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Cobre Las Cruces apunta a la acumulación de agua y a un terremoto como causas del derrumbe en la mina

Minería

Ya ha arrancado la primera fase del plan de estabilización, con el objetivo de poder recuperar en agosto la actividad extractiva

El corrimiento desplazó 9,5 millones de metros cúbicos de terreno, un millón de la escombrera norte, aunque la empresa descarta daño ambiental

La compañía mantiene el proyecto de mina subterránea, pero cambiará la ubicación de la galería, su estructura y la colocación de las infraestructuras asociadas

Una perspectiva del complejo minero, donde ya ha empezado la fase de estabilización de la corta. / M. G.
Trinidad Perdiguero

20 de febrero 2019 - 15:08

Los responsables de Cobre Las Cruces barajan como la causa más probable del grave corrimiento de tierras que se produjo el 23 de enero en la mina la coincidencia de dos factores: la acumulación de agua de forma vertical tras la pared del talud norte de la corta (lo que crea presión y empuja el material hacia adelante), y un movimiento sísmico que se produjo poco antes del incidente en la Costa de Portugal, cerca del Cabo de San Vicente. Alcanzó una magnitud de 4 grados en la escala Richter y, según las investigaciones, pudo ser el desencadenante.

Así lo explicaron este miércoles fuentes de la compañía, que se remitieron a las primeras conclusiones de los expertos públicos y privados con los que se está trabajando, aunque no está confirmado al 100%. Se avanzará en ello conforme se vaya despejando la zona afectada por el deslizamiento.

También pudieron influir las características de las margas o arcillas del terreno y el plano de estratificación, ligeramente inclinado, que ya se conocía y estaba monitorizado.

Ese primer avance sobre las causas de lo ocurrido se produce cuando se van a cumplir cuatro semanas del que ha sido el mayor incidente registrado en la mina a cielo abierto más grande de Europa. Una vez avanzada la investigación, se estima que afectó a 9,5 millones de metros cúbicos de material del talud norte, algo menos de lo que se calculó inicialmente.

Una acumulación de agua en vertical y tras el talud norte podría haber presionado al terreno

La mayor parte son arcillas o margas de la pared de la corta y alrededor de un millón de metros cúbicos (10,5%) son estériles acumulados en la escombrera norte, que sí tienen alguna carga contaminante, pero que cayeron sobre el resto, por deslizamiento, "como un tobogán", señala un portavoz de la empresa. Esta instalación se va a cambiar ahora de sitio.

Los informes de la empresa y encargados a terceros descartan hasta el momento que se haya producido algún tipo de daño medioambiental o al acuífero Niebla-Posadas, que pasa bajo la corta y recuerda que ya estaba sellado en un 70% con las mismas arcillas. También que el incidente se debiera a los trabajos de extracción e inyección en el acuífero.

Fuentes de la compañía insisten en que fue un incidente imprevisto del todo, completamente distinto a otros que se han dado en el complejo, en la época de construcción o en el borde de la cresta de la corta. Ninguno de los equipos de monitorización que la rodean lo detectaron, ni la "herramienta" láser que va escaneando distintos puntos alrededor de la misma para alertar de cualquier movimiento. Ésta realiza un chequeo completo cada 30 minutos, desde un punto hasta que vuelve al mismo. Los inclinómetros tampoco observaron movimientos los días previos.

"El fallo sucedió tan, tan rápido que el sistema no detectó el movimiento". Tuvo que ocurrir en menos de 30 minutos, insisten en Cobre Las Cruces, y destacan que se ha instalado nuevo instrumental, un sismógrafo, un georradar de lectura en tiempo real de los movimientos en la corta y un escáner 3-D que chequea de forma continua y en tiempo real toda la corta.

Hay datos de un seísmo cerca del Cabo de San Vicente que pudo ser el detonante del movimiento del terreno

En estas circunstancias, la empresa ya ha iniciado la primera fase del plan de recuperación de la zona que, según estima, durará unos 3 ó 4 meses. Para estos trabajos no necesita autorización de la Minas o de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, aunque se les ha enviado todo el plan, los procedimientos de trabajo y se está en permanente "coordinación con las autoridades", insisten.

La prioridad es asegurar la estabilidad de la corta. Dado que hay algunas zonas de riesgo, en las que tras el desprendimiento se han formado como acantilados, se está trabajando con maquinaria pesada manejada por control remoto.

Una vez estabilizada, la empresa pedirá el levantamiento de la suspensión de la actividad minera que la Junta decretó tras el accidente. La expectativa de la empresa es poder estar explotando de nuevo el yacimiento para el mes de agosto, aunque en función de cómo evolucione todo puede ser antes o después y las repercusiones en la facturación y producción serán importantes.

La compañía insiste en que nada alertó el movimiento, que se desencadenó en menos de 30 minutos

En este sentido, fuentes de la compañía destacan que el corrimiento ha enterrado las cuatro fases de la mina que ya estaban agotadas y la cinco, en la que quedaba algo de material, pero poco. No llegó a la fase 6, donde se acumula el mineral pendiente de extraer, en la zona Este de la mina y por donde se retomará la extracción, cuando se pueda.

Sobre el proyecto de minería subterránea, con el que la compañía pretende extender la vida del yacimiento más allá del año 2030 (de otra forma se agotaría en 2020), el portavoz de Minas Las Cruces confirma que los trabajos previstos en la denominada rampa de investigación (el túnel que también ha quedado sepultado por el corrimiento) ya se hicieron: la evaluación de si era posible hacer minería de interior, la evaluación del terreno y la investigación geológica.

Así, el incidente sólo tendrá implicaciones en el diseño y la localización de ese futuro pozo minero, así como en la colocación de determinadas infraestructuras asociadas, aunque se mantiene como proyecto de futuro. Si hay retrasos sobre el plan previsto será por los permisos, aclara el mismo portavoz.

Por otro lado, la compañía ha explicado que parte del material que ha caído sobre la corta debe recuperarse y tratarse, aunque otra probablemente se mantenga, debidamente estabilizada, para seguir con el sallado y relleno de la corta, en la parte en la que el mineral ya está agotado.

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