllar.
T. Perdiguero

14 de noviembre 2014 - 05:01

José Luis Pozo, director de Estrategia y Comunicación de Emerita Resources Corp., una de las dos empresas del concurso para explotar la Mina de Aznalcóllar, explica que la actividad de reuniones y actos que han desplegado a la vez que elaboran su proyecto forma parte de la "cultura anglosajona" de la empresa matriz canadiense, Fobes-Manhattan, referente de un sector que precisa tal nivel de inversión que no se entiende sin un "músculo financiero" potente. Quieren "socializar", dar a conocer sus garantías, las que se exigen a las compañías del grupo del TSX-V:EMO de la bolsa de Toronto, que -corrobora el presidente de Emerita, Joaquín Merino-Márquez- son auditadas al detalle para proteger a los inversores.

El caso es que, frente a la política de no adelantar nada en esta fase por la que ha optado la otra empresa, el tándem México-Magtel -tienen hasta el 15 de diciembre para elevar su proyecto a la Junta-, Emerita ha difundido el suyo, también entre algunas organizaciones ecologistas y conocedores del Parque Nacional de Doñana. Se denomina Savia y tiene una inversión prevista 500 millones de euros, 700 durante la vida de la mina, de entre 15 y 20 años, pero que puede aumentar.

Casi el 50% -responden en una entrevista que deriva en un tsunami de información sobre minería, finanzas y el proyecto en sí, con dos interlocutores cualificados- irá a actuaciones ambientales, para transformar el estigma de Aznalcóllar y su fisionomía. Las dos cortas, la antigua (donde están los lodos tóxicos recogidos tras el vertido) y la de Los Frailes (quedó en una fase inicial cuando se fue Boliden y tiene 12 hectómetros cúbicos de aguas ácidas), desaparecerían, con soluciones distintas y sin verter, ni siquiera agua depurada, a los cauces que van a Doñana. El cómo se hará es una de las líneas rojas, que se reservan para el concurso.

"No es un complejo minero, es un complejo ambiental", resumen. Forbes-Manhattan pretende hacer de Aznalcóllar su "centro de referencia" para Europa, donde la industria extractiva se está posicionando de nuevo, cuando se siguen necesitando metales y hay demasiada dependencia del exterior. También para el norte de África. El yacimiento que protagonizó el mayor desastre ambiental y su transformación será un emblema para la compañía. Aunque Merino-Márquez advierte que no será un "centro de experimentación", porque las técnicas se conocen, sí de excelencia.

El proyecto de Emerita, detallan, podría crear 450 empleos directos, 1.400 indirectos y otros tantos inducidos (comercio, hostelería, servicios varios). Una parte importante del 20% de "retorno de la inversión" para desarrollo social y empresarial que incluye se materializará en un centro de formación profesional permanente y otro de carácter universitario, en colaboración con la Hispalense y la Olavide, en Aznalcóllar.

"En Sevilla y en Andalucía hay geólogos, ingenieros, abogados, pero si necesito exploradores no hay o ingenieros de minas que sepan de interior de mina, o abogados que entiendan de Ley de Minas", dice Merino-Márquez, y subraya que toda la mano de obra en la mina debe ser cualificada: "Hasta el último puede manejar una máquina que vale un millón de dólares y se trabaja en una situación antinatural, en profundidad", recuerda.

El modelo de explotación propuesto es en galería subterránea, debajo del metal, que evitará escombreras o balsas de lodos, que se compactarían con cemento y se inyectarían en las galerías sin uso en un sistema que se aplica en Canadá desde los 60. "Por cultura, tenemos tolerancia cero con los riesgos".

Esa excelencia, como "huella social" en la cualificación de un personal que puede terminar trabajando en cualquier lugar del mundo, se pretende trasladar a los proveedores, con un sistema de trabajo similar al que aplica Mercadona, dándoles estabilidad y posibilidades de internacionalización de su mano a cambio de un compromiso total, que evite imprevistos, por ejemplo una huelga, y "disponibilidad absoluta". "Queremos que los mayores expertos en aguas ácidas del mundo salgan de aquí", ejemplifican, como parte de un proyecto que desgranarán hoy de nuevo en un acto convocado en el Club Antares.

Una ubicación estratégica y un proyecto rentable

Emérita, la compañía con la que Forbes-Manhattan ha querido entrar en Europa, reconoce que al principio no tenía puestas sus miras en Aznalcóllar. Apuntó a Ucrania y a su hierro, aunque la inestabilidad no ayudó. En España tienen dos proyectos más, en Asturias y Extremadura, vinculados al oro, pero menos "maduros" que el de Aznalcóllar, donde el principal metal es el zinc, cuya demanda va al alza en China. La mina de Sevilla les permite una rentabilidad real, en poco tiempo. Se sabe lo que hay. No es un yacimiento grande, pero con una ley (proporción de metal en roca) de entre el 8% y el 10%, cuando es rentable a partir del 4%. Su ubicación, entre Europa y África, es estratégica y está a 30 minutos de una gran ciudad, lo que reduce costes y la convierte en escaparate excepcional. Pese a la cualificación que falta, hay un nivel educativo muy alto que ayuda a corregirlo y no se paga royalty minero. Preguntados por qué entonces, y en contra de lo que la Junta esperaba, no ha habido una avalancha de empresas interesadas en el concurso, sus ejecutivos creen que no se vendió bien, había poca información, un riesgo ambiental y unos trabajos en ese sentido que correspondían a otros. También influye el "tedio" del propio concurso o el hecho de que el 85% de la faja pirítica ibérica -que Forbes-Manhattan conoce en cierta medida porque es la que se prolonga por Terranova- esté ya ocupada por otras empresas. De adjudicarse el proyecto, la actividad extractiva se iniciaría en tres años. En la primera fase, de estudios técnicos, se trabajaría con entre 70 y 80 personas, mientras se tramitan las licencias. Duraría ocho meses. En los dos años largos de construcción se emplearía a un millar de personas. Con la extracción, se emplearía a 450, más todo el trabajo indirecto e inducido.

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