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Un tiroteo registrado a mediodía del pasado domingo en Brenes ha supuesto el último paso de la escalada de inseguridad que padece este municipio sevillano, donde el alcalde, Jorge Barrera, lleva cuatro meses pidiendo la celebración de una junta local de seguridad, sin que la Subdelegación del Gobierno le haga caso. El regidor solicita también más personal de la Guardia Civil para poder combatir la "impunidad" con la que los traficantes de droga se mueven en el pueblo.
El último incidente se produjo pasada la una de la tarde del domingo en la calle La Rinconada, una vía que no ha sido nunca conflictiva y en la que se encuentra situado el Hogar del Pensionista de la localidad. A apenas unos metros de este edificio, alguien abrió fuego contra otra persona en la puerta de una vivienda. La puerta de la casa sigue a día de hoy con los cristales rotos por el impacto de las balas, mientras que otro proyectil dio por error en la fachada de otra vivienda. En ese momento había personas pasando por la calle, aunque por fortuna no hay constancia de que haya heridos por arma de fuego.
Todo apunta a que el tiroteo está motivado por un ajuste de cuentas entre personas relacionadas con el tráfico de drogas, cuyas actividades ilícitas son conocidas desde hace tiempo en el pueblo. Sin embargo, han pasado ya tres días y todavía no hay ningún detenido por estos hechos. Estos disparos tuvieron lugar después de dos semanas en los que se han registrado varios incendios provocados de vehículos, en lo que todo apunta al mismo origen derivado del negocio de los estupefacientes.
La escalada de inseguridad en Brenes ha llevado al alcalde, Jorge Barrera, a alzar la voz para pedir una solución urgente. Barrera ya participó con sus vecinos en una manifestación que se celebró en diciembre contra los problemas de seguridad que padece su municipio. Por entonces, el Ayuntamiento pidió una reunión de la junta local de seguridad a la Subdelegación del Gobierno, que no ha respondido todavía.
El regidor alertó de que la sensación de seguridad no coincide con las estadísticas, puesto que en los últimos meses han ingresado en prisión tres delincuentes multirreincidentes que cometían robos con una elevada frecuencia. Esto sin duda ha provocado una disminución de la tasa de criminalidad, al registrarse menos delitos. Sin embargo, el incremento de la actividad de los traficantes de droga y sucesos como los incendios y el tiroteo derivado de este negocio es lo que genera una gran sensación de alarma y hartazgo entre la población.
"Ahora mismo los índices pueden ser estables, pero la sensación de inseguridad va creciendo. Y el problema ya no es por los robos, que los hay. Es la impunidad con la que se mueven los traficantes en el pueblo. La venta de droga al menudeo se da prácticamente en todas las calles, y eso es lo que más nos transmite esa inseguridad", asegura el alcalde, que añade que los traficantes son conocidos por todos los vecinos.
El tiroteo del domingo ocurrió en "una calle normal, con vecinos totalmente normales, que no es una calle conflictiva, que tenga índices de delincuencia". "Es inexplicable que aún no se haya detenido a nadie, cuando se sabe quiénes son los implicados. Fue un tiroteo como los de las películas del Oeste. Podía haberle dado a cualquier persona normal que pasara por la calle. El Hogar del Pensionista está al lado de donde fueron los tiros. Hay bares cerca. Pudo ser una desgracia", lamenta el primer edil.
El incremento del consumo de drogas ha sido parejo al de la venta. "Es evidente que ha aumentado, sobre todo entre los jóvenes, es algo que me preocupa como padre y como brenero. Hace unos días hablaba con uno de los responsables de la Guardia Civil y comentaba con él que había menos robos desde que entraron en prisión los tres delincuentes que cité antes. Me dijo que no me entusiasmara porque la nueva generación venía pisando fuerte".
A esta impunidad creciente de los traficantes se le une otra situación que afecta al pueblo, como es la trata de personas. "En Brenes se han instalado mafias" que se dedican a explotar laboralmente a personas, sobre todo de origen extranjero, principalmente rumanos. El alcalde agradece el esfuerzo de la Policía Nacional en la lucha contra estas redes. La Ucrif (Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedades) ha desarrollado varias operaciones en Brenes, con numerosos detenidos. Barrera anunció que condecorará a esta unidad de la Policía Nacional con la medalla de la seguridad. "Son los únicos que me están ayudando", asegura.
En cuando a la Guardia Civil, el problema es básicamente la falta de medios. "Hay prácticamente ocho guardias de calle para siete núcleos, no sólo para Brenes. No tienen medios. No pueden cubrir los tres turnos. Tienen un Nissan Terrano con más de veinte años y que debe tener alrededor de un millón de kilómetros. El cuartel se cae a pedazos", apunta el regidor. El alcalde participó hace dos años en la detención de José Antonio Sánchez Barriga, el testigo número uno del caso Arny, por su participación en un homicidio cometido en una vivienda del municipio, un crimen que también estuvo motivado por las drogas.
El Ayuntamiento ha reforzado la Policía Local con la creación de dos nuevas plazas y la recuperación de agentes que estaban de excedencia y en comisiones de servicio, por lo que se sumarán en total cinco policías más en los próximos meses. A esto se le añade la colocación de cámaras para regular el tráfico, que ha esclarecido numerosos delitos en el municipio.
Por si fuera poco, todo este cóctel de delincuencia y tráfico de drogas se ve agravado por la llegada de una inmigración incontrolada que está generando problemas, al hilo de las mafias que explotan a los trabajadores en el campo. La mayoría de las víctimas de esta trata son rumanos, mientras que la comunidad magrebí es cada vez mayor en Brenes y se están dando ya episodios de tensión con la población local. Los traficantes de droga son casi todos españoles.
"No es mi intención crear alarma, pero para solucionar un problema lo primero es reconocer que existe un problema", apunta el alcalde. "Estamos dotando de medios a la Policía Local pero no podemos asumir competencias de droga o de seguridad ciudadana, que los municipios no tenemos. El Ayuntamiento de Brenes va a desembolsar todo lo que pueda y más para transmitir seguridad. Somos uno de los pocos municipios de la zona que tenemos policía local las 24 horas. Y no llegan. No pueden ni hacer sus funciones, que son velar por el cumplimiento de las ordenanzas municipales. Yo he estado con ellos y el teléfono no deja de sonar". El gobierno municipal brenero colocará también una nueva jefatura de la Policía Local, que irá en la barriada de Andalucía, la zona más conflictiva del pueblo.
Toda esta valentía para plantar cara a los delincuentes ha hecho que sea objeto de amenazas. "Me dijeron que tuviera cuidado, que podía tener problemas e incluso costarme la vida. Yo se lo dije al jefe de la Policía Local pero no le di mayor importancia". Al cabo del tiempo, se personó en una trifulca que hubo en la barriada de Andalucía, conocida popularmente como la Uve. La reyerta se originó entre ciudadanos argelinos, de los que hay un comunidad importante en el pueblo, y españoles. Los implicados sacaron los machetes comúnmente conocidos como abrecocos.
"No sé si fue por la desesperación de algunos o no, pero le dijeron a mi suegra que si en algún momento pasaba algo, le harían lo mismo a mis hijas. Ella me llamó nerviosa. Yo acudí allí y me entrevisté con varias personas, a las que les dije que ni se les ocurriera acercarse a mis hijas, porque entonces dejaría de ser alcalde".
Los vecinos de la calle Rinconada, escenario del último tiroteo, corroboran las palabras del alcalde, aunque lo hacen con miedo y sin querer salir públicamente. "Todos sabemos lo que pasa y quiénes son, pero vivimos aquí y tenemos que aguantarlos, entiéndame", dice una persona este martes en el Hogar del Pensionista. Ninguno de los parroquianos presenció los hechos, porque los que había estaban dentro y no en la calle, pero muestran cierto hartazgo por la situación de inseguridad que padece el pueblo.
En la casa tiroteada se aprecian los restos de los disparos. Al menos dos impactos destrozaron los cristales de la puerta de la vivienda, en la que nadie responde a la llamada y que permanece con las persianas bajadas. Una vecina de otra zona de la calle explica que escuchó los disparos y no quiso salir. Uno de los impactos dio en una pared cercana. Alguien debe hacer algo antes de que la situación se descontrole, apuntan los residentes.
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