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Colegio Safa Montellano
El alumno como actor principal del aprendizaje. Un papel activo bien distinto al que se le ha otorgado en la enseñanza tradicional. Así concibe el Colegio Safa Montellano la educación que se imparte en sus aulas. Este centro, en manos de la Compañía de Jesús desde 1959, se ha convertido en un referente de la Sierra Sur sevillana por sus programas de innovación pedagógica, que tienen como último fin estimular en los estudiantes su deseo de ampliar los conocimientos y desarrollar en ellos una formación individual y competente.
El Colegio Safa Montellano es concertado en todas sus etapas: desde el segundo ciclo de Infantil a la ESO (inclusive). Está integrado, además, por la Escuela Padre Villoslada (para niños de hasta tres años). Se encuentra en una localidad de 7.000 habitantes, donde sus responsables buscan que las nuevas generaciones a las que forman se impregnen de lo que denominan las 4C imprescindibles para el futuro personal: conscientes, competentes, compasivos y comprometidos. Se trata, en suma, de “ir a más”, un principio básico en la pastoral ignaciana conocida como Magis.
La dirección de este centro apostó hace años por situar al alumno en el centro del aprendizaje. Como “actor principal” de su educación. Para ello, era necesario efectuar una transformación que se está llevando a cabo a través de varios programas con escasos precedentes en Andalucía. Estos planes tienen un componente común: las metodologías activas y los aprendizajes cooperativos. Cada uno se aplica en función de las etapas que el estudiante cursa y de las enseñanzas que se imparten.
En la Educación Infantil y Primaria se han implantado tres programas: Inteligencias Múltiples, Ágora Communicative y Educación Emocional. El primero de ellos está basado en la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner. Este psicólogo estadounidense y sus colaboradores de la Universidad de Harvard advirtieron que la inteligencia académica (es decir, la que queda acreditada en las titulaciones y el expediente formativo) no se erige como factor decisivo para la conocer la capacidad de triunfo de una persona. Para ello, pone el ejemplo de quienes, con excelentes calificaciones, sufren problemas para relacionarse con otros sujetos.
Por tal motivo, Gardner prefiere hablar de “inteligencias independientes”. Aquí entrarían la inteligencia lingüística, que es la que domina el lenguaje y el poder comunicativo (de especial interés para políticos, periodistas, escritores y actores); la espacial, referida a la capacidad de observación desde distintas perspectivas (algo propio de fotógrafos, pintores, diseñadores, arquitectos y publicistas); la musical, de la que disfrutan quienes pueden tocar instrumentos, leer y componer piezas con facilidad; la corporal y cinestésica, que concierne a la habilidad motriz para manejar herramientas o representar ciertas emociones (aquí se incluyen bailarines, actores, deportistas y cirujanos); la intrapersonal, que regula las emociones propias e invita a la reflexión; la interpersonal, concretada en la habilidad para detectar y entender las circunstancias y problemas de los demás; y la naturalista, una facultad especial para adaptarse a los cambios propiciados en el entorno, lo que según este especialista ha sido esencial para la supervivencia del ser humano.
Partiendo de esta teoría, en el Safa Montellano se pretende que desde bien pequeño el alumno desarrolle sus principales destrezas a través de la creatividad y el juego. Con tal fin se ponen en práctica ejercicios relacionados con la geometría, el ajedrez o la segmentación de oraciones.
El Programa Ágora Communicative está pensado para la mejora del bilingüismo en todas las etapas educativas. El centro cuenta con varios “pilares esenciales” en esta iniciativa. Aquí se apuesta por el enfoque comunicativo, por los auxiliares de comunicación nativos (procedentes de Canadá y EEUU), la formación lingüística del profesorado, las estancias en el extranjero del alumnado de Secundaria y dos metologías clave: la CLIL y la Phonics.
La primera de ellas está basada en el aprendizaje integrado de contenidos y lengua extranjera, para que se lleve a cabo de una forma natural, con la motivación del alumnado. La segunda supone la enseñanza de la fonética, esto es, de los sonidos de cada letra del idioma extranjero. Por tanto, el estudiante y el profesor no se limitan sólo a la gramática y el vocabulario, sino que asimilan la pronunciación correcta como base fundamental para lograr una gran capacidad lectora y oral de una lengua distinta a la materna.
La Educación Emocional consiste en un nuevo sistema pedagógico -relacionado con el de las Inteligencias Múltiples- que persigue potenciar y promover no sólo el desarrollo cognitivo, formativo y cultural del alumno, sino sus factores sociales y personales. Se trata de que el menor se conozca a sí mismo y desde ahí se forje una personalidad y valores propios. Cuenta para ello con seis fortalezas (conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar) que se trabajan en el segundo ciclo de Infantil, una cifra que llega a las 24 al finalizar la Primaria.
Desde los seis a los 16 años (ya con la ESO incluida) se desarrolla el último proyecto que el Safa Montellano ha puesto en marcha: el Programa Ítaca, que como su nombre indica supone un “viaje” a través del conocimiento. Las claves que sustentan está iniciativa son un proyecto curricular propio, metodologías innovadoras y una evaluación cualitativa. Lo que se persigue es que el alumno, una vez acabada su formación en el centro, sea capaz de desarrollar al máximo sus capacidades, aprenda de manera autónoma y con otros, disfrute de una trayectoria profesional con garantías y, sobre todo, afronte con éxito los retos de la vida real, fuera del aula.
Este programa, además, supone un contacto con la calle. Así, por ejemplo, alumnos de sexto de Primaria se desplazan al mercadillo que se organiza semanalmente en la localidad para ejercer de reporteros y trabajar la expresión oral y las encuestas. O acuden al supermercado, donde ponen en práctica los algoritmos de sumar y restar; y a una cooperativa, en la que comprueban el significado de los porcentajes y los análisis químicos.
Todas estas iniciativas se mantienen en la línea puesta en marcha desde hace años por la Compañía de Jesús, cuyo modelo educativo se basa en la integración, la inclusión y el trato individualizado de cada alumno. Un prototipo de enseñanza que deja huella en la Sierra Sur.
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