El Ejército construye un dique en el Genil tras una tensa madrugada

Écija

El Ayuntamiento cifra en 3.000 las viviendas, locales y garajes afectados por la riada.

Un grupo de miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) construyen un dique en la ribera del Genil, ayer por la mañana.
Un grupo de miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) construyen un dique en la ribera del Genil, ayer por la mañana.
Fernando Pérez Ávila

14 de marzo 2013 - 05:01

El Ejército construyó este miércoles un dique en la ribera del Genil tras una noche de máxima tensión en Écija que se vivió el martes. Decenas de soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) armaron un muro de contención desde primera hora de la mañana en los aparcamientos del centro comercial Las Torres, que se inundaron de madrugada. Los militares tuvieron que achicar agua utilizando sus bombas extractoras durante la noche antes de proceder a elevar el dique, hecho a base de sacos de tierra.

Durante las primeras horas de la madrugada, el Genil estuvo a punto de desbordarse. A medianoche, el caudal del río alcanzó una cota de 6,84 metros en la lámina de agua. Había crecido más de tres metros durante la tarde y el riesgo de inundación era ya más que probable. La experiencia de anteriores riadas fijaba el tope máximo en 7,20. Si el agua alcanzaba ese nivel, la inundación afectaría prácticamente a toda la población. Sería una riada mayor que la del día anterior en el centro de la ciudad, provocada por la crecida del arroyo Argamasilla.

El servicio de emergencias 112 activaba el nivel 2 de la alerta, mientras que una dotación de la UME iba camino de Écija para construir diques, achicar agua y tratar de contener al río. Una lengua de agua cubrió la zona próxima al centro comercial Las Torres, el polígono El Limero y algunas de las calles próximas al río. La Policía cortó el puente sobre el Genil, mientras que el Ayuntamiento informaba a la ciudadanía de la más que previsible inundación. Se pedía a todos los vecinos que se quedaran en las partes altas de sus casas y subieran todos los enseres, electrodomésticos y objetos de valor que pudieran a estos pisos más elevados.

Vídeo: Antonio Pizarro

A las dos de la madrugada el caudal se estabilizó y pasó una hora en los 6,80 metros. A partir de ahí fue bajando. Para una hora más tarde se esperaba una crecida mayor por el desembalse del pantano de Iznájar, pero el nivel fue bajando paulatinamente. Ya por la mañana se quedó por encima de los cinco metros. La UME pasó la mañana construyendo el dique para afrontar posibles crecidas en los próximos días y ayudó a achicar agua en algunos solares que habían quedado completamente anegados por el desborde del Argamasilla unas horas antes, según informó a este periódico el jefe del dispositivo del Ejército, el capitán Burgos. La dotación de la UME contaba con 108 hombres y medio centenar de vehículos y máquinas.

Calles que el día anterior habían quedado convertidas en canales con más de un metro de agua estaban completamente limpias a media mañana. En el dispositivo de limpieza trabajaron 322 personas, entre militares, bomberos, policías, trabajadores municipales, personal de la empresa de limpieza de Écija y agentes del Plan Infoca, entre otros. A ellos se unieron cientos de voluntarios coordinados por el Ayuntamiento, que les entregó cepillos y los envió a las casas más afectadas a retirar el barro acumulado en las plantas bajas.

El Ayuntamiento cifró en 20.000 las personas afectadas en mayor o menor medida por la crecida del Argamasilla. De ellas, 7.000 se vieron perjudicadas con daños en sus casas. El agua causó desperfectos en 3.000 viviendas, locales y garajes.

Entre ellas está la de Cristina López, una de las casas más antiguas de Écija y que lleva 600 años en pie. Está situada en la calle Cava y el agua superó la barrera que había colocado en la puerta, inundando toda la planta baja, causando destrozos en muebles, electrodomésticos, cocina y patios interiores. "Lo pasamos muy mal, porque vivo con mis padres ancianos, los dos diabéticos. Mi padre empezó a delirar y me pedía que salvase al perro, cuando nosotros lo único que tenemos es una tortuga. Nos trajeron bocadillos y yo pedía algo para diabéticos. Sólo pude darles naranjas. Fue horrible. Algunos de los muebles que se han mojado tienen más de 300 años", explicaba Cristina, que decía sentir indignación por una riada que era evitable. "Sólo harán algo cuando haya un muerto. Entonces harán la obra del desvío del arroyo. Esto nos va a costar mucho dinero, que no tenemos. Yo soy maestra y vivo aquí porque es una casa que la familia ha ido manteniendo durante siglos".

Otra casa en la que este miércoles se retiraba agua y barro es la de María José García, en la calle Confalón. "El agua nos salió por los baños. Pudimos salvar el congelador y los carritos de los niños". Por la tarde, con la situación en Écija controlada, la inquietud se trasladaba a los municipios de la vega del Guadalquivir.

Vídeo: Antonio Pizarro

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